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BOXEO

José Ramírez se consagra: fulmina a Hooker en seis asaltos

José Ramírez se convirtió en campeón mundial unificado WBC y WBO al noquear en el sexto asalto a Maurice Hooker. "Estoy impresionado por lo que mostré", apuntó.

Jose Ramirez golpea a Maurice Hooker durante su combate en Arlington.
AFP

José Ramírez se ha destapado a los ojos del gran público. Campeón mundial WBC del superligero, el estadounidense (de padres mexicanos) era conocido por su labor altruista con los campesinos e inmigrantes mexicanos en California, pero desde este sábado nadie dudará de que se trata de un boxeador que puede marcar época. Ramírez se presentó, para unificar, sin complejos en Dallas, la ciudad  natal y de residencia de su rival, Maurice Hooker. Boxeó sin miedos, incomodó al local y le noqueó en solo seis asaltos. Una exhibición para mostrar en todas las escuelas de boxeo. Ahora, a sus 26 años, es campeón WBC y WBO del superligero. El futuro es prometedor.

Ramírez ya dejó clara su intención desde el inicio. Lo primero que hizo en el combate fue pasar la izquierda de Hooker y clavarle un jab, el cual hizo trastabillarse al estadounidense. La siguiente vez que repitió el movimiento envió a Hooker al suelo. La cuenta subió a las cartulinas, pero estaba precedida de un pisotón. Hubo golpe también y nada puede deslucir la exhibición del nuevo campeón unificado. Ramírez debía acortar la distancia y lo hacía con una velocidad pasmosa. Una de las mayores virtudes de Hooker era esa y en su terreno, le ganó. Parecía que estaba a la expectativa, pero en cuanto quería pasaba una mano, y bien armado pegaba los golpes.

Eso fueron solo los primeros tres minutos, después Ramírez dio un paso más. Comenzó a recortar espacio a Hooker de manera descarada, y cuando le encerró contra las cuerdas demostró de lo que es capaz. Comenzó a doblarle manos con la izquierda. Quería sacarle el aire y dañarle arriba. Hooker estaba fuera completamente y en el tercer asalto reaccionó. Cruzó varios golpes y se vino arriba, pero Rafa García advirtió en la esquina a Ramírez. "No le tengas respeto. No dejas que se crezca ahí es peligroso". Dicho y hecho, porque el estadounidense de origen mexicano no tardó en aplicar lo que le habían dicho.

Estaba bien armado, expectante y cuando veía la ocasión entraba con varias manos y salía. Dobló mucho con el jab y siempre entraba. Se estaba exhibiendo. No dejaba a Hooker sacar su boxeo y el de Dallas solo era capaz de crear peligro en los intercambios. Así fueron pasando los asaltos, con un Ramírez cada vez más confiado. Hooker no acababa de encontrar el camino y se perdía cada vez que era llevado a las cuerdas. En una acción en la corta distancia todo se resolvió. Ramírez pasó una mano, dejó su derecha impidiendo que la guardia de su rival volviese a su lugar de origen y... crochet de izquierda que hizo tambalearse al texano. Se fue contra las cuerdas y fue el ensogado lo único que le impidió caerse tras el carrusel de golpes. El árbitro paró el pleito y Ramírez festejó. Se presentó a los ojos del mundo y dejó claro de que pasta está hecho: "Estoy impresionado por lo que pude mostrar y hacer contra un rival tan complicado. Puedo seguir mejorando y espero al boxeador que haga falta en mi categoría". El campeón del pueblo.