Corea disfruta como estrella invitada en un Mundial único
La clara derrota ante Alemania no le arrebató el brillo y el seguimiento internacional de este choque en el que jugó como unificada
Fue llamativa la presentación de Corea, sin himno nacional de ninguno de los dos países, pero sí con una canción popular que se canta en el Norte y en el Sur, que al parecer procede de la época en la que estuvieron sometidos y ocupados por Japón. Jugaron bajo la bandera blanca que ya lucieron en los Juegos Olímpicos de invierno, y gozaron del banquillo más largo que se recuerda en la historia del balonmano, 13 jugadores sentados y siete en la pista, una excepción que se ha hecho para que Corea no sufra con la entrada de jugadores del Norte,
Los cuatro jugadores invitados, que actúan al parecer en la Escuela Naval, empezaron en el banquillo, y al final del partido Ri Kyong Song fue el que más se significó en su puesto de central, sumando uno de los 19 tantos coreanos.
Deportivamente en la selección de Corea no hay ninguna estrella, y todos son jugadores que no llaman la atención por su físico, incluso su juego no goza del virtuosismo de otras épocas, pero no siempre así, porque en Alemania nadie olvida al gigante coreano de 2,04 metros que jugaba de lateral, Kyung Sin Yoon, que aún es el máximo goleador histórico de la Bundesliga.