Argentina enseña el camino a España en su centenario
Los Leones caen ante los Pumas delante de unas 20.000 personas en el duelo que conmemoraba los 100 años del rugby en este país.
La primera Selección femenina que se clasificó para un Mundial allá por 1991, un exseleccionador mítico como Gerard Murillo, el fallecido Kawa Leauma, varios de los Leones sub-20 campeones del Trophy, exinternacionales de postín como ‘Pirulo’ o Fran Puertas... Era un día para celebrar. Para celebrar 100 años de rugby en España (en realidad 101 si atendemos a la fecha de creación de la RFER, 1922, 100 si atendemos al primer Campeonato de España, disputado en 1923). De pelota oval amenizando los campus universitarios, de hermanamiento con otras latitudes, de terceros tiempos, de concordia, de fraternidad y también, para qué obviarlo, de algún disgusto, sobre todo en tiempos recientes. Y eso, celebrar, fue lo que se hizo en el Cívitas Metropolitano de Madrid este sábado, poblado por unas 20.000 personas, entrada menor de la esperada, muy digna para las fechas y el recorrido de este deporte en España. Lo de menos, el resultado, un contundente y esperado 3-62.
Apenas una de las visitas albicelestes a la 22 española en la primera mitad no se tradujo en puntos. Este es un deporte en el que, a diferencia de otros como el fútbol en el que las carencias quizá se esconden más fácilmente, en el rugby no hay trampa ni cartón. No se puede poner el autobús. Cuando un equipo es superior en términos de precisión y en lo físico, y Argentina está varios peldaños por encima de España en ambos aspectos, pasa por encima de su rival. Salvo contadísimas excepciones (aquel Japón-Sudáfrica de 2015), no existen los ‘maracanazos’.
Pese a todo, España ofreció una digna versión en una primera parte en la que se aventuró en un par de ocasiones en la 22 de los Pumas, una de ellas aprovechada por Vinuesa para pasar un golpe de castigo. El desequilibrio en los contactos, evidente, se tapó con compromiso. Pero lo inevitable, el chorreo de marcas sudamericanas, ocurrió. Cuatro, de varios colores, llegaron antes del descanso: Mallía, Sclavi, Mateo Carreras y Cubelli, este último uno de los pocos titulares en un equipo que está con la cabeza en el Mundial de Francia.
La distancia se acrecentó en la segunda parte por razones obvias: el refresco argentino era de mayor enjundia. Al poco de salir De la Fuente, titular habitual, puso su granito de arena. Antes Kremer, y después Bogado, también encontraron la zona de marca de una España que prácticamente solo pisó el campo contrario cuando tuvo que poner el balón en juego de nuevo tras un ensayo en contra.
Isa y de nuevo Bogado cerraron un marcador anecdótico. Porque lo de este sábado trataba de que los ‘rugbiers’ venidos de todas partes de España, muchos niños, orgullosamente ataviados con los colores de sus clubes, y la gran comunidad de argentinos residente en estas tierras disfrutarán de un partido hoy por hoy difícil de ver en este país. También, por qué no, de aprender de un país que en rugby nos lleva muchos años de ventaja. Esperemos que no se tarde otros 100 en llegar a su nivel.