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JUEGOS OLÍMPICOS

El CAR de Sant Cugat precipita el cierre por un positivo

Esta tarde ya no quedará ninguno de los 60 deportistas que se alojaban, entre ellos el equipo de sincro. Los nadadores que estaban en Sierra Nevada, también en casa.

La sincro.
Gorka Leiza.

Aunque su pretensión era mantenerse abierto para que los deportistas de alto nivel que están preparando los Juegos de Tokio 2020 siguieran con su puesta a punto, el CAR de Sant Cugat cierra sus puertas. Las medidas de última hora del Gobierno, las recomendaciones sanitarias y un positivo en un miembro del staff médico han sido los motivos del cierre precipitado.

El CAR acostumbra a tener alrededor de 300 deportistas de todas las edades y deportes utilizando sus servicios, algunos de ellos incluso residiendo a jornada completa. La primera medida, tomada a principios de semana, fue mantener solamente a un grueso de 60 deportistas que tenían el billete para los Juegos y que debían preparar el Preolímpico. Finalmente, todos ellos han tenido que abandonar la instalación.

Lo mismo ha ocurrido en el CAR de Sierra Nevada, donde curiosamente se encontraban los grupos de natación españoles capitaneados por Fred Vergnoux y Jordi Jou. Mireia Belmonte, Alberto Martínez, Jessica Vall, Joanllu Pons o Lidón Muñoz, entre otros, han tenido que regresar urgentemente a Barcelona para confinarse en sus casas (debían estar en Granada hasta el día 19). Al estar cerradas las piscinas, a los deportes acuáticos les afectarán más que a otros en su preparación olímpica.

El confinamiento fallido de la Selección de sincro

Antes del cierre, los deportistas estaban haciendo malabares para mantener el nivel de entrenamiento después de la declaración del Estado de alarma. Uno de los ejemplos es el equipo de natación artística (sincro), recluido desde el viernes día 13 de marzo en el CAR de Sant Cugat, donde tenían la intención de permanecer al menos las dos semanas que durará el confinamiento preparando el Preolímpico y los Juegos de Tokio, que siguen en vigor pese a las múltiples incertidumbres.

Ese viernes, Mayuko Fujiki, seleccionadora, decidió junto al equipo que se quedaban dos semanas concentradas. Mandó para casa a las jóvenes y al dúo mixto, prueba que no es olímpica, y también a las entrenadoras que tuvieran hijos. El objetivo era convivir en el recinto deportivo las 24 horas del día, con un servicio mínimo médico y de fisioterapeutas y siguiendo el protocolo que marca el Ministerio de Sanidad.

“Teníamos que hacerlo bien para proteger a las deportistas y para aprovechar la oportunidad que nos dio el CAR. Pensábamos que tendríamos dos semanas de concentración. A las jóvenes les iba a ir bien. Queríamos simular lo que nos encontraremos en los Juegos, pues allí no podrán salir de la villa. Podrían vivirlo, era un ensayo”, relató la japonesa, que ha seguido muy cerca cómo han funcionado los centros de alto rendimiento en China y Japón durante la crisis del coronavirus.

“Nuestro entrenamiento iba a ser normal. Estoy al tanto de cómo han fincionado los dos últimos meses el deporte en Tokio y Pekín. Ellos ya han pasado por lo mismo. Y ellos si pudieron finalmente entrenar. Era importante copiar cómo ellos protegieron al deporte. Todas estaban internas, la gente iba en autobús y si el entrenador salía por la puerta ya no podía volver a entrar. Hubo limitaciones máximas para proteger a los deportistas”, explicó Mayu.

“En España es más difícil, pero nosotras queríamos hacerlo”, añadió Mayu. El Preolímpico que se debía disputar en Tokio a finales de abril quedó suspendido. En él, el equipo debía obtener la plaza olímpica, mientras que el dúo ya la tiene después del último Mundial de Gwangju. Un Preolímpico que se celebrará cuando se detenga esta pandemia y se puedan garantizar la seguridad de los deportistas. Un Preolímpico que, obviamente, estará supeditado a la celebración finalmente de los Juegos.