María Pérez lleva dos días de purpurina y éxito. El domingo recibió en Mónaco el premio a mejor atleta mundial en pruebas fuera del estadio. Un triunfo para la marcha con un aval inapelable: cuatro oros mundiales más una plata y un oro en los Juegos. “He tenido que ganarlo todo, seis medallas en tres años, para que me lo den”, reivindicaba la granadina, enfundada en un elegante vestido azul. Este lunes volvió a vestirse de gala, un elegante traje blanco, en el Palace para recoger el Premio AS. En la puerta del hotel, decenas de fans le pedían autógrafos. Un bonito día en el que recibió la atención de la estrella mundial que es.

María recoge los premios con humildad y entusiasmo, aunque el ‘éxito’ también lo encuentra en motivaciones profundas. Pérez defiende el trabajo meticuloso. Junto a su entrenador, Jacinto Garzón, ha superado todas las barreras (técnicas y físicas) y es una marchadora que, con 28 años, ya marca una época. Pero la versión ‘superguerrera’ de María Pérez no tendría sentido sin el valor de la amistad. La que tiene “de toda la vida” con Jacinto o la que le une con Antonella Palmisano, rival en el asfalto. “Es mi ídolo y comparto con ella mis triunfos”, dice María. Una mujer de éxito.

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