ATLETISMO | MUNDIALES EN BUDAPEST
“La marcha te tiene que gustar... o estar loco”
Álvaro Martín comparte gesta con María Pérez: “Es un gran día para la marcha y para el deporte español”, dice. Y manda un recado: “No he visto a Coe en meta, pero vamos a salvar la marcha”.
-¿Cómo ha visto la prueba?
-Ha sido increíble porque yo no tengo la calidad que tiene María Pérez, que tiene un récord del mundo y lo ha hecho más fácil. Yo sabía que si quería hacer esta gesta, como la del sábado, me tenía que emplear a fondo. La carrera ha sido durísima. En el primer ataque que he hecho ha sido para poder ganar. Pintado y Kawano me han podido coger porque iba muerto totalmente y además psicológicamente iba muy duro. En el último kilómetro he dicho: ‘No voy a ganar físicamente’ porque Pintado estaba muy fuerte y he dicho si no puede ser físicamente hay que intentarlo psicológicamente. Yo creo que lo último que podía él pensar es que le atacara con esa fuerza. He sufrido como nadie pero gracias a todas las técnicas psicológicas de Pablo del Río, de auto refuerzo, de auto convencimiento, de eficacia, de decir ‘pelea, pelea hasta el final’, y ha salido bien. Cuando he llegado a meta, reventado por 55 kilómetros de competición, no podía más. He dado todo, he hecho marca personal en las dos distancias y ganar dos medallas de oro y compartirlo con María Pérez es un gran día para el deporte español y la marcha española.
-¿Cuando ha dado el ataque definitivo a Pintado, ¿sabía que tenía dos amonestaciones?
-Claro. Esto entra dentro de la estrategia. Sabía que además a lo mejor no podía arriesgarse. Pintado es un gran marchador. Ecuador tiene a la leyenda de Jefferson Pérez. Intentamos tenerlo controlado y si un compañero de al lado tiene dos tarjetas intentamos apretarlo.
-¿Ha sido una carrera más difícil que los 20 km?
-Por supuesto. Las condiciones eran distintas, teníamos miedo del japonés Kawano, que venía fresco al no competir en los 20, y yo, aunque venía con la tercera mejor marca mundial, sabía que iba a ser otra película distinta. Creía en mí. Era difícil meterme en carrera y no dejarme llevar por el oro del pasado sábado. Incluso algún compañero de selección me ha dicho que estaba muy serio. Ahora solo quiero llegar a casa, celebrarlo con mi familia, con mis paisanos, con mi club, CAPEX, y con mi pueblo Llerena.
-Este año era la última vez que se disputa la prueba de 35...
-El año que viene en los Juegos podríamos pelear hasta tres medallas máximo. Nos hemos despedido de la distancia de la mejor manera posible. Tenemos un gran reto por delante. Tenemos tres cuartos puestos en Tokio, algo que fue muy doloroso. La gente nos daba la enhorabuena pero no estábamos contentos porque sabíamos que podíamos pelear por más. Esperemos que el año que viene los equipos que presente España puedan aspirar a todo.
-¿Estaba Sebastian Coe en la meta de la marcha?
-No lo he visto. Creo que no. A posteriori del campeonato tenemos que hablar con otros marchadores y vamos a intentar reunirnos para ver qué podemos hacer. No me quiero centrar en ello pero nuestra disciplina está en riesgo. Lo vamos a salvar, no me cabe duda. Nos vamos a dejar la piel y no solo España sino el
-¿En alguno de sus mejores sueños pensabas que se iría de Budapest con dos oros?
-No, hay que ser honesto. Estaba muy bien, había entrenado muy bien, y sabía que ganar una medalla sería increíble. Ganar el oro es la hostia y cuando por ello la gente da por hecho que iba a ganar una segunda yo decía ‘piano, piano’ porque el resto también son muy buenos. Yo solo pensaba en hacer mi carrera. Si hemos podido ganar otra medalla es porque somos realistas pero también ambiciosos.
-¿Ha sido consciente de la carrera de María Pérez?
-No me podía fijar tanto porque no soy tan crack como ella e iba a muerte en mi carrera, pero estaba al tanto y sabía que podía hacer historia. Es increíble. En Podebrady fuimos oro, fui testigo de su récord del mundo. Es una luchadora. Mira como se ha recompuesto después del año pasado tan duro que tuvo y es porque es una luchadora. Estaba tocada físicamente y ha salido a por todas. Poder disfrutarlo con una gran compañera y una gran amiga es un día histórico.
-¿Y de que incluso le animaba?
-En Podebrady, en un momento que nos doblamos, nos animábamos, pero aquí no iba tan sobrado. Iba muerto, sufriendo mucho, pero la calidad y superioridad que tiene es tremenda. Yo a ella la he animado cuando he llegado a meta porque en carrera no podía.
-¿Se puede ser marchador sin ser luchador?
-Se dice el pecado pero no el pecador. Estaba desayunando a las 3:50 y dos compañeros o compañeras estaban volviendo y al vernos han dicho ‘esta es la vida del marchador’. Hay que luchar mucho, son muchos kilómetros a solas. Me da rabia no estar con el resto de compañeros porque tenemos que cenar a las siete, comer a las doce, nos acostamos a las diez. El resto como tienen otros horarios van a esos horarios. Esto te tiene que gustar... o estar loco.
-Después de la medalla de los veinte muchas miradas iba a estar puestas en usted por si repetía. ¿Eso le hace tener presión?
-En absoluto. A la marcha española se le piden medallas, que es lo lógico, pero no es presión, es responsabilidad. Nosotros tenemos un gran legado en la marcha española con grandes hombres y mujeres y lo mantenemos con responsabilidad. Es cierto que había posibilidad de doblete pero lo aceptamos con responsabilidad. Yo me iba a dejar la piel independientemente de ser cuarto, tercero o primero.
-¿Cómo ha sido desde el sábado el trabajo de los recuperadores?
-Había que intentar estar lo más fresco posible porque ese era el reto también. Las chicas lo tenían más difícil porque tenían un día menos y en el caso de María Pérez estaba tocada. Yo no me puedo quejar de los médicos de la selección española porque no solo te ayudan a recuperarte sino con el mimo y cariño que te tratan. Es una faena que tengan que subirse a un autobús con nosotros a las cuatro de la mañana bostezando pero están al pie del cañón. Es un éxito colectivo. Lo más difícil no es tanto lo físico sino lo psicológico.
-Cuando se ha abrazado con el público español le llamaban leyenda. ¿Se siente así?
-No, en absoluto. Leyendas hay muchas. Para empezar hay que hacer medallas olímpicas y no tengo el honor de hacerlo. Hoy ha sido histórico pero a ver si podemos seguir ampliando mi palmarés, también el de María. Igual Miguel Ángel López, Raquel González o Marc Tur no han tenido su día. Cristina Montesinos lo ha hecho muy bien. Nosotros no hablamos de leyendas, hablamos del legado de la marcha española, de seguir. Que no haya una generación muy buena y después desaparezca sino que sigan viniendo y podamos seguir peleando.
-Antes del campeonato se habló del uso de la plantilla inteligente. ¿Era consciente durante la carrera de la marcha tan irregular de Aurélien Quinion?
-Cuando se ha escapado tanto no. Es una cuestión subjetiva de los jueces. Creo que ha sido muy arriesgado. En Podebrady le pasó lo mismo y se fue al ‘pit lane’. Es un componente que tiene nuestra disciplina. La marcha española tiene uno de los mejores para entrenar la técnica. Yo entreno con el mejor, que creo que es Miguel Ángel López, y sabía que era cuestión de estrategia.