Las reinas del hielo juegan en Majadahonda
El equipo madrileño se reafirma como potencia con su quinta Liga seguida. Su entrenador, Juan Bravo, y la capitana, Elena Álvarez, atienden a As.
Uno, dos, tres, cuatro y hasta cinco. Uno ya necesita una mano completa para contar los títulos de Liga Iberdrola conquistados por el Majadahonda en el último lustro. Como habrán podido deducir, el club madrileño los ha conseguido de forma consecutiva, elevando su palmarés total hasta los ocho entorchados. El octavo llegó el pasado sábado, con victoria en la final ante el Txuri Urdin de San Sebastián por 6-1.
En La Nevera majariega, una de las pistas de referencia de la región, tienen a las reinas del hockey hielo nacional. Un equipo que es más bien una trituradora: hasta que perdieron el último partido de la fase regular de esta temporada y el primero de los playoffs, encadenaban la friolera de cinco años y más de 80 partidos sin perder.
Juan Bravo ha sido el entrenador del grupo durante toda esa histórica racha. "Este título tiene un sabor especial porque nos ha costado la vida con el tema del coronavirus", afirma. Y es que tomaron la decisión de llevar mascarilla siempre en entrenamientos y partidos hasta las eliminatorias. Hicieron de la recomendación del CSD norma. Y eso, en un deporte de esfuerzos tremendamente intensos, es una tara mayor que en otras disciplinas: "Es muy molesto. Aquí la frecuencia de respiración es máxima y realmente tienes la sensación de que te falta el aire".
Cuidar la cantera
Bravo asegura que la clave del éxito del club es "apostar por un modelo mixto en categorías inferiores y cuidar mucho la cantera". El hecho de contar con una instalación como La Nevera, "en la que el primer deportista entra a las seis de la mañana y el último sale a las doce de la noche", lo considera un lujo. Para 2022 pide por todos, no solo por Majadahonda: "Me conformaría con recuperar lo que teníamos".
Elena Álvarez, la capitana, aporta otro ingrediente fundamental en la trayectoria de la escuadra: "El trabajo constante y no dar las cosas por hechas". "Cuando perdimos esos dos partidos no estábamos acostumbradas a algo así. Tuvimos que hacer un trabajo de decirnos a nosotras mismas 'esto es lo que pasa en las ligas, a veces ganas y a veces pierdes". Ella se mudó del patinaje al hockey con 11 años, tras un par compaginando, y lidera al grupo desde la defensa. Ahora tiene 24 y con semejante historial de logros todavía no puede vivir del hockey hielo, que en España es minoritario, así que también se está formando como futura gestora deportiva: "Me encantaría seguir vinculada al deporte cuando me retire".
Cree que la Liga poco a poco "va siendo más competitiva" y que eso se traducirá en una mejoría de la Selección. Como Bravo, le concede valor al modelo mixto en las etapas de iniciación, "porque si no existiera muchas chicas no podrían jugar". Pero, por otro lado, espera que en un futuro no muy lejano "deje de ser necesario". Ella y sus compañeras son el mejor reclamo para que muchas más sigan el mismo camino en el futuro.