Las claves de la guerra entre Antonio Brown y los Steelers
El enfrentamiento entre el receptor y el equipo de Pittsburgh está plagado de factores complejos que pueden decidir qué parte terminará ganando.
El principal motivo para escribir este artículo es que en el podcast de este martes, con Rafa Cervera y Paco Virués, me equivoqué en la explicación de la situación contractual de Antonio Brown, y además, contradiciendo a Paco, que estaba contándolo bien. Por eso, he intentado profundizar en el asunto con más cuidado y aquí os dejo mis conclusiones, que quizá os ayuden a entender mejor lo que está pasando entre el receptor y los Pittsburgh Steelers.
Lo primero que hay que decir es que casi nadie sabe exactamente cuál fue la chispa que ha desatado la tormenta. Hace unos días JJ Watt fue muy gráfico después de que su hermano T.J., linebacker en los Steelers, le contara las interioridades del vestuario de los ‘Señores del Acero’. Dijo que la historia es “bastante fuerte”. Más allá de esa expresión, todo son especulaciones. Aunque la histórica rigidez de la franquicia en el aspecto contractual, lo ocurrido con LeVeon Bell, una posible mala relación con Big Ben y el ascenso de JuJu Smith-Schuster como futuro receptor estrella del equipo son algunas de las razones que se esgrimen por separado, o juntas en un totum revolutum.
21,12 millones de dinero muerto
El principal problema de la historia es que si los Steelers cortan a Antonio Brown la broma les costará 21,12 millones de dólares contra el cap de este año. Por tanto, un jugador que no estará en el equipo se comerá más del 10% de un límite salarial. Pero si los Steelers traspasan a Antonio Brown también les quedará un dinero muerto de 21,12 millones. Esa cantidad es la suma de los 7,04 millones prorrateados en los próximos tres años que corresponden a la parte restante del dinero recibido por el jugador tras la firma de su extensión de contrato en febrero de 2017 (19 millones durante cinco años) sumada a la recibida tras la reestructuración de marzo de 2018 (12,96 millones durante cuatro años).
Como os digo, despedir o traspasar al receptor le costaría al equipo 21,12 millones en cualquier caso y solo le liberaría 1,045 millones; pacata minuta. Tenerlo en la plantilla, aunque Brown se negara a jugar, costaría a los Steelers 22,165 millones. Más o menos lo mismo. Alguno podría pensar: “ya puestos, que le mantengan en el equipo y que esté un año en blanco castigado a ver si aprende”. Pero eso lo único que haría sería enquistar el problema. Despedir a Brown en 2020 seguiría teniendo un coste de 14,08 millones contra el cap. Los Steelers tienen que resolver el problema ya y no pueden aparcarlo.
Los Steelers siguen soñando con un acuerdo
Lo ideal para la franquicia sería que ambas partes se sentaran, discutieran los problemas que han surgido y buscaran soluciones. Yo creo que eso es lo que han buscado los Steelers desde que el receptor abandonó la disciplina de la organización a falta de una semana para terminar la temporada regular. Sin embargo, el tweet con el que el jugador empezó la semana despidiéndose de la afición parece haber derrumbado los últimos puentes tendidos entre ambas partes.
Corte o traspaso con designación 1 de junio
Otra solución para los Steelers sería cortar a Antonio Brown después del 1 de junio. Así repartirían el coste contra el Cap entre 2019 (7,04 millones) y 2020 (14,08 millones). En realidad eso no significaría que no pudieran cortarle hasta junio, simplemente le podrían cortar a partir del día que se abre la agencia libre, pero con designación de 1 de junio. Esta posibilidad podría parecer factible. Sin embargo, los Steelers no recibirían la ronda o rondas que conseguirían por un traspaso, este año no están demasiado apretados contra el cap y tampoco es un equipo que necesite mucho dinero disponible porque no suele invertir demasiado en la agencia libre. Además, retrasar el problema no está en el ADN de la franquicia, y menos una cantidad de 14 millones que dentro de doce meses puede ser más problemática porque tendrán que renovar a un Big Ben que acaba contrato.
También podrían traspasarlo con designación de 1 de junio. Sin embargo, en ese caso no podrían hacerlo el día que se abre el mercado. Tendrían que esperar al 2 de junio. Y entonces, Antonio Brown habría recibido ya los 2,5 millones de bonus por estar en el roster del equipo, con lo que el coste contra el cap en 2019 se incrementaría en esa cantidad (9,54 millones). Además, a esas alturas sería más complicado negociar con otro equipo y sacar un buen acuerdo… que además no se haría efectivo hasta el draft de 2020.
Un chollo para quien lo consiga
A Antonio Brown le viene mucho mejor ser cortado que traspasado. Tras un corte podría negociar de cero un nuevo contrato con su nuevo equipo. Si es traspasado cobrará 15,125 millones en 2019, 11,3 en 2020 y 12,5 en 2021, que es lo que le queda por ganar con su actual contrato. Pero además, solo tendría garantizado lo correspondiente a 2019. Si su nuevo equipo no está contento con él, o se lesiona gravemente, puede cortarle sin coste alguno. Además de ser cantidades no garantizadas, son más que razonables, e incluso bajas, para un receptor que está en el Top 3 de la posición. Estoy seguro de que casi todos los otros 31 equipos de la NFL están valorando la posibilidad de hacerse con sus servicios.
En los últimos días se está hablando de que al ser un jugador problemático podría acabar como Dez Bryant, sin equipo o fracasando, y que eso hará que nadie ofrezca una ronda muy alta por él. También dicen que en el sistema de los Steelers, con Big Ben a los mandos, el receptor número 1 siempre ha hecho números estratosféricos sin importar su nombre. El verdad que este año JuJu Smith-Schhuster, y antes Mike Wallace, Santonio Holmes o Hines Ward han completado temporadas magníficas y que el propio Mike Wallace nunca ha vuelto a rendir como en Pittsburgh, pero Antonio Brown no parece haber entrado en decadencia pese a que en septiembre tendrá 31 años y el chollo que es su contrato reduce al mínimo el riesgo de apostar por él.
Una ronda alta segura
Tampoco hay que olvidar el ego del jugador, que quizá sea su principal problema, y que le hará dejarse el alma el año que viene para demostrar que los Steelers se han equivocado. Por eso, creo que los ‘Señores del Acero’ pueden sacar sin problemas una segunda ronda por él. Y más viendo cómo los Eagles pagaron este año una tercera por Golden Tate, los Texans una cuarta por Demaryuis Thomas y los Rams una primera a los Patriots por Brandin Cooks.
Al final, Antonio Brown parece que tiene la sartén por el mango, pero de su actual contrato no le liberará nadie y dentro de tres años, con 34, difícilmente firmará nada especialmente jugoso. Los Steelers parece que salen perdiendo en todos los casos, pero más allá de los 21 millones contra el cap de esta temporada, si consiguen una segunda ronda habrán disfrutado de los mejores años del receptor y podrán encontrar en el draft una nueva estrella para una plantilla que necesita urgentemente renovarse.