ATLETISMO | EUROPEOS EN MÚNICH
Chocolate amargo para el 4x100
El relevo corto compuesto por Sonia Molina-Prados, Jaël-Sakura Bestué, Paula Sevilla y Maribel Pérez es cuarto en la final con 43.03, a 0.19 del bronce.
‘Grabad este momento’ les dijo Maribel Pérez (Sevilla, 29 años), la líder y ‘finisher’ Sonia Molina-Prados (Manzanares, Ciudad Real, 29), Jaël-Sakura Bestué (Barcelona, 21) y Paula Sevilla (La Solana, Ciudad Real, 25) nada más ser quintas del mundo en Eugene. Unidas en una piña disfrutaron juntas de un instante histórico, que acompañaban con un sensacional registro de 42.58, récord de España. La segunda vez que un relevo corto femenino bajaba de 43 segundos, la primera era de ellas mismas... 24 horas antes en la eliminatorias. En 2002, un 4x100 patrio paró el crono por primera vez de 44 segundos (43.78). 20 años después las ‘Speed Girls’ han convertido en habitual estar por debajo de 43. Así hicieron de nuevo para entrar en la final del Europeo de Múnich: 42.95.
Pero el deporte no son matemáticas y lo que siempre había salido como el engranaje de la maquinaria de un reloj suizo... enganchó ligeramente la manecilla. Todo se puede ir al traste por un mínimo error de medida, de extensión, de ángulo de la mano, de puesta en acción, de reflejos... Ya lo habían avisado. Pistoletazo de salida y Sonia en acción. La futura profesora de infantil, que empezó en atletismo para que la controlaran porque su padre estaba harto de perderla por el campo corriendo detrás de liebres o conejos, se puso en acción ‘recordando’ esa niñez de esfuerzos explosivos. 11.76 para ella, octavo puesto. Palo con problemas a la mano de Jaël, el portento con ojos vivaces y ascendencia guineana por parte de padre que ya avisaba de su talento consiguiendo medallas mundiales y europeas en 100 y 200 en categorías inferiores. De nuevo la más rápida, como en semifinales: 10.18 para llevar a España al quinto lugar.
Turno de Paula. La tímida estudiante de magisterio que dejó el fútbol para practicar atletismo para seguir ese sabio consejo de su abuela Candelaria de “soñad despiertos” debía llevar el testigo a manos de Maribel, la fisioterapeuta que envuelve a todas en su burbuja de intensidad. Lo hizo en 10.64 manteniendo posición y sin poder avanzar más. El rayo sevillano de 161 centímetros criado en Jerez debía volar sobre el tartán del Olímpico de Múnich. Y lo intentó todo. 10.45 para entrar cuartas, el oro fue para Alemania, con 43.03, cuarta mejora marca española de la historia en el relevo corto. Pese a no lograr el objetivo de llevarse una medalla, el abrazo entre todas demostró la comunión que hay entre ellas. Han demostrado que hay un 4x100 de mucho presente y futuro que ya deja como un resultado tibio una medalla de chocolate continental. Amargo, pero algo impensable hace unos pocos años.
“Nos reímos mucho, esa es una de las claves”, explica Bestué dando mucha relevancia al buen rollo que existe en el cuarteto y que transmiten hacia fuera. Por supuesto, además miles de horas de trabajo para mejorar la velocidad, el físico, la coordinación y que el testigo sea una extensión más de sus brazos. También concentración, ambición, talento y determinación. Pero no hay mayor definición de piña que este 4x100. Siempre se sabe que están llegando mucho antes de verlas: risas, gritos, algarabía, cantos... Y eso es innato, real, auténtico. Como el grupo de WhatsApp con mayor actividad de la empresa norteamericana y en el que sólo están ellas. Nadie más tiene cabida. Es una familia de seis, la del relevo corto femenino. Y hay que apoyarlas, seguirlas y confiar plenamente en ellas. Seguirán trabajando y dando grandes resultados.