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NATACIÓN | GWANGJU 2019

Milak borra del mapa el récord de Phelps en 200 mariposa

Estaba vigente desde Roma 2009 (1:51.51) pero el húngaro, de 19 años, que llevaba dos años intentando batirlo, lo logró de manera espectacular (1:50.73).

Corea del SurActualizado a
Kristof Milak.
Mark Schiefelbein

"Solo quería marcar mi propio ritmo, sin preocuparme por nadie ni por nada. Morí durante los primeros 100 y no me quedó nada para el final. Nadé de una manera estúpida". El que habla es Kristof Milak, de 19 años y húngaro, un nadador que ha crecido con Laszlo Cseh como referente, un icono del agua en un país referencia. En aquella carrera de 200 mariposa celebrada hace un año en el Europeo de Glasgow, Milak se lanzó a por el récord del mundo de Michael Phelps, el 1:51.51 con el que ganó el oro en el Mundial de Roma 2009. Se quedó en 1:52.79. Pero su osadía le trajo recompensa en estos Mundiales de Gwangju. Estaba conociendo su cuerpo, flirteando con las sensaciones que supone nadar a esos ritmos.

Ya había advertido en las semifinales que estaba fino y dispuesto a acechar el récord en la final. Su carrera hizo levantar de los asientos a todos los espectadores de la piscina de la Universidad de Nambu, impactados por sus 1:50.73 y por haber borrado del mapa el récord mundial de Phelps, a quien poco a poco se le van caducan las marcas. La evolución de la natación no respeta ni al mayor icono de su historia, y no es descabellado que Caeleb Dressel, su compatriota, pueda también asaltar el de los 100 mariposa en este campeonato.

La carrera ya formará parte de la historia post-Phelps. Milak solo tiene 19 años y la ambición de un nadador que acaba de aterrizar y ya es el más rápido, con unas condiciones físicas inauditas. Está llamado a llevar el récord a límites inexplorados. La prueba contó con la mejor liebre posible, Chad le Clos. El sudafricano fue fiel a su estrategia suicida. La mayoría de nadadores prefieren reservarse para el último 100, pero Le Clos opta por vaciarse primero y llegar con la lengua fuera. Tan mal no le va al ganador del oro en los Juegos de Londres 2012, pues se colgó el bronce con 1:54.15. La plata fue para al japonés Daiya Seto (1:53.86)

Le Clos fue líder el primero 100, nadando por debajo del récord mundial (52.55) y Milak sabía que era una buena referencia si quería asaltar ese registro que dejó de ser de otra galaxia. Pasó en 52.88. Solo le quedaba la empresa más difícil, aguantar el ritmo, nadar muy cerca de 29 segundos cada 50. Y, en el primero, lo logró con creces (28.69). La línea del récord del mundo estaba encima de su cuerpo y se mantenía sin alejarse. En los últimos 20 metros, toda la piscina entendió que estaba presenciando un momento mágico. Milak tocó la pared y celebró con rabia y haciendo reverancias. Era un artista. Había llegado el día que había estado soñando desde siempre. Milak supera a Phelps y borra una de sus legendarios récords en la prueba favorita del de Baltimore.