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Baltimore Ravens 10- Los Angeles Chargers 23

Unos Ravens inferiores rozaron el milagro ante los Chargers

Aunque en los minutos finales despertaron y soñaron con la remontada, los Ravens fueron muy inferiores a unos Chargers que les dieron una lección defensiva.

MadridActualizado a
Jan 6, 2019; Baltimore, MD, USA; Baltimore Ravens quarterback Lamar Jackson (8) is tackled by Los Angeles Chargers defensive end Joey Bosa (99) in the first quarter in a AFC Wild Card playoff football game at M&T Bank Stadium. Mandatory Credit: Geoff
Geoff BurkeUSA TODAY Sports

Los Ravens empezaron el partido de fumble en fumble y tiro porque me toca. Un despelote. Lamar Jackson perdía el balón sin parar, lo recuperaba, lo volvía a perder, el center lanzaba los snaps a lugares imprevisibles y, por fin, Dixon regalaba el balón a sus rivales en su propia yarda 15. Si los de Baltimore han basado su renacer esta temporada en el juego en la carrera, el control del reloj y la protección del balón, en el partido de wild card hicieron todo lo contrario.

Lo malo no fue que como consecuencia del desmadre terminaran encajando un field goal. Lo peor es que el caos sirvió para dar confianza a unos Chargers que en el arranque del partido parecía aún amedrentados tras la paliza sufrida ante estos mismos Ravens hace solo dos semanas. Aunque la serie también sirvió para demostrar que la defensa local no estaba en las nubes como su ataque, frenó al ataque rival tres veces en las últimas tres yardas y Melvin Gordon salió del campo lesionado durante algunos minutos doliéndose otra vez de su rodilla izquierda.

Lamar Jackson, sobrepasado

El problema de los Ravens no era solo que Lamar Jackson estuviera como una pila. El front seven rival venía con la lección aprendida y no caía en ningún engaño de carrera. Y además agobiaba al quarterback, que no tenía tiempo para lanzar ante la incompetencia de su línea ofensiva. El ataque local al completo era un caos casi siempre, y demasiado previsible cuando ejecutaba bien, y la defensa de los Chargers no paraba de echar gasolina para que creciera el incendio. Mientras, un grandísimo retorno de Desmond King permitió que Badgley anotara un field goal de 53 yardas. 0-6 aún no era una diferencia preocupante, pero pasito a pasito los visitantes estaban abriendo camino y Baltimore no es precisamente un equipo que por su forma de jugar esté cómodo por detrás en el marcador. Lo curioso es que en todo el primer cuarto los Chargers solo habían conseguido un primer down y 20 yardas totales, pero sí habían sabido aprovechar los regalos.

El segundo cuarto siguió con el mismo guion. Los Chargers sufriendo ante una defensa de Baltimore que empezaba a pasar demasiado tiempo en el campo y Lamar Jackson cometiendo más errores y lanzando una intercepción que volvía a darle una buena posición de campo a sus rivales. Además aparecía Keenan Allen como mejor socio de Rivers, que no paraba de correr por su vida pero poco a poco conseguía ajustar la mirilla. Nuevo field goal para Badgley, esta vez de 40 yardas, y 0-9 para Los Angeles, que se ponía dos anotaciones por delante, una distancia que parecía casi insalvable por lo visto en el partido hasta ese momento. Las cámaras de la televisión empezaban a enfocar a Flacco, que hacía como que la cosa no iba con él. Antes del descanso los Chargers aún tuvieron tiempo de anotar su cuarto field goal 0-12. El goteo era constante y no había ninguna señal de que el ataque de los Ravens pudiera salir del coma.

El guion no varía en la segunda mitad

La primera jugada de la segunda mitad pudo cerrar el partido. Desmond King conseguía un tremendo retorno de kickoff que dejaba la pelota en la yarda 26 del campo de Baltimore. Como había sucedido hasta entonces, la defensa consiguió limitar los daños a una patada entre palos, pero el festival de Badgley se interrumpió bruscamente cuando una mano milagrosa de Za’Darius Smith desvió la pelota. Todos estábamos pendientes de quién sería el quarterback que dirigiría el ataque de Baltimore en la segunda mitad después de que Jackson solo completara dos pases para 17 yardas en los dos primeros cuartos, pero no hubo cambio ni de pasador ni de tónica. No solo es que el quarterback fuera completamente inoperante, su línea ofensiva estaba desaparecida y los blitzs entraban como Pedro por su casa para atropellar a Jackson una y otra vez.

En la siguiente serie los Chargers intentaron resucitar a sus rivales cuando Virgil Green perdió el balón en su propia yarda 21, pero Jackson solo consiguió avanzar seis yardas en tres intentos mientras la grada empezaba a abuchearle. Los Ravens tuvieron que conformarse con un field goal de 33 yardas que seguía dejando a sus rivales dos anotaciones por delante, 3-12. Después de conseguir los tres primeros puntos la posible remontada se colapsó cuando falló el hombre infalible de su plantilla. Justin Tucker pateaba el primer field goal desviado en playoffs de su carrera después de que los equipos especiales de Baltimore bloquearan un punt.

Touchdown de Gordon y arreón final de Baltimore

En once minutos de la segunda mitad ningún equipo había conseguido un primer down, pero los Chargers se encargaron de romper la racha en el siguiente drive, en el que empezó a notarse el agotamiento en la defensa local. Después de avanzar 60 yardas en 10 jugadas, Melvin Gordon anotaba en cuarto down un touchdown con conversión de dos de Mike Williams que parecía cerrar el partido 3-20. El touchdown debió subir al marcador dos jugadas antes cuando Derek Watt atravesó la línea con el balón antes de ser tocado por un defensa, pero el equipo arbitral no solo dio ese bueno como malo, sino también uno malo como bueno de Gordon en el que tuvieron que rectificar. Un caos poco edificante que dejó el detalle arbitral que parece obligado esta temporada en casi todos los partidos.

El último cuarto fue el más emocionante de todos, cuando los Chargers se relajaron excesivamente y devolvieron a la vida a sus rivales. El ataque de Baltimore siguió al principio inoperante y abucheado mientras los Chargers consumían el tiempo, Rivers se jugaba el tipo innecesariamente y Badgley anotaba su quinto field goal, 3-23. Hubo que esperar a los últimos siete minutos, cuando la gente ya abandonaba la grada del M&T Bank Stadium, para que el ataque de Baltimore despertara e incluso soñara con el milagro. Primero llegó un touchdown de Michael Crabtree que solo parecía servir para que Lamar Jackson maquillara un poco sus estadísticas y el equipo el marcador, 10-23. Pero a falta de dos minutos Lamar Jackson conectaba de nuevo con Crabtree en la end zone y los Ravens se ponían a una anotación de diferencia, 17-23. Todavía dispusieron los locales de un balón y 45 segundos sin tiempos muertos para intentar avanzar hasta la end zone rival desde su propia yarda 47, pero en un acto de justicia poética, que define perfectamente en un instante lo que fue el partido, Jackson sufrió su séptimo sack y perdió el balón, que fue recuperado por los Chargers para rubricar el punto y final.