Una plata contra viento y marea

De empezar en el mundo de los deportes con el tenis a cambiarlo por el vóley pista y de ahí, al vóley playa. De tener como referentes a Roger Federer y a Rafa Nadal, a mirar como ejemplos a seguir a la estadounidense Kerri Walsh y a la brasileña Eduarda “Duda” Santos. Daniela Álvarez y Sofía González dejaron la raqueta para golpear y bloquear el balón en la arena.

El ser de las mejores jugadoras de España de su edad les llevó a Lorca, donde se encuentra el Centro Internacional de Desarrollo a continuar su aventura. Compartían mucho de su tiempo juntas: desde convivir en la residencia hasta incluso escaquearse en el recreo del instituto. Mientras tanto, se enfrentaban o unían fuerzas en campeonatos, donde la andaluza se encargaba de contribuir a la pareja con su impulsividad propia mientras que la asturiana era quien aportaba la tranquilidad y la calma.

Una vez superado el bachillerato, Daniela voló para Estados Unidos, mientras que Sofía se quedó en España. “Está claro que del vóley playa no vas a vivir toda tu vida. Tienes que tener algo”, señalaba Sofía. Por ello, la malagueña escogió opositar para policía, mientras que la gijonesa estudia al otro lado del charco para ser actuaria. Y, como suele pasar en todos los deportes que no sean fútbol, baloncesto o tenis, la falta de dinero y de visibilidad es protagonista. “No vendrían mal más patrocinadores, la verdad”, exponía la jugadora de Gijón.

Pero si hay algo que estas fenómenas recordarán toda su vida será el reciente Campeonato del Mundo sub-21 celebrado en Phuket. Una medalla de plata no se logra todos los días. Y mucho menos con todo lo que les ocurrió. Una en Málaga y la otra en Miami, se encontrarían en Doha. Sin embargo, la burocracia hizo su aparición. “No me dejaban embarcar en el avión porque unos papeles tenían mal la fecha”, contaba Daniela. Tras multitud de llamadas, coincidieron en la capital catarí para poner rumbo juntas a Tailandia después de seis meses sin verse.

Ese inicio alterado no hizo otra cosa que incrementarse. Sin haber entrenado juntas para la competición, Daniela sufrió un golpe de calor el primer día en Tailandia. El segundo día pudieron entrenar pero sirvió más como adaptación al tiempo y a la humedad que como día de entrenamiento. “El tercer día ya nos pusimos en serio”, relataba Sofía. Y menos mal, pues al día siguiente comenzaba el campeonato.

Tras una fase inicial extraordinario, los problemas volvieron a la pareja española. En el penúltimo punto de octavos, Daniela notó un tirón en su cuello, algo que ya le había sucedido en el verano pero que al día siguiente se le había pasado. Cuál sería su sorpresa cuando se despertó y ese dolor no se había ido. Brasil era la rival de cuartos, y una de las dos integrantes apenas podía moverse. “Si vieras por la mañana dándole con el secador para que tuviera el cuello caliente”, decía entre risas Sofía.

Aun con esas complicaciones, se plantaron en la final ante la pareja ucraniana El primer set marcha para las del este de Europa, mientras que el segundo se viene para casa. En el tie-break, con en el 2-1, el cuello de Daniela dijo basta. Tras un tiempo médico, la dupla española tuvo tres bolas de partido, pero finalmente sucumbieron. ¿Qué pasó? “¡Que tiré una diagonal corta!”, se lamentaba la gijonesa.

Con la plata al cuello, Daniela y Sofía ya miran al futuro. “La clasificación para Paris 2024 es un objetivo pero está complicado”, aclaraban. Sin embargo, ese futuro tiene un camino diferente para cada una, pues ya no jugarán más juntas. Daniela anunció con el nuevo año que su nueva pareja será Tania Moreno en busca de esos Juegos en París. Por su parte, Sofía formará pareja con Paula Soria, quien era la dupla de Lili Fernández hasta que esta última anunciara que espera su segundo hijo.