Houston Texans 7- Indianapolis Colts 21
Colts ganan sobrados a Texans y jugaran contra Chiefs en Kansas
Los de Indianápolis dejaron el partido sentenciado en un arranque casi perfecto que les puso 0-21 por delante ante unos Texans sin argumentos ofensivos.
Los Colts salieron como un vendaval en ataque y frenaron desde el primer instante las embestidas de la defensa de los Texans. T.Y. Hilton emergía en cada tercer down para desesperar a Watt, Clowney y compañía mientras Frank Reich, entrenador de Indianapolis, ponía en práctica un plan de juego imaginativo, variado, espectacular para el espectador y práctico para el marcador. Una sucesión de joyas que sirvieron para engarzar dos touchdowns seguidos, de Ebron y Mack, que dejaron el marcador 0-14 y a los Texans muy tocados. Solo habían pasado once minutos y los de Houston estaban completamente groguis.
Los pases largos del quarterback local casi tenían éxito, pero un ‘casi’ no da yardas, el juego de carrera no aparecía, la línea ofensiva se mostraba tan frágil como casi siempre y DeAndre Hopkins no conseguía ser factor. La banda de los Texans estaba a punto de entrar en estado de pánico y decidió jugarse un cuarto down en medio campo que terminó con intercepción a Watson tras un lanzamiento insensato. Un escalofrío recorrió la espalda de los seguidores de Houston. Por suerte para ellos, Luck sufrió casi de inmediato una intercepción cuando los Colts ya estaban en la yarda 17 rival, la anotación parecía inevitable y el partido parecía casi sentenciado a las primeras de cambio.
Pero las buenas noticias no duraban mucho en la banda de Houston. Tras un nuevo tres y fuera los Colts recuperaban el balón y Jadeveon Clowney sufría un golpe en la cabeza que le sacaba provisionalmente del partido. Mientras tanto, la línea ofensiva de los Colts seguía protagonizando uno de sus festivales a los que nos ha acostumbrado en la segunda mitad de la temporada. Luck tenía todo el tiempo del mundo para lanzar y Mack autopistas para correr por dentro y por fuera. Era un monólogo, una auténtica paliza táctica de los visitantes, que lo tenían todo de cara después de que Dontrelle Inman anotara el tercer touchdown del equipo y dejara el marcador 0-21. La secundaria de los Texans, sin el apoyo de su agresivo front seven, volvía a mostrarse como un grupo con problemas que dejaba demasiado espacio a los receptores. Eso era un fabuloso regalo de reyes Magos para un quarterback con el talento de Andrew Luck.
Taquicardias de Bill O’Brien
Antes del descanso, los Texans parecieron resucitar al mismo tiempo que DeAndre Hopkins empezaba a ver balones, Keke Coutee cogía todo lo que pasaba por su lado y Deshaun Watson se jugaba la vida corriendo en cuanto tenía una puerta abierta. Pero todo acabó en nada cuando Bill O’Brien decidía jugarse un cuarto down y uno en la yarda nueve rival. Puede parecer una decisión aceptable e incluso lógica visto cómo estaba transcurriendo el partido, pero en ese momento los Texans necesitaban por encima de todo romper la dinámica y poner sus primeros puntos en el marcador, aunque fueran solo tres. Y más sabiendo que empezarían atacando en el tercer cuarto. Y hasta tuvieron suerte, porque los Colts volvieron a estar cerca de anotar en los pocos segundos que les quedaron antes de irse al vestuario.
Los Colts se fueron a descansar con 191 yardas de pase, 85 de carrera y cinco minutos de posesión más que sus rivales, que solo habían conseguido reunir 90 de pase y 36 de carrera en dos cuartos completos.
En la segunda mitad la defensa de Houston ajustó y Luck dejó de jugar tan cómodo. Los Colts tuvieron que despejar en sus tres primeros ataques, pero la ofensiva local no conseguía sacar provecho de esa ventaja. Watson se empeñaba en buscar a un Hopkins muy bien cubierto por Pierre Desir. El quarterback seguía jugando muy presionado y su equipo vivía sobre todo gracias a sus carreras desesperadas, que tampoco servían para llegar a la zona de anotación. Así, sin que ninguno de los dos equipos consiguiera poner puntos en el marcador, transcurrió un tercer cuarto bastante insípido en el que unos no podían y otros solo necesitaban que transcurriera el tiempo con los menos sobresaltos posibles.
Touchdown dudoso de los Texans
Por fin, a falta de once minutos, Keke Coutee entraba en la zona de anotación rival tras recibir un pase de Watson 7-21. Pero fue un touchdown con sobresalto, como todo lo que les estaba sucediendo a los Texans durante el partido. En su empeño por marcar a toda costa alargó el brazo y perdió el control de la pelota sobre la línea de anotación. Después de revisar la jugada los árbitros dieron el touchdown como bueno, pero si le hubieran devuelto la pelota a los Colts por ‘fumble’ y ‘touchback’ nadie habría podido rechistar.
Tras esa anotación los Colts tuvieron que devolverle la pelota a sus rivales después de seis jugadas y de consumir solo tres minutos. Pero el ataque de los Texans siguió viviendo de tirones, de cuartos downs y de carreras desesperadas de Watson y acabó muriendo en cuarto down en la yarda 21 de los Colts. El choque estaba decidido. Quedaban cuatro minutos pero todo el pescado estaba vendido y más con Marlon Mack atravesando la defensa rival hasta sumar 148 yardas de carrera y comiéndose lo que quedaba de reloj. En realidad, llevaba vendido desde el final del primer cuarto. Los de Indianápolis habían sido siempre muy superiores y habían conseguido que el encuentro se disputara siempre bajo el guion que más les convenía. Los Texans, por su parte, necesitan mejorar mucho su línea ofensiva, su secundaria, y probablemente su staff técnico para dejar de ser simplemente un equipo competitivo en temporada regular y empezar a serlo en enero. Mientras, los Chiefs esperan a unos colts que ya han dejado muy claro que no han entrado en estos playoffs como simples invitados, y que tienen argumentos para ganarle a cualquiera.