El 'ya basta' de Cristina Guinea

Predestinada al hockey de nacimiento (a la semana de ver la luz la Selección femenina se proclamó campeona olímpica en Barcelona '92), Cristina Guinea decidió hace diez días colgar el stick a sus 28 años y renunciar a Tokio 2020, los que hubieran sido sus segundos Juegos después de la experiencia en Río 2016. "Ha sido una decisión meditada, especialmente durante el confinamiento. No eché de menos el hockey, todo lo contrario, me di cuenta de que tenía otras prioridades", relata la exjugadora ya del Júnior.

Pero, pese a esa catarsis encerrada entre cuatro paredes y lejos de los campos, Guinea empezó la temporada y llegó a disputar la primera jornada. Rápidamente se dio cuenta de que no estaba cómoda. "No jugaba para mí, sino para no defraudar a mi entorno. Pero al final di el paso", explica, centrada ahora en sus proyectos laborales.

Uno de los puntos que podían suponer más controvertidos pero fueron más asequibles fue su conversación con Adrian Lock, seleccionador nacional. "Hace tiempo que le había hablado de mi desmotivación, y me entendió. Con él este tipo de situaciones son fáciles", explicó.

Guinea deja atrás una carrera excelente en la Selección. Desde su debut en 2013 ha sido internacional en 159 encuentros, ha vivido todo el proceso de evolución del equipo hasta alzarse en los dos últimos podios, tanto en el Europeo de 2018 como en el Mundial de 2019. Y ahora, justo con el hockey femenino apuesta por una medalla en Tokio, ella da el paso de dejarlo.

"Mi idea ya era dejarlo después de los Juegos, pero me convencieron de seguir. Sé que me pierdo unos Juegos en los que la Selección aspira a grandes cosas. Pero he tomado la decisión correcta", cuenta. Y abunda en la brillantez del equipo de Lock que ahora verá desde casa: "Se ha dado un paso adelante en la preparación física, se trabaja muy bien y nos hemos profesionalizado. Considero que el trabajo es muy bueno y que seguro que estarán peleando por medallas el próximo verano".