Como la regata se suspendió por falta de viento el Rey Emérito cambió de planes y en vez de navegar con el Bribón se acercó al Palacio de los Deportes de Pontevedra para ver el partido entre el Cisne y el Barça B. Más que nada por ver a su nieto, Pablo Urdangarín, que esta vez no estaba citado por Carlos Ortega para el primer equipo.

Parece que fue una visita por sorpresa porque Juan Carlos I se sentó en primera fila, pero prácticamente sin medidas protocolarias más allá de sus escoltas oficiales.

Esta vez el Rey Emérito no fue talismán para su nieto, porque el Barça perdió de manera contundente: 36-29. Ahora bien, no era un choque intrascendente porque el Cisne local se jugaba el ascenso a la Asobal, la segunda de su historia, tras militar un año en la élite hace dos temporadas.

El club gallego acompaña al Guadalajara que logró el ascenso la jornada anterior, por lo que sólo queda por decidir el tercer equipo que pueda pelear por el ascenso en la promoción.