ATLETISMO

Francisco Aritmendi, el pionero que ganó el Cross de las Naciones, muere a los 81 años

Fue el único español en coronarse en el Mundial de cross de entonces (1964). Falleció en Guadalajara, donde el paseo hacia las pistas de atletismo lleva su nombre.

Paco Aritmendi, ganador del Cross de las Naciones.
RFEA
Jesús Mínguez
Nació en Guadalajara en 1973. Licenciado en Periodismo por la Complutense. En AS desde el año 2000, es redactor jefe de Más Deporte. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos y unos Paralímpicos, Grand Slams de tenis, Davis, Laureus, candidaturas olímpicas, política, dopaje o grandes combates de boxeo. Le gusta escribir de deporte y también practicarlo.
Guadalajara Actualizado a

Francisco Aritmendi, el pionero olvidado, falleció en Guadalajara a la edad de 81 años. Una neumonía, antes de que le pudieran hacer el test del coronavirus, acabó con su salud de hierro. Hasta hace no mucho se le podía ver corriendo aún por los parques de la ciudad, enjuto y a pasitos cortos. Como cuando ganó el Cross de las Naciones en 1964. Entonces no había Mundiales, y en España se hablaba del Real Madrid, que ya tenía cinco Copas de Europa; de Manolo Santana, que ese año levantó su segundo Roland Garros, y de Fede Martín Bahamontes, ya campeón del Tour en 1959. Y se habló también mucho, claro, del 'Lebrel de Cogolludo'. El primer español que triunfó en el deporte rey. El único campeón mundial de cross hasta ahora.

"Soy el último atleta griego", le contaba en 2017 a Alfredo Relaño para un reportaje. Un atleta puro, esculpido en piedra, al que le costó coronarse con laureles y la gloria le duró poco. Nació en Málaga del Fresno (19 septiembre de 1938), pero se crio en Cogolludo, otro pueblo de Guadalajara, donde su padre murió corneado por un toro (trabajaba de vaquero) y su madre se multiplicó para sacar a la familia adelante.

Francisco Aritmendi, el pionero que ganó el Cross de las Naciones, muere a los 81 años

A él (1,57 de estatura y poco más de 50 kg) le dio por correr. Y con zapatillas de cáñamo se fue haciendo un nombre hasta recalar en el Real Madrid, en el Arenas de Zaragoza (donde hizo la mili) y en el Barcelona, donde limpiaba el estadio a cambio de la manutención y aprendió a pulir su impulso natural con Gregorio Rojo. El libro 'Campeón', de Ildefonso Rodríguez, glosó su historia.

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Coetáneo de Mariano Haro, que fue quien llegó al gran público, él siempre fue un poco por libre. Un espíritu rebelde. El que le llevó a fundir al belga Gaston Roelants en el hipódromo de Leonardstawn, en Dublín, en 1964. A Franco, tras el éxito, le pidió una casa, que nunca llegó. Tampoco dinero. Luego se sucedieron roces con la Federación y precipitó su retirada con 29 años para trabajar en una fábrica y ganarse el jornal. Después, lo cambió por el puesto de ordenanza en la Delegación de Deportes.

"Yo era rebelde", reconocía Paco (así le gustaba que le llamaran los que le conocían). En Guadalajara, el paseo que lleva a las pistas de la Fuente de la Niña, donde él transmitió la pasión por las carreras a muchos chavales de su barrio entonces sobre tierra en vez de tartán, lleva su nombre. Por allí van a hora entrenar Yulimar Rojas, Ana Peleteiro o Ana Lozano. Por la senda del pionero.

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