El derbi se convirtió en una escabechina del Barça

Cualquier cosa que no sea una victoria del Barça es una sorpresa, y tal vez los jugadores del Granollers soñasen con esa campanada, como aquella tarde que ganaron en el Palau hace dos temporadas largas, el último equipo en derrotar a los azulgrana en una competición nacional. Lo que pasó en la Caja Mágica, sin embargo, fue una pesadilla para los vallesanos: 42-27 (21-13). Es decir, el Granollers a casa, y el Barça a las semifinales ante el Ademar este sábado (20:45); antes, el Cuenca y el Benidorm jugarán la otra semifinal (18:30), en teoría para medirse a los azulgrana en la final del domingo, con permiso del conjunto leonés, claro.

Este derbi se quedo en escabechina. El Barça juega a mil por horas, porque puede, acierta, tiene esa circulación que le permite correr coordinado. El Granollers no. A esa velocidad del rival perdió balones, tantos que fue castigado de manera sucesiva por los extremos del Barça, o por Fabregas que corre como un extremo...o por cualquiera.

El mérito del Granollers es querer competir. Lo que ocurre es que de esa manera no. Un cara a cara está perdido antes de empezar. Por ejemplo, los extremos del Barça lanzan a puerta; los del Granollers simplemente lanzan. Hay mucha diferencia de calidad, la que explica el marcador.

Fue un monólogo del Barça ante un equipo orgulloso, pero sólo eso. Plantó cara hasta donde pudo, no se quiso entregar, y robó balones, puso interés, no desfalleció. Eso es admirable. Pero partido, como tal, no hubo en esta eliminatoria de cuartos de final de la Copa del Rey en una Caja Mágica que se despobló en el momento en que la afición de Cuenca comenzó a desfilar.