En su escuela de Obninsk, el santuario de "la reina" Latynina
La deportista con más medallas olímpicas de la historia (18) da nombre a una escuela en la que se forman 1.300 gimnastas y que es semillero del equipo ruso.
"La cabeza siempre alta, sin perder el equilibrio". El lema con el que Larisa Latynina, la mujer con más medallas olímpicas de la historia, dedica su libro podría ser también un buen lema para la vida. Al borde de los 84 años (los cumplirá el próximo día 27), la gran dama de la gimnasia (nació en Jersón, Ucrania, y compitió por la URSS) y que consiguió 18 metales (nueve oros, cinco platas y cuatro bronces) en los Juegos de Melbourne 1956, Roma 1960 y Tokio 1964, recibe a los reporteros en su dacha de Kalyanino, a casi dos horas en coche de la megaciudad de Moscú.
Una casa de campo (dacha) rodeada de abedules y de una nevada que ya no se irá en tres meses. Conservada su memoria en frío, como el ambiente, pero caliente su voz, desgrana su historia y muestra las medallas que guarda en una alacena que es pura historia. "¿Cuál recuerda con más cariño?". Saca una pequeña y la muestra: "Es la que mi hija Tatyana enseñaba a las visitas, la de campeona del mundo en Moscú. La ganamos las dos juntas, con ella en mi vientre".
Al día siguiente, Latynina emprende viaje a Obninsk, a cien kilómetros de Moscú, la ciudad donde se construyó la primera central nuclear civil del país y donde, desde 2007, la mejor sala de gimnasia de Rusia lleva su nombre. Allí se encuentra con Lidia Ivanova, amiga del alma y doble campeona olímpica. "¡Somos abuelas pero siempre estaremos jóvenes por la gimnasia!", ríen y se abrazan antes de entregar los trofeos de la competición Golden Seagull que acaba ese día.
"¿Que quién es Latynina para la gimnasia? Simplemente, la reina", no duda una de las entrenadoras, Oxana Veprintseva. "Ella viene habitualmente y se interesa mucho por los resultados", explica. Olga Corcach es la directora y la mano derecha de Latynina. "Tenemos a 1.300 niños y de aquí debe salir el relevo del equipo olímpico de Rusia", dice. De momento, tres ya han pasado al equipo nacional y la instalación, con residencia y financiada por el gobierno, es una referencia. "¡Yo creo en vosotras!", anima Latynina a las menudas niñas que se acercan a ella con maillots brillantes. A la reina.