Los Escaich, el gol en la sangre
Tania, delantera del CD Terrassa de hockey, sigue los pasos de su padre, que fue futbolista de Primera en Espanyol, Sporting o Barcelona.
Tania Escaich vivió sus primeros dos años en Albacete y Murcia. Era un bebé cuando su padre Xavi, que antes había pasado por Espanyol, Sporting y Barcelona, emprendió sus dos últimas aventuras como delantero. Su oficio era el gol (303 partidos y 98 tantos), como el de su hija, ahora delantera del CD Terrassa después de formarse en el Castelldefels y vivir un periodo de dos años en el Junior. En su caso, los goles los marca con el stick y no con el pie o la cabeza.
“Mi padre siempre me aconsejó, no solo me transmitió unos valores, sino que me explicaba cosas de delantero que unen ambos deportes. Los movimientos, las prioridades, la psicología con los defensas, las finalizaciones… O momentos duros como no ir convocado. Él también pasó por esas experiencias”, relata Tania, que el curso pasado, además, finalizó sus estudios de ingeniería de Diseño. “No creo que sea un padre que esté muy encima de ella, solamente la intentó ayudar”, soslaya Xavi, ahora director general de L’Hospitalet, inmerso en el playoff de ascenso a Segunda División B.
Como ocurre en el deporte femenino, muchas atletas empiezan compaginando varios deportes, entre ellos la gimnasia artística. Lo mismo ocurrió con Tania. “Con seis años empecé también a jugar a hockey en el FC Barcelona. Me decanté por la gimnasia, pero finalmente me tiró más el hockey”, explica Tania. Xavi explica los motivos: “Es un deporte de mucha dedicación, esfuerzo y voluntad. Los niveles eran ya muy alto. En el deporte de equipo ganas un partido y lo disfrutas. En la gimnasia sufría demasiado, nunca llegas a un objetivo, siempre hay más”.
A los 12 años se apuntó al equipo de hockey de su pueblo, Castelldefels. Allí empezó a destacar como delantera y con apenas 16 años debutó en el primer equipo. “Estábamos en Primera, luego ascendimos a División de Honor, pero descendimos. Siempre marqué goles”, explica Tania. “Allí conocí a una de mis referentes, Lara Domènech”.
Fue entonces cuando dio el salto más estable a la División de Honor, con 21 años. “Me vino a buscar el entrenador del Júnior y me fui”, relata. En un “deporte familiar”, en el que el Club de Campo “juega otra Liga”, Escaich sigue goleando a sus 23 años aunque reconoce que dar un paso más y llegar a la Selección es “muy, muy difícil”.