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BALONMANO | MUNDIAL FEMENINIO

Irene Espínola no quiere un mal despertar de su sueño

La granadina de 28 años, que hace cinco que juega en Alemania, al fin debuta con las Guerreras y con un rol importante en el equipo

Torrevieja
Irene Espínola no quiere
un mal despertar de su sueño
JOSE JORDANAFP

En las últimas convocatorias de las Guerreras una de las invitadas más recurrentes con Carlos Viver era Irene Espínola, una granadina (Almuñecar) que lleva cinco temporadas en la Liga de Alemania, pero es ahora con Prades cuando al fin disputa un gran torneo internacional con España: “La verdad es que me llamaban, me alentaban los entrenadores y las compañeras, pero al final no formaba parte del equipo que disputaba el campeonato. Esta vez tenía las esperanzas de siempre por estar en la primera convocatoria pero sin hacerme ilusiones de formar en equipo definitivo, por eso cuando me dijeron que me quedaba fue una alegría inmensa”.

Lateral zurda de 1,83 metros de 28 años (“pero no los aparento, por lo menos mentalmente yo me veo más joven”), Irene milita en el Neckarsulmer, su segundo equipo en la Bundesliga, y ante pasó por los equipos españoles de Elda, Córdoba, Oviedo y Zazo de Barakaldo, aunque su irrupción ha sido fuera de España: “Estudié turismo, y por eso, aunque tenía más ofertas del extranjero, preferí la alemana por aprender un idioma que completase mis estudios. Allí se vive bien y es un país cómodo, pero mi futuro está en España, porque la familia y la cultura siempre tiran”.

Iba a ser una de las dos laterales derechos de Prades, con Almudena Rodríguez. Sin embargo, la lesión de Lara González a pocas horas de empezar el Mundial ha dado entrada a Mireya González, también lateral derecho, evolucionando Irene a completar la función defensiva que tenía encomendada Lara.

“Juego donde me necesiten, y si tengo que centrarme más en la defensa no tengo ningún problema en asumir ese rol. Me están dando mucha confianza y minutos de juego”, comenta la granadina, que explica lo que le pedían contra Japón: “Me insistía Prades en que levantase lo brazos y la manos, y toqué dos balones que recuperamos”.

De su aportación en ataque no tiene duda que cambiará la racha, porque la mayoría de sus tiros ni son goles, ni van fuera, ni los para la portera: se estrellan en la madera. “Estoy convencida de que romperé esa dinámica en cualquier momento”, sonríe a modo de disculpa, porque ella misma quiere aprovechar los inicios de partidos, en los que sale de titular en ataque.

El viernes es un día clave para España, que con seis puntos roza la clasificación para cuartos de final, y se mide a una Croacia (bronce en el Europeo) que a la desesperada exprime sus opciones. “Nosotras tenemos un sueño, porque este Mundial es especial al jugarlo en casa. Queremos llegar lo más lejos posible, que pasa por clasificarnos para los cuartos de final en Granollers. Perder nos complicaría todo el trabajo que hemos puesto en esta convocatoria. Nuestro deseo es mantener el sueño vivo, y aunque no es a vida o muerte, queremos puntuar ya, y asegurar por lo menos el segundo puesto del grupo”.