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Shiffrin vuelve a ganar 323 días después e iguala a Hirscher

La estadounidense Mikaela Shiffrin, gran dominadora del esquí alpino durante los años pasados, ha regresado a lo alto del podio al ganar el gigante de Courchevel.

Mikaela Shiffrin.
Getty Images

Exactamente 323 días después de anotarse el supergigante de Bansko (Bulgaria), donde un día antes había ganado el descenso, la estadounidense Mikaela Shiffrin, gran dominadora del esquí alpino durante los años pasados, ha regresado a lo alto del podio. A su hábitat natural. Lo hizo este lunes, al ganar el gigante aplazado el domingo en Courchevel (Francia), donde igualó las 67 victorias en Copa del Mundo del austriaco Marcel Hirscher -único óctuple vencedor de la competición-: la tercera mejor marca de toda la historia.

Shiffrin, que a los 25 años lo ha ganado absolutamente todo en el deporte rey invernal, perdió la opción de anotarse por cuarta vez seguida la general de la Copa del Mundo la temporada pasada. Primero, a causa del repentino fallecimiento de su padre; y después, por las cancelaciones derivadas de la pandemia. Pero este lunes volvió a sonreír. Y a llorar de alegría. En la citada estación de los Alpes franceses. En la que, antes de firmar su primer triunfo del curso, ya había ganado dos veces (2018), y donde igualó las 67 victorias del astro salzburgués: que sólo mejoran otra estadounidense, Lindsey Vonn (82), e Ingemar Stenmark: plusmarquista histórico, que festejó 86 éxitos para Suecia.

Hace justo un año, la súper-depredadora de Vail (Colorado), asimismo doble campeona olímpica y quíntuple mundial, avanzaba plácidamente hacia la que hubiese supuesto la consecución de su cuarta Copa del Mundo seguida cuando, de repente, se le cayó el mundo encima. El 2 de febrero fallecía de forma inesperada, su padre, Jeff. Tan sólo unos días después de que Mikaela firmase el 'doblete' en Bansko, que consumó el 26 de enero ganando el supergigante. Shiffrin quedó consternada y, obviamente, dejó de competir. Para cuando, un mes después, decidió regresar a pistas, el covid-19 ya azotaba sin piedad a la humanidad. Se cancelaron las pruebas de Are (Suecia) y las finales de la Copa del Mundo, en Cortina d'Ampezzo (Italia). Y Federica Brignone acabó convirtiéndose en la primera italiana en ganar la competición de la regularidad; la primera en llevarse a Italia la gran Bola de Cristal desde que lo hiciera por última vez el irrepetible Alberto Tomba, en 1995.

La norteamericana también se perdió, por molestias en la espalda, en octubre, el gigante inaugural de Sölden (Austria), que ganó otra italiana, Marta Bassino. Que, tras marcar este lunes el segundo tiempo en la primera manga, se cayó en la bajada decisiva. Así que su vuelta a la competición, el pasado 21 de noviembre, en el primero de los dos eslalon de Levi (Finlandia), se produjo exactamente 300 días después de ganar en Bulgaria. Shiffrin acabó segunda las dos pruebas disputadas en Laponia, en las que comenzó a forjar su ventaja al frente de la general la eslovaca Petra Vlhova, que también se anotó la siguiente prueba, el paralelo disputado en la estación austriaca de Lech (Vorarlberg). Que Shiffrin, con falta de días de entrenamiento, decidió 'saltarse'.

Cuando anunció que tampoco competiría en las pruebas de velocidad de St. Moritz (Suiza), finalmente suspendidas por peligro de avalanchas hace dos fines de semana, y que esta campaña se centraría en las disciplinas técnicas, no fueron pocos los que se apresuraron a sacarla de los pronósticos. Pero a Shiffrin -la mejor eslalonista de todos los tiempos, que mutó en integrante del selecto club (siete integrantes) de ganadoras en todas las disciplinas- no hay que descartarla nunca. Y este lunes lo volvió a demostrar. Shiffrin, cuarta el sábado en el primero de los dos gigantes de Courchevel, volvió a ganar. Y lo hizo, además, con autoridad. Rememorando antiguas sensaciones. Fue la mejor en la primera manga y le bastó el quinto parcial en la segunda para ganar con ocho décimas de ventaja sobre Brignone, su sucesora en el historial de la Copa del Mundo; y con un segundo y nueve centésimas sobre la francesa Tessa Worley. En una prueba que la suiza Michelle Gisin acabó cuarta y la austriaca Katharina Liensberger -octava tras la primera y que ganó la segunda-, quinta.

Vlhova, que el sábado optaba a un cuarto triunfo seguido y se conformó por subirse al podio por quinta vez en las primeras cinco carreras del curso, perdió toda opción, al salirse de recorrido en la parte baja de la primera manga. En la que Bassino, que el sábado había firmado su segundo triunfo del curso, se había quedado a sólo siete centésimas de Shiffrin. Bassino se cayó en la segunda bajada y Worley, quinta en la primera, ascendió dos puestos: los que perdió la austriaca Stephanie Brunner para acabar sexta. Brignone no dejó escapar su oportunidad y, aunque tomó el liderato en la Copa de la disciplina, se tuvo que conformar con la segunda plaza. Porque Shiffrin no se inquietó, recuperando la senda de la excelencia. Con su victoria, la estrella estadounidense ascendió al segundo puesto general. Aún está a 145 puntos de Vlhova. Pero ya inició su remontada.