BALONMANO
El Logroño derrota al Cangas en una gran segunda parte
Al descanso, el partido se fue igualado (11-11), pero en la segunda mitad los riojanos encarrilaron la victoria. Scott anotó seis goles.
El Logroño La Rioja se ha impuesto por 32-24 al Frigoríficos Morrazo en un choque en el que los locales han esperado al segundo tiempo para mostrar su verdadero nivel y superar a un rival muy correoso.
El conjunto gallego dejó claro que tiene más calidad que la que muestra su penúltimo puesto en la clasificación y rindió a un buen nivel, pero le faltó continuidad y físico y eso le derrotó.
Pero hizo un primer tiempo notable, supo leer los errores de la defensa local y mandó en el marcador prácticamente hasta el descanso liderado por Muratovic y Cerqueira.
El Logroño La Rioja, por el contrario, mostró por momentos un tono de "depresión", como si estuviera marcado por sus dos últimas derrotas consecutivas, y no fuera capaz de encontrar el modo de atacar con soltura.
La defensa local tampoco funcionaba y dejaba "vendido" en muchas ocasiones al portero Aguinagalde, que hoy a puesto fin a su carrera como jugador en la Liga Asobal, aunque le quedan dos encuentros de la Copa EHF antes de retirarse.
El conjunto gallego llegó a mandar por cuatro goles (4-8) al filo del cuarto de hora y siguió mucho tiempo por delante.
Pero en la recta final del primer tiempo el Logroño cambió; decidió correr más y con varios "chispazos", junto a las mejores paradas de Aguinagalde logró meterse en el partido y alcanzar el descanso con el marcador empatado a once.
Ahí acabó todo para el equipo de Cangas del Morrazo, al que se le vieron pronto "las costuras". El Logroño defendió más, corrió más y se apoyó en más variantes de juego, en especial en el lanzamiento exterior, algo que el Morrazo no tuvo en ningún momento. Pronto el Ciudad de Logroño se adelantó por tres y cuatro goles y pasado el cuarