Higuita: "En Europa creo que sí he sido un revolucionario"
Leo Higuita fue elegido mejor portero del mundo: por sus paradas y porque en ataque marca y asiste. Este domingo juega la final de la Champions: Kairat-Sporting (16:00).
Leonardo de Melo Vieira Leite (Rio de Janeiro, 32 años), más conocido en el mundo del fútbol sala como Leo Higuita, es uno de los jugadores más diferentes de este deporte. En Kazajistán es una referencia por sus logros con la selección (se nacionalizó en 2014) y con el Kairat Almaty, con el que aspira a su tercera Copa de Europa este domingo (16:00, GOL) en la final de la Champions ante el Sporting de Portugal. Atendió a As para hacer un repaso a su carrera y a su influencia en el fútbol sala:
-Usted y su equipo van a disputar este domingo la final de la Champions League. ¿Qué supone para usted?
-Para mí es la tercera final de Copa de Europa, y es un gran sentimiento. Pero, a pesar de la experiencia, también son sensaciones nuevas por el hecho de jugar en casa. También por haber eliminado al Barça, que aunque le hemos derrotado en otras ocasiones, en esta ocasión llegaba en un gran momento y jugando muy bien. Tengo ganas de disputar este partido en el que estoy seguro que va a estar toda la afición apoyándonos.
-Una afición que está volcada. Escuchar a más de 12.000 personas en el Almaty Arena coreando su nombre en semifinales debe ser impactante.
-Sí, creo que ellos me tienen cariño porque yo he construido mi carrera aquí. Y lo llevo con mucho orgullo, como también lo hago por tener la nacionalidad de Kazajistán. Este país me ha dado tantas cosas que el luchar por brindarles este título es lo mínimo que puedo hacer. Y ese apoyo también ha tenido mucha importancia en llegar hasta este partido, porque la energía que nos dio en las semifinales fue importantísima. Nos sentimos en todo momento respaldados y con una fuerza extra para conseguir el triunfo y seguro que va a ser lo mismo en la final ante Sporting. Y personalmente, el cariño que se me tiene es emocionante y ojalá se lo pueda devolver con el título.
-Su influencia en el crecimiento del fútbol sala kazajo, tanto en la Selección como en el Kairat, es evidente. Y por las buenas actuaciones en las competiciones internacionales, su figura y su forma de jugar como portero que se suma al ataque se ha hecho mundialmente famosa en el fútbol sala. ¿Se siente en cierta manera un revolucionario de este deporte?
-Pienso que a nivel europeo, posiblemente sí. En Brasil sí está más extendido que haya porteros con ese estilo. Los metas brasileños, desde muy jóvenes, ya trabajan mucho el juego con los pies, lo que les da un fundamento y una base que desarrollar en ese aspecto. Y si luego cuando llegan a Europa no despliegan ese juego es porque el equipo no quiere o porque no le gusta a su entrenador. Pero aquí entró la figura de Cacau (el brasileño que fue entrenador de Kairat y seleccionador kazajo), que sí apostó por mí, me dio confianza y vio que la posibilidad de que yo subiera al ataque nos podía dar una ventaja. Fue él el que hizo que mi juego se convirtiera en revolucionario porque mostramos algo nuevo en el fútbol sala europeo. Pero mi figura no es más que una representación de lo que tanto se trabaja en Brasil con los porteros.
-Cuando echa la vista atrás en su carrera, ¿no le queda la duda de si se podía haber convertido en el portero titular de Brasil?
-Sí, claro, si dijera que no, mentiría. ¿Quién no quiere triunfar con la camiseta de la Selección de su país? Pero llegó un momento en el que tuve que escoger. Fue en 2013 o 2014 cuando Brasil me llamó y tenía que elegir. En aquel tiempo, Kazajistán ya me había dado muchas cosas, creían en mí ciegamente y mi decisión fue devolver a este país todo el cariño que me había dado jugando para su selección. ¿Qué hubiera ocurrido si hubiera elegido jugar con Brasil? No lo sé, pero le aseguro que no me arrepiento.
-Resumiendo a la mínima esencia su juego, para el nuevo aficionado al fútbol sala, lo que más le va a llamar la atención es que usted es un portero que marca goles. ¿Uno se acostumbra a eso?
-Sé que puede llamar la atención, pero yo ya ni me paro a pensarlo. Estoy ya en un punto de mi carrera en que es algo normal. Se trata de un aspecto del juego que puedo aportar a mi equipo y si se da la oportunidad, pues lo intento. Pero esta temporada, por ejemplo, lo estoy haciendo menos. Con Cacau subía al ataque constantemente, con Kaká (actual técnico del Kairat) es menos frecuente. También es verdad que atacar y bajar rápidamente es un desgaste muy duro y quizá, a los 32 años, tampoco está mal que guarde un poco. Aunque con la experiencia, uno también aprende a subir cuando de verdad tiene incidencia en el juego y no hacerlo para correr riesgos innecesarios.
Subir menos, pero subir mejor.
Claro, eso es algo que se aprende con los años y que también me convierte en un mejor jugador. El saber seleccionar que subir nos va aportar más de lo que nos va a quitar. A mí me marcó mucho el gol que encajé contra Argentina en el pasado Mundial, que fue el 1-0. Intenté preparar un disparo y me precipité, perdiendo el balón. Se habla mucho de la figura del portero-jugador, de que si gusta o no gusta… Pero lo único claro es que si subo y fallo, es casi gol seguro del rival. Es un riesgo altísimo. Aquel tanto fue duro, pero aprendí mucho de él. Ahora si voy al ataque es porque lo tengo claro. Y cada vez más para buscar un pase que nos dé ventaja o una asistencia para que finalice un compañero.
-Lo que está claro es que se habla mucho de su aportación en ataque, pero bajo los palos está a un nivel altísimo. Tanto que ha sido nombrado mejor portero del planeta. ¿Siente que cada vez es mejor salvando goles que marcándolos?
-Pues creo que es lo que más feliz me hace de toda mi carrera, cómo he ido mejorando en reflejos, posición… Yo entiendo que a todos le llame la atención el juego con los pies, pero siento a veces que se me ha etiquetado. ¡Y lo que más trabajo día a día es la portería! Le aseguro que he trabajado durísimo durante toda mi trayectoria, sabía que era clave mejorar cada vez más en ese aspecto. He trabajado con grandes entrenadores de porteros, he puesto mucho sacrificio y a veces me molesta haber quedado marcado como el portero que ataca, porque creo que soy más que eso. Y lo estoy demostrando. A base de trabajo y experiencia, de trabajar el jugar con cabeza fría. Por eso ahora cuando leo que los aficionados en las redes o los periodistas destacan que he jugado bien bajo los palos, que he salvado un gol cantado… me da mucha alegría. Es la recompensa al trabajo duro.
-El problema es que hasta el nombre por el que ha pasado a la fama, Higuita, hace referencia a ese aspecto tan diferente.
Sí, pero como ya he contado en otras ocasiones, no es porque fuera mi ídolo. Era porque de pequeño tenía el pelo muy largo y cuando salía de la portería todos decían que me parecía a él: "¡Es Higuita!". Y le tengo respeto, le conocí en el Mundial de Colombia. Pero si me pregunta quién era mi ídolo de joven, ese era Zetti, portero de Brasil que jugó en el Sao Paulo.