La noche antes de ser campeón de Europa Sub-20 de 100 metros, Ander Garaiar durmió como un día más. “Me sale estar muy tranquilo, igual alguna vez estoy nervioso, pero no suele pasar”, asegura este velocista de Oiartzun, de 18 años. Una roca mental. Sonó el disparo en la pista de Tampere (Finlandia) y salió más reactivo que nunca. En el metro 30 iba primero y después desarrolló su velocidad de lanzado hasta ganar (10.40) por siete centésimas sobre la plata (10.47). Un mundo de diferencia, y el primer oro continental para la historia del atletismo español en 100 metros en cualquier categoría. Merecido Premio AS Promesa.

La historia de Garaiar comienza en el carril bici de Oiartzun, un bidegorri como lo llaman en su tierra, cuando entrenaba hasta hace algo más de un año con el colegio. “En el carril bici hacíamos entrenamientos, series de 100 y 150. Otras sesiones eran en el patio y para lo más específico nos íbamos a la pista de Irún”, reflexiona el velocista. Con un entrenamiento primario de dos o tres días a la semana batía récords de Guipuzcoa. Todo gracias a las sesiones en el bidegorri.

El salto a de Oiartzun a San Sebastián

En la zona ya se empezaba a hablar de Ander, que se fue a San Sebastián a estudiar un módulo de informática y decidió contactar con Valentín Rocandio, un experimentado entrenador donostiarra. Comenzaron a trabajar en septiembre de 2024. “Pregunté a la gente del grupo de entrenamiento qué tal era este Garaiar. Y me dijeron: ‘Este es canela en rama, de los buenos, buenos…’ No se equivocaron ¡Menudos zapatazos pegaba! Me di cuenta que teníamos una joya”, explica Rocandio en AS sobre su discípulo, que comenzó a entrenarse más en serio en el velódromo de Anoeta y en la pista de Hernani.

Rocandio, con el ojo buen afinado, pronto se dio cuenta de las características innatas de Garaiar, que no llega al 1,80 de altura y es un velocista fino: “Técnicamente corre muy bien, desde el principio. Tenía un pequeño defecto en el brazo izquierdo, que se le iba hacia un lado, pero lo hemos corregido bastante. Y su ciclo de piernas es muy bueno para su edad”. Garaiar, restándose importancia, también es consciente de ese talento: “He sido más o menos rápido desde siempre, y eso que al principio no siempre hacía velocidad”.

“Siempre supe que era rápido”

Garaiar

Con esa base, buenas sesiones de pesas y la continuidad del entrenamiento, Garaiar comenzó a forjar el principio de lo que parece una prometedora historia de alta velocidad. “Al principio los entrenamientos se le hacían muy duros, poco a poco iba entrando y en las series no siempre era el más fuerte, aunque sí acababa muy en forma”, relata Rocandio, que ha tratado de cuidar al máximo al diamante de la velocidad y protegerlo de las lesiones, la gran amenaza del velocista.

Un cambio de idea que le llevó al oro

De hecho, en un principio la idea de Garaiar era haber corrido los 200 en el Europeo de Tampere. Hizo unos potentes 20.74, pero unas molestias persistentes en un bíceps femoral hicieron cambiar el plan. “No podía hacer bien ni curvas ni series largas. Si había opción de trabajar la fuerza, pero no tanto la carrera”, se excusa Rocandio, que puso a Ander hacer salidas para afinar su reactividad y con ligeras pinceladas trató de explotar uno de sus puntos fuertes: “Me manejo muy bien cuando ya estoy lanzado y la verdad es que prefiero el 100, aunque en el 200 creo que podría hacer mejores tiempos”.

