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TROFEO PRINCESA SOFÍA IBEROSTAR

Xammar y Rodríguez: "aspiramos a una medalla en Tokio 2020"

Actualmente son la tripulación de la clase 470 con mayor progresión de la vela española. Medalla de bronce en el Mundial 2018, número tres del Ranking Mundial.

Palma
Nicolás Rodríguez y Jordi Xammar, la gran esperanza de la vela española en los JJ.OO. de Tokio 2020.
Jesús Renedo/Sailing Energy

En agosto del año pasado, el barcelonés Jordi Xammar y el vigés Nicolás Rodríguez lograban la medalla de bronce en el Mundial de Aarhus (Dinamarca) y clasificaban a España en la clase 470 para los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.

Desde ese momento para ambos ya era fundamental, "trabajar más horas que nadie, entrenar todos los días que podamos y seguir con la misma línea de progresión que tenemos hasta ahora y estamos seguro de que si lo hacemos así vamos a ganar una medalla".

A finales de enero de este año ganaban la medalla de oro en la Copa del Mundo de Miami y se colocaban terceros en el ranking mundial

Para Xammar, de 25 años, Tokio puede ser su segunda presencia olímpica, tras lograr con el también catalán Joan Herp el duodécimo puesto en los JJ.OO. de Río 2016. Para Rodríguez, de 27, sería su debut en una cita olímpico.

Nicolás Rodríguez  dice que el estar en unos Juegos Olimpicos representa un día más de trabajo porque "vas a enfrentarte contra la misma gente contra la que llevamos cuatro años compitiendo y tenemos que llegar con la confianza de que lo hacemos con el trabajo bien hecho".

Sobre la presión de competir en unos Juegos considera que, "la tensión y la presión es la misma que en un Mundial, pero tienes que llegar ahi con todas las sensaciones ya controladas".

El resultado logrado en Río (12º) no es para Xammar una espina clavada porque, "con Joan (Herp) el objetivo antes de la campaña de Río 2016 era ir a Tokio 2020. Onán Barreiros y Juan Curbelo erán, un poco, la tripulación para esa cita. Nosotros éramos dos chavales de 18 años que empezábamos en 470 y delante estaba alguien que venía de dos Juegos Olímpicos, con quince años de experiencia en la clase".

"El que nosotros fuéramos a Río fue una sorpresa, pero eso no quita que por resultados nos mereciésemos estar aunque eso generó una polémica en la que nosotros no tuvimos nada que ver", concreta.

El regatista catalán se sincera ya que, "por supuesto que también luchamos por ir a Río, pero en ese momento el objetivo era clasificarnos para llegar a los de Tokio para aspirar a las medallas".

El haber logrado la plaza por país con tanta antelación y , ahora como máximos favoritos para lograrlo como tripulación puede hacer pensar en una cierta relajación aunque ellos opinan que no es así. "En absoluto, el objetivo sigue siendo el que es y el clasificarse es un paso, un peaje que pagas en una autopista. Sabemos que no es lo mismo unos Juegos Olímpicos que un Mundial y en un segundo año de campaña. Es partir del Trofeo Princesa Sofía Iberostar de Palma cuando se empieza a ir a tope, indican.

Después de casi nueve años navegado con Joan Herp y ganándolo todo en la categoría juvenil y júnior, después de Río, el  compañero de Jordi Xammar decide dejar la alta competición para dedicarse a sus estudios. Allí aparece Nicolás Rodríguez.

"La verdad es que no lo esperaba", indica el vigués, "porque fue Jordi el que me llamó cuando estaba camino a Holanda para trabajar allí (es médico estomatólogo). Yo había decidido dejar de navegar hacia algunos meses y acabe pensando: "si veo a Jordi subido en un podio olímpico me tiro por una ventana", porque era así".

"Y me dije mi mismo que si pensaba eso lo que tenía que hacer es dejar las maletas y volver a España; es lo que hice. La verdad es que esa llamada me rescato para la vela porque fue una llamada 'in extremis'; es más ya que de haberlo hecho un poco más tarde quizás ya no hubiera podido volver. Tenía una oferta de una clínica en Holanda y si hubiera firmado el contrato ya no hubiese vuelto", revela el gallego.

El regatista catalán dice que la llamada a Nico la hizo desde el mismo aeropuerto de Río al volver de los Juegos, antes de tomar el avión para España; "no me podía quedar de brazos cruzados".

Xammar explica que la decisión fue fácil porque, "Nico y yo habíamos competido ya juntos en categorías inferiores y él era patrón. Ahora mismo , en el nivel olímpico que tenemos o hay dos patrones encima del barco, con uno llevando el timón y el otro el trapecio, la mentalidad de ambos o es de patrón o es muy difícil estar arriba del todo; estaba claro".

"Es muy importante que en los barcos vayan dos cabezas pensando, mirando el campo de regatas, estudiando los rivales y tomando decisiones es mucho mejor que solo sea uno el que los haga. Quizas con Joan eso fue lo que me faltó para dar ese salto hacia arriba y sabía que Nico tenía esa mentalidad necesaria", concluye el catalán.