Javi Fernández: "Me retiro, pero viviré el patinaje de otro modo"

-Llegan las Navidades y toca hacer balance tras un 2018 movido. Fue bronce olímpico, tiene sus proyectos...

-Me quedo con que fue un buen año. Ganar un sexto Europeo y la medalla olímpica eran mis metas. Después me centré en el espectáculo Revolution on Ice, que es un proyecto personal y que está funcionando muy bien (28 y 29 de diciembre en Madrid). Ver pabellones grandes llenos y la buena respuesta de la gente es algo que emociona. También hemos montado una pista de hielo en la plaza de Azca en Madrid con fines benéficos, doy campus...

-Y también anunció que en enero de 2019 deja la competición.

-Por eso es bueno tener proyectos y cosas bonitas para una nueva etapa. Creo que ha llegado el momento de retirarse, que tengo 27 años, pero en este deporte soy de los mayores. Es complicado aguantar con los chavales jóvenes. Más problema es no irse a tiempo, quedarte enganchado. Yo estoy feliz con mi trayectoria deportiva y quiero trabajar por el patinaje español. Es un cambio de perspectiva, pero siempre estaré ligado a los patines. Lo viviré con otro enfoque. También quiero ser entrenador y creo que podré aportar, aunque también es cierto que necesitas dedicación exclusiva y tener un buen equipo.

-En el Javier Fernández de hoy día, ¿qué hay de aquel adolescente que se fue a Estados Unidos a buscarse la vida?

-Soy la misma persona, pero muy diferente. Hay un cambio radical. He aprendido mucho de lo vivido tanto en Estados Unidos como Canadá y creo que no me ha ido mal del todo. Nunca imaginé que sería seis veces campeón de Europa, doble oro mundial y bronce olímpico. Me puse metas poco a poco y las alcancé.

-Español entre asiáticos y rusos... impensable ¿Cómo cree que se le recordará en el patinaje mundial?

-Mi entrenadora Tracy me dice que el patinaje me va a echar de menos y que mi gran valor es que soy una persona natural dentro y fuera del hielo. También por mis coreografías, que tenían un estilo propio.

-¿Cuál cree que es el mejor programa de su vida?

-El de Sinatra en Boston 2016, con el que gané el segundo Mundial. Fue perfecto, aunque también me sentí muy bien con Chaplin, con Quijote, Piratas del Caribe... Haciendo de Jack Sparrow me introduje en la élite. Con todos me intenté meter en el papel al máximo.

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-Y esa medalla olímpica, era su cuenta pendiente.

-Era algo que anhelaba y no llegaba. Sabía que Pyeongchang 2018 era mi última oportunidad de conseguirlo y claro que había mucha tensión. Cuando me vi con ella. ¡Uf! Sí que fue un alivio.

-Ha vivido ocho años fuera, ahora que pasa más tiempo en España, ¿qué impresiones le deja la gente sobre usted?

-Tengo la suerte de recibir muchas muestras de cariño a diario. Me dicen que creen que soy buena persona, un orgullo del país, que no cambie...

-Le queda todavía su última competición, los Europeos de Minsk (21-27 de enero).

-Cuando comience el año me iré unos días a Toronto, que serán mis últimos entrenamientos junto a Brian Orser y me hace mucha ilusión despedirme de allí. Elegiremos qué programas haremos, puede que sean dos antiguos. Aunque yo saldré a por todas en los Europeos. Si no, no iría. Me he entrenado poquito, pero con los espectáculos nunca dejas de patinar y te mantienes en forma.

-Cuando acabe su último programa en Minsk el 26 de enero, ¿en serio no le dará pena?

-No lo sé. Seguramente también me dará un respiro. A lo mejor estoy nervioso, pero tengo claro que hay que ir a lo siguiente. La competición y el espectáculo son muy diferentes. Los nervios son de otra manera, pero también existen, porque es algo tuyo, personal.