BALONMANO | LA INTRAHISTORIA
Las lágrimas que cambiaron todo aquella noche en Suecia
En 2016, los Hispanos cayeron en el Preolímpico en Malmoe y no acudieron a los Juegos por primera vez en 1976. Ahora logran el billete a Tokio tras el oro europeo.
La noche del 10 de abril de 2016, el día más negro de esta generación dorada, marcó un antes y un después para los Hispanos. En Malmoe consiguieron la victoria más amarga: se quedaron fuera del Preolímpico. Una derrota ante Eslovenia, acompañada de una goleada insuficiente frente a Irán, provocaron que se jugarán el billete a Río 2016 contra la anfitriona. Lograron el triunfo (23-25) pero les faltó un único gol para ser olímpicos. A cinco segundos lo tenían, pero un penalti anotado por Ekberg provocó que los suecos tuvieran una mejor diferencia de goles. España realizó un ciclo olímpico brillante. En el Mundial de 2013 fue oro y en el de 2015, 4º. En los Europeos, bronce en 2014 y plata en 2016. Y, con todo eso, esta generación falto a unos Juegos Olímpicos por primera vez desde Montreal 1976.
Uno de los pesos importantes del vestuario fue de los pocos con fuerza para alzar la voz en un vestuario repleto de lágrimas y lleno de decepción. "Después de esto hay dos caminos: hacer una revolución total en el equipo o unirnos y volver más fuertes que nunca". Desde entonces, el bloque de la Selección es prácticamente el mismo, con benjamines como Aleix Gómez y Dani Dujsebaev que se unieron al grupo. Dos europeos disputados desde aquella noche y dos triunfos, cuando antes España nunca había conseguido ninguno en su historia. Algunos de los veteranos pensaban que no volverían a disputar unos Juegos Olímpicos. "Nos hemos quitado la espina de Río... Ahora queremos quitarnos las de Londres 2012 (cayeron en cuartos)", dijo Joan Cañellas a su llegada a España, todavía con el oro colgado del cuello.