“Hay que pasar por cosas malas para ser consciente de lo que cuesta”
María Pérez visita AS con sus relucientes oros de Tokio y recuerda el duro 2022 como un gran año: “De ahí sale la nueva María. Con la misma hambre, pero más madura”.


María Pérez García (Orce, Granada, 29/04/1996) sólo tiene de diva su palmarés. En todo lo demás, es simplemente “María”. Y lo explica: “Las personas son con su esencia natural. En el momento que la pierden y les absorbe un personaje ya no son ellas. A mí nunca me ha comido ese personaje y no quiero que lo haga”. Humildad real para una gigante de 156 centímetros que a la visita a AS viene acompañada de las dos medallas de oro en 20 y 35 km marcha de los Mundiales de Tokio 2025, la mitad de las que tiene tras su anterior doblete en Budapest; acompañantes en una caja fuerte (que pronto será vitrina que “estará completa cuando me retire”) de otras dos olímpicas (oro y plata) y un oro continental. Botín que tiene opción de seguir creciendo en los Europeos de Birmingham 2026, los Mundiales de Pekín 2027 y los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 2028. “El oro individual es el sueño que me motiva ahora, pero como dije en Tokio: si sale bien, y si no seré la mujer más feliz del mundo, porque ya lo tengo y junto a un amigo. Como le digo a Álvaro (Martín, su pareja en el relevo mixto de los Juegos de París) no te puedes olvidar nunca de mí porque esto es como un matrimonio, no tenemos un hijo, pero sí un oro olímpico que es de por vida”.

¿Por qué esa fecha? “Después será un punto y aparte o un punto seguido. Quiero ser madre porque no todo en la vida es el deporte, también nos merecemos otra vida fuera. Ya lo he ganado todo y aunque lo que hago me apasiona y me encanta hacer disfrutar a la gente desde casa por la tele, debo ser egoísta. He retrasado cuatro años más porque siempre dije que lo haría cuando consiguiera una medalla olímpica. Hay atletas como Ana Peleteiro, que lo compatibiliza perfectamente, pero yo ahora mismo sería madre soltera y mis padres viven a una hora y cuarto de mi casa con lo cual soy una persona sola para una criatura. Además, hay disciplinas que no necesitan tanto tiempo de entrenamiento, pero yo entreno mañana y tarde; y si paso una mala noche de no dormir y al día siguiente tengo que hacer 20 kilómetros puede traer más lesiones. Además, no quiero que mi hijo/a viva 180 días fuera de casa ni dejarlo a otras personas cuando esté de concentración o de competición. Al tomar la decisión es para tener la responsabilidad en todos los sentidos. Mis padres serían los abuelos más felices del mundo, pero pienso que yo no traigo niños al mundo para que lo críen otras personas”.

Crónica de un fin casi anunciado, pero con tres años por delante para el terremoto de Orce, explica con total naturalidad su afición por un producto muy español mientras lo degusta en la reunión con los máximos responsables de este medio. “En Japón tenía en mi nevera. El día que me echen de un país o no me dejen entrar, ya sabrás por lo que es. Ni me habré peleado ni metido con nadie... es porque llevaba más jamón de la cuenta y me lo han pillado (risas). En los viajes lo llevo por todos lados. Debajo de la ropa, en los compartimentos de las maletas... Como va envasado al vacío y no huele... El jamón, el aceite y el tomate para mí es lo mejor que tenemos. Antes de ir a Tokio estaba en Barcelona y no tenía mucho margen de maniobra, así que me metí en un supermercado (de una conocida marca en nuestro país) y ahí lo compre esta vez”.

De regreso a España, tras unas merecidas vacaciones en México “para desconectar y reponer fuerzas”, María reconoce que aún no ha interiorizado bien su gran éxito, pero que sí han notado su aumento de fama a nivel popular: “Sinceramente, no soy consciente de lo que he hecho. Van pasando los días y si noto que la gente me conoce más, soy un poco más consciente de que ya no puedo liarla o hacer las tonterías que hacía en los aeropuertos (ríe). Sí, he notado el aumento de reconocimiento entre la gente. El otro día en el aeropuerto, como siempre iba sin gorra ni gafas, y la mucha gente me llamaba. Me aplaudieron en el avión y me moría de vergüenza... Lo noto en los taxis, el tren... Los medios de comunicación tenéis una labor importante que es transmitir lo que nosotros los deportistas hacemos para acercarnos más al espectador y eso hace que tenga más repercusión”.

