Entre Nava y Santander, 300 kilómetros de máxima rivalidad

Nava de la Asunción, un pueblo de 3.000 habitantes de Segovia, tiene en su equipo de balonmano el orgullo de toda una población que se transmite a toda la provincia. Es la localidad más pequeña en la historia de la Asobal, y actualmente, con un pabellón para mil personas, prácticamente acoge a un tercio de la población en cada encuentro, un frontón remozado para jugar de manera profesional. Unos viveros de fresa que exportra a toda Europa mantiene al equipo en la élite.

Santander es una sede clásica del balonmano español, por donde han pasado los mejores jugadores del mundo, que ha sido campeona de Europa, que ha animado a jugadores únicos, como Talant Dujshebaev, que crió a sus hijos en la capital de Cantabria.

Este domingo se vivirá una rivalidad especial entre estas dos poblaciones que distan 300 kilómetros, y que sin jugar directamente entre ellos van a estar enfrentados porque uno de los dos acompañará al Antequera directamente al descenso.

Entre el Nava y el Sinfin hay un punto de ventaja para los naveros, que a igualdad de puntos con el Sinfín seguirían en la Asobal. Es decir, el equipo cántabro necesita ganar, y que no pùntúe el Nava, al que dirige Zupo Equisoain, un histórico en la Liga que esta en una pelea decisiva en su carrera.

Los dos equipos  juegan a la misma hora (17:00), y en casa: el Sinfín recibe al Antequera, descendido, y el Nava al Anaitasuna, al que ya no se juega nada en la clasificación, en la que quedan en el aire el subcampeonato entre el Granollers (le vale con empatar) y el Bidasoa (necesita ganar y que pierdan los vallesanos ante el Valladolid) y el último puesto para Europa, entre el Cuenca y el Logroño, en igualdad de puntos pero con ventaja conquense. Y queda la promoción, en la que también está envuelto el Valladolid, que si pierde y gana el Nava, tiene ahora mismo 12 tantos de ventaja con los naveros para no ser el antepenúltimo de la Liga,