El Barça se apunta al triunfos con el intercambio de goles

No había duda de que el Barça ganaría su noveno partido liguero, porque en el Palau todo es más complicado para los rivales, y por más que el Anaitasuna estudiase los precedentes e intuyese que se podría encontrar con un rival agotado, no hubo caso: 38-30 (19-16).

No lo ha contado él pero se puede pensar que Quique Domíngues repasó el Benidorm-Barça (25-26), y de ese encuentro extrajo alguna pista para este choque. Si el Barça dispone de menos efectivos, si tiene a muchos jugadores fundidos porque no paran de asumir compromisos, si no se entrenan con la asiduidad requerida por sus obligaciones domésticas e internacionales, lo mejor podría ser meterle ritmo al choque. Ataques directos, en menos de cinco pases.

El Barça aceptó el reto, Pues vamos a la carrera. Y como tiene más fondo de armario, un banquillo plagado de calidad para cambiar a los que están en la pista sin que se note, el encuentro por momentos iba a una media de 80 tantos, que se rebajó un poco porque hubo en las dos mitades dos momentos de parón en la efectividad.

Es complicado ganar a un Barça de esa manera, cuando el juego individual se impone, cuando son las acciones personales las que culminan los ataques, y eso que el Anaitasuna puso en práctica casi toda la segunda mitad el ataque con siete, dos pivotes y sin portero, que, hay que remarcarlo, no le penalizó en exceso, bien ajustado el cambio con el meta, molestado el contragolpe en la pérdida para conceder ese segundo de alivio.

Al final 38-30, con Makuc destacado en el Barça porque no hay duda que es este tipo de encuentros los que le van como anillo al dedo. Volvió a salir Pablo Urdangarín porque Gómez tuvo día libre, y Mem se fue a la ducha con sólo un tanto: no necesitaban más en su equipo,