Las Guerreras hacen ante Rumanía el partido soñado
La Selección mostró buena defensa, seriedad, concentración y un juego coral para debutar con un gran éxito ante el coco del grupo.
No se si la palabra es miedo, pero por lo menos sí respeto, porque Rumanía llevaba ganando a España en los tres últimos grandes torneos, Juegos, Mundial y Europeo. Y además, el partido de este sábado, el de apertura en el Campeonato del Mundo en Japón, era de tanta enjundia para el futuro de las Guerreras que producía cierta desazón pensar en que Cristina Neagu sacase su capacidad de número uno internacional. Lo que no estaba pensando, casi ni soñado, es que el partido saliese como salió: perfecto. Porque las chicas de Viver arrollaron a Rumania con ese 31-16 (16-9), de una manera magnífica, sin arreones, sólo aniquilando poco a poco al rival.
La clave fue la defensa, la concentración de todo el equipo, la habilidad para salir a tocar a las rivales, a evitar que lanzasen sin oposición, con Alexandrina Barbosa con un ojo en el 6-0 para salir a presionar a Cristina Neague en su área de influencia, para evitar las centrales que Pintea recibiese cómoda en los seis metros, aunque eso le costase dos exclusiones al principio a Eli Cesáreo, pero Ainhoa Hernández suplió bien su trabajo.
En el descanso estaba el chouq encarrilado (16-9), con la noticia de los dos tantos de Silvia Navarro de portería a portería para intimidar el juego sin portera de Rumanía, que se fue diluyendo como un azucarillo en el café ante el juego coral en ataque de España, forzando penaltis con el juego con el pivote, o con la penetración de los laterales, con Alicia Fernández cumpliendo a un alto nivel como segunda central, con las extremos en un papel notable. Así las Guerreras llegaron a doblar a Rumania para acabar con un 31-16 que sirve de revancha de todas las derrotas sufridas ante esa selección en los últimos tiempos, y para encarar con optimismo el choque de mañana ante Hungría, tan importante como este, porque superar a las húngaras sí pondría a España con un pie y medio en la segunda fase.