Así, Garaiar marcó 10.17 en 100 con viento ilegal, pero poco (+2.2, cuando el límite es +2.0). Legales corrió en 10.28 y con ello se plantó en Tampere, donde no era máximo favorito, aunque sí sonaba para las medallas. “Lo normal es que estén sobreexcitados, tomen cafeína, y les duelan las piernas antes de una final así, pero él estaba tan pancho” cuenta Rocandio con asombro. “Aceleré, salí bien y en el metro 30 o 35 ya me había despegado de los rivales. Normalmente, no salgo bien en las carreras de 100, pero en el Europeo sí lo hice”. Y se colgó el oro. Era campeón de manera tranquila. Había hecho historia.

“Antes de la final todos estaban sobreexcitados y él iba tan pancho”

Valentín Rocandio (Entrenador de Garaiar)

La marca del oro fue 10.40, más bien discreta, pero la pista finlandesa no es demasiado rápida, hacía viento en contra y la temperatura era fría (17-18 grados) para la velocidad. Los expertos calculan que se escapan así sobre dos décimas, lo que sí fueron inapelables son las siete centésimas que sacó al neerlandés Jozhua Revierre y al británico Teddy Wilson. “Con la salida que hizo, yo vi que no lo iban a coger. Era ganador”, exclama el entrenador Rocandio.

“Las primeras dos o tres semanas hubo mucha gente que quería hacer entrevistas, mucha gente escribiendo, pero luego ya todo se tranquilizó y bastante normal”, cuenta Garaiar, con la misma pausa que gestiona las tensas carreras de 100 metros: “Soy tranquilo. Como se ve en los vídeos. No hago mucho: voy al cole, vuelvo, igual juego a algo, estudio y me voy a entrenar”.

Y aunque ni él lo perciba ni le afecte demasiado, la realidad es que ya hay un foco sobre Garaiar, un campeón de la distancia estrella del atletismo. “El 100 es una prueba muy mediática. No es lo mismo ganar en otras disciplinas que en velocidad. Tuvimos a Bruno Hortelano, que fue una gran ilusión para el atletismo español, Ander genera esa misma esperanza”, señala Rocandio sobre su discípulo, que ya ha firmado con el gigante deportivo Nike.

Los récords de Hortelano (10.06 en 100 y 20.04 en 200) aún quedan lejos de Garaiar, que todavía es joven, no tiene prisa y ante sí hay muchas etapas por delante. “No pienso en ninguna marca. Si surge estar cerca de 10 o bajarlo, bien, pero no pienso en eso demasiado”, cuenta el de Oiartzun. Rocandio hace su pronóstico: “Es un chaval que aún está por hacer pese al nivel que ya ha alcanzado. Yo creo que puede estar por debajo de 10.10, sin duda. Es consistente, pero es mejor no presionarle. Este año el objetivo es bajar de 10.20”.

Un reto con Ibai y la referencia de Tebogo

Hasta el streamer Ibai Llanos lo ha llamado para participar en un reto. Ibai corría primero 10 metros y Ander 100, luego 20 Ibai y Ander 100, y así hasta que Ander lo batiera. Se calentó un poco. “Hice siete series de 100 muy fuertes. Estaba con Ibai, no iba a hacer 12 segundos. Creo que el más rápido fue 10.58. Acabe bastante cansado, pero la verdad es que Ibai y su equipo fueron majísimos”, cuenta Garaiar, que estaba “nervioso” en el reto, algo que no le sucedió en la final del Europeo.

Garaiar es un chico de su tiempo, amante de la tecnología y, sobre todo, muy rápido. Como referentes internacionales se fija en Tebogo, el fino campeón olímpico de 200, y en el canadiense a André de Grasse. “Me gusta, porque tiene buena técnica y corre así muy suelto”, explica Ander, que se ve igual que antes de ser campeón de Europa con su gente de Oiartzun. “No creo que presuman demasiado, allí me tratan igual”. Aunque todos los vecinos se acordarán del bueno de Ander Garaiar, cuando pasen junto al carril bici. De allí ha surgido un campeón de Europa de 100 metros. Casi nada.

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