Humilde siempre, baja la cabeza y casi se sonroja al recordarle que es la única mujer en la historia con dos dobletes mundiales consecutivos y el cuarto ser humano de todos los tiempos tras Usain Bolt, Carl Lewis y Mo Farah. Casi nada. “Impone, pero yo no lo hago esto para tener más repercusión ni para ser mejor que nadie, sino para superarme a mí misma. Y siempre tiene que haber una primera mujer para que las nuevas generaciones vean que no hay nada imposible y que se pueden cumplir los sueños. Eso sí, hay que trabajar mucho tiempo y renunciar a muchísimas cosas, pero me siento una privilegiada porque con mi sufrimiento hago feliz a muchísimas personas y eso no todo el mundo lo puede decir”, explica la marchadora granadina. Y apostilla: “Me siento una privilegiada de vivir en una sociedad donde a nivel deportivo hay tantísimo nivel compartiendo los mismos años con Carolina Marín, Mireia Belmonte, Saúl Craviotto, Rafa Nadal...”. Enlace perfecto para preguntarle por el Princesa de Asturias... “No depende de mí. Si me dices, ¿te gustaría? Claro que me gustaría. Es un premio con un reconocimiento global muy importante, pero el jurado no tiene nunca un papel fácil”.

Tras incidir en que los cambios en la marcha son “un perjuicio para España porque la opción de medallas disminuye con lo que eso supone y repercute a nivel financiero en toda la pirámide hasta la base”, Pérez sorprende al elegir su mejor año. “2022”, responde. ¿Por qué elige la temporada en la que fue descalificada en Oregón y Múnich y tuvo que cambiar su forma de marchar? Responde: “Todo el mundo debe pasar por cosas malas, sino no seríamos conscientes de lo que cuestan las cosas en esta vida. Cuando te encuentras grandes piedras por el camino es cuando vas a aprender y mejorar, no como deportista sino también como persona. De ahí sale la nueva María, la de ahora. Con la misma hambre, pero más madura”. Una atleta portentosa con una cabeza muy bien amueblada a la que le encanta “escribir reflexiones de mi vida” y “el baloncesto”. Y por supuesto disfrutar de la “familia y de mi sobrino”. Y “jugar al pádel... y el post”.
"Cuando te encuentras grandes piedras por el camino es cuando vas a aprender y mejorar, no como deportista sino también como persona"
María, sobre 2022
¿Y qué hará ‘cuando sea mayor’? “Aparte de dedicarme a ser madre, veré qué ofertas recibo del mercado laboral. Estoy terminando magisterio y me encantan los niños. Ya veremos. Y teniendo a Jacinto (Garzón, su entrenador desde los 11 años) no me voy a despegar de la marcha y del deporte porque aunque no quiera, él va a estar ahí para recordármelo”. Una unión que entronca con el espíritu de otro grande, Rafa Nadal, con el que ve semejanzas tanto en lo deportivo como en lo personal: “Pienso que por tener más medallas o ser más reconocida no tengo que cambiar nada de mi manera de ser, de mi manera de comportarme? Como hace Rafa, que agradece a su familia todo lo que ha conseguido. Yo igual, al final son los pilares fundamentales. Y mentalmente creo que tenemos una capacidad similar de sufrimiento y de agonía; de esa fuerza de que cuando estás mal no lo mostramos en el rostro”.

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María no confía en la pronta implementación de la tecnología en la marcha, “me retiro y no lo veo”, y aprovecha para reivindicar la importancia de los entrenadores de su especialidad en España: “Son la clave. Aman lo que hacen, son pura pasión. Y eso que no están ni bien considerados ni bien pagados”. Y se explaya: “Mi entrenador ha tenido contrato por primera vez este año. Es el primer ciclo olímpico en el que lo tiene, lo que le ha permitido a través de una excedencia poder aparcar su trabajo de maestro. Si todos cobraran lo que se merecen, iría todo mejor. En Italia, por ejemplo, el entrenador cobra la mitad de lo que cobra el atleta. Incluyendo los premios. Jacinto ha ganado 1.000 euros por cada medalla de oro. ¿Eso es normal? Y yo como atleta no he cobrado nada por estas medallas ni de la federación ni del CSD porque como World Athletics otorga unos premios económicos se considera que no son acumulables. Por eso al final los patrocinadores son nuestra tranquilidad”. Como tranquilidad para los amantes del atletismo supone que tendremos a María Pérez llevando la bandera de España por el mundo tres años más.

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