Ambros Martín: "No descarto dirigir algún día en la Asobal"
El canario pasa por ser el técnico más importante del momento en el balonmano femenino, seleccionador de Rusia y preparados del Rostov-Don
El canario Ambros Martìn (Arrefice, 52), actualmente al frente del Rostov-Don ruso de ya selección femenina rusa, pasa en Zaragoza el confinamiento por la pandemía de la Covid. En su años de jugador ganó la Liga y la Champions con el Portland, y luego, como entrenador, se ha hecho un nombre importante en el balonmano femenino, tanto que ha sido cuatro campañas elegido el mejor de la temporada de la Champions. Lleva ocho años fuera de España, ha sido cuatro años campeón de la Champions con el Gyori húngaro, y también seleccionador rumano.
-¿Cuando usted dejó el balonmano como jugador pensaba que tendría una prolongación deportiva en los banquillos femeninos?
-Mi primer equipo fue el Naranco masculino (2004); una mala experiencia por temas de impagos, más que nada. Y luego me llamó el Itxako de Estella. Yo nunca había seguido el balonmano femenino, casi ni conocía a las jugadoras. En aquellos años ya tenía relación con Manolo Cadenas y Jordi Ribera, a los que pedí consejo, y ellos fueron los que me invitaron a dar el paso al femenino. Me dijeron que el balonmano era balonmano, se jugase por hombres y por mujeres,
-¿Para toda la vida, y en el extranjero?
-Yo tuve que dejar el Itxako no por decisión personal, sino porque nos llegó la crisis, y tuve que salir de España como otros compañeros. He tenido la suerte de estrenar a grandes equipos y siempre peleando por grandes metas. Pero no descarto que en algún momento pueda regresar al balonmano masculino, e incluso dirigir en el Asobal si hubiese un proyecto competitivo. Un día me puse a pensar en la razón de que tantos extremos fuésemos entrenadores, Viver, Davis, García Parrondo, o porteros; y creo que la razón es que como participamos poco en el juego, durante todo el partido le estamos dando la vuelta a lo que hace en la pista.
-¿Cómo es su experiencia en Rusia?
-Mi gran preocupación era cómo iba a ser admitido por las jugadoras, cómo me iban a recibir. Y no ha habido problemas. A veces el idioma es una dificultad, pero en otras en una excusa en situaciones complicadas. He llegado ya con el bagaje de Hungría, que como país del Este es muy parecido. Me han contratado para pelear por la Champions con el Rostov, y por medallas con la Selección, que es subcampeona de Europeo y bronce en el Mundial, haciendo un buen balonmano.
-¿Y estará en lo Juegos Olímpicos? Ya sabe que el futuro de Rusia está en duda por aquello de las sanciones por el dopaje de Estado.
-Nuestra preocupación real es el Preolímpico, porque sabemos que si nos ganamos la plaza para estar en los Juegos será difícil que nos dejen fuera, a no ser que se demuestre que el balonmano ruso no está limpio. Creo, además, que Rusia ya ha jugado alguna vez sin su bandera. En realidad la Federación nos transmitió tranquilidad.
-Las últimas noticias que llegan de la pandemia en Rusia son muy preocupantes.
-La verdad es que sí. Nosotros vivíamos con distancia y tranquilidad lo que estaba pasando en España y ahora pasa allí, que llegó con retraso. Va a ser complicado el regreso, y vamos a tener que ponernos en manos de especialistas para planificar esa, porque las jugadoras llevan ya dos meses sin jugar, necesitan vacaciones, y desconocemos cuándo y cómo será el regreso, y además hay que evitar que se lesionen..
-¿Y la Final Four femenina?
-Es una sensación rara jugar una competición de una temporada en otra distinta, y aún está en el aire cómo va a ser el desenlace, si con unos cuartos de final previos o con una Final Four directa. Son decisiones muy complejas.