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PATINAJE DE VELOCIDAD

Nil Llop, una bala sobre hielo

El patinador de velocidad destaca en categorías inferiores en una disciplina en la que hay poca tradición en España. Sufrió un accidente y ahora se entrena en Países Bajos.

Nil Llop, una bala sobre hielo
Thomas Lovelock/COIDIARIO AS

Nil Llop se desliza sobre el hielo como una bala. Va en sus patines a una media de casi 50 kilómetros por hora y alcanza picos de más de 70. Así ha abierto una nueva vía inexplorada en el deporte español. Este skater, de Sant Cugat y 17 años, se colgó la plata en 500 metros de patinaje de velocidad en los Juegos Olímpicos de la Juventud de Lausana. "Tuve que luchar contra viento y marea para estar aquí", explica.

Porque Nil es muy joven, pero ya conoce el lado oscuro del deporte. Fue a principio de 2018, cuando se entrenaba en el circuito de asfalto de Sant Boi y un niño se cruzó en su camino. ¡Zas! "Le esquivé para no matarlo y me fui directo contra un árbol. Me rompí el fémur, el maleolo, la mandíbula me la destrocé por cuatro sitios...", relata el velocista, ya reafirmado tras la traumática experiencia: "Contacté con psicólogos, sobre todo al comienzo. Poco a poco cogí confianza hasta perder el miedo".

Y regresó, a la competición, en el podio tras una carrera en lago helvético helado, con un tiempo de 36.60 y entre Yamamoto, de Japón, y Xue, de China, de dos países de tradición de hielo y velocidad. Un territorio casi virgen para España: "No había pista para entrenarme". Y Nil cambió su camino...

"Me tuve que ir esta temporada a Hereenveen", explica el patinador, que en septiembre puso rumbo a Países Bajos, donde están los mejores, la gran potencia del patinaje de velocidad. 16 medallas sacaron en los Juegos Olímpicos de Pyeongchang. "Noté mucho el cambio, porque si quieres evolucionar es muy importante las sensaciones en el hielo y en la técnica. Mis tiempos lo han notado", relata Nil.

Llop se ha enrolado en la Thialf Academy, una prestigiosa escuela, con una superpista de velocidad con capacidad para 12.500 espectadores. "Allí el patinaje es como un partido de fútbol, la gente grita igual, lo viven muchísimo. Es uno de los deportes más conocidos", sigue Llop, que idolatra a algunos iconos neerlandeses: "Ahora lo está petando Thomas Krol, y me gustan Kjeld Nuis, Sven Kramer... Por supuesto, todos viven de esto. Ojalá algún día llegará a aproximarme a ser como ellos".

En una disciplina en la que hay 500, 1000, 1.500, 5.000, 10.000 y salida en masa, Nil Llop se considera "velocista puro". "Hay que ser muy potente de piernas, para ese hacemos mucha pista, gimnasio. Es bastante duro esto", relata Nil, que en febrero hará una Copa del Mundo absoluta en Canadá.

El caso de Nil Llop, por lo extraño de la disciplina en España y el hecho de que haya salido fuera a entrenarse, tiene similitudes con el de Javier Fernández en patinaje artístico: "Ojalá pudiera acercarme a lo que hizo él. Todavía soy júnior y me estoy dejando todo para ser de los mejores. El patinaje es mi vida y lo considero como mi trabajo. Me gusta competir y entrenarme, el objetivo es ir a unos Juegos Olímpicos con los mayores y en un futuro pelear por las medallas. Yo querer, quiero". Nil Llop, proyecto de pionero... Una nueva vía está en marcha: la del patinaje de velocidad.