Un bronce a pierna cambiada

Imaginen a Leo Messi jugando obligatoriamente con la derecha o a Roger Federer dando su mítico revés con la izquierda. O a ustedes mismos intentando escribir con su mano menos habitual. Fátima Dzinzaletaite Diame Diame (28 años) se ha colgado el bronce, con un mejor brinco de 6,72, en los Mundiales bajo techo de Nankín batiendo en el salto de longitud con la pierna contraria con la que consiguió el bronce (6,78) en la pasada edición de la cita planetaria indoor en Glasgow 2024. Como ya hizo ayer su amiga y compañera de habitación y múltiples aventuras Ana Peleteiro. Como ambas hicieron en el mencionado certamen de Escocia hace dos años.

Diame voló en ese primer intento, que a la postre le dio el bronce: carrera a 33,4 km/h, batida dejándose solo 2,5 centímetros y perfecta extensión de su cuerpo con rápida recogida de extremidades superiores para no dejar huella trasera en la arena. Aprovechando la oportunidad a la perfección en un concurso con ausencias muy importantes como el podio olímpico (las norteamericanas Tara Davis y Jasmine Moore, y la alemana Malaika Mihambo) o el oro continental en Apeldoorn, la italiana Larisa Iapichino.

“Pedroso me ha cambiado todo. Hasta la forma de correr, la técnica de carrera y el impulso”, decía a AS en Oregón hace tres años, uno después de cambiar su residencia a Guadalajara para trabajar a las órdenes del nueve veces campeón del mundo y una olímpica. Sin embargo, la clave del increíble hito logrado por esta valenciana de 28 años de padre senegalés y madre portuguesa se lo debe a Rafa Blanquer, el entrenador que pulió este diamante durante años y le ayudó a decidir especialidad atlética porque Fátima destacaba en todas como demuestra que en 2014 (con 17 años) logró un doblete de oro coronándose campeona nacional en longitud y 60 lisos. Hacía velocidad, vallas, longitud... pero atraída por la estela de otras grandes saltadoras valencianas como Concha Montaner o Niurka Montalvo y alentada por Blanquer, Fátima se decantó por el pasillo y el foso.

Y con él aprendió a batir con ambas piernas. Por eso, tras vivir un complicadísimo invierno a raíz de una lesión sufrida en su talón derecho se vio obligada a cambiar la pierna de salto habitual. De la derecha, a la izquierda. Pero no fue drástico. El cuerpo de Fátima tenía memoria deportiva y todo empezó a fluir tras un decepcionante Campeonato de España en Gallur donde fue quinta con 6,27. Mismo resultado en la clasificación, pero con sensaciones y medición diametralmente opuestas en los Europeos de Apeldoorn donde llegó a 6,73. “Estoy para batir el récord de España de Niurka Montalvo incluso con la izquierda”, decía en Holanda soñando con los 6,88 de Lisboa 2001 que ya han cumplido 24 años. Ese récord quedará para otra ocasión, pero en China y pese a que la previsión de World Athletics solo le daba un 15% de colgarse una medalla, Fátima Diame regresará a España con el bronce en el cuello. Como su amiga Ana, como ambas ya hicieron en Glasgow 2024. El oro fue para la estadounidense Claire Bryant (6,90) y la plata para la suiza Annik Kalin (6,83).

“No estaba para nada tranquila, tenía el pulso a un millón”

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“Estoy muy contenta, pero a la vez me ha faltado porque me encontraba muy bien y sabía que podía estar ahí. Los nulos eran muy largos y me veía ahí en la lucha. No sé si para llegar a 6,90, pero ochenta y pico sí. Es una medalla mundial, no me voy a quejar (risas). Es lo que me dice Iván, que cuando voy relajada y no pienso es cuando salto. Cuando pienso en marca es cuando me bloqueo y salto peor. Con el 6,72 no estaba para nada tranquila porque es una marca que podían saltar muchas de mis rivales hoy aquí. Tenía el pulso a un millón, pero se ha logrado. Ya no me bajo del carro, me siento confiada, La Selección es una familia, nos apoyamos y animamos muchísimo. Es de las competiciones que más piña hemos hecho”, decía una sonriente Diame en zona mixta, tras explicar a la web oficial de World Athletics: “Hoy he disfrutado mucho del concurso. Ejecutamos nuestro plan a la perfección con mi primer salto e intenté saltar más, pero las rivales saltaron más que yo. Trabajaremos más con mi entrenador, tenemos que perfeccionar algo más la aproximación. El salto fue bueno, pero tenemos que trabajar en la carrera. Mi objetivo son los 7 metros. Esta temporada en pista cubierta ha sido dura porque he tenido que cambiar mi técnica debido a una lesión en la pierna derecha. No he tenido mucho tiempo para hacer los ajustes necesarios, pero me he sentido segura. Siento que se acerca una buena temporada al aire libre”.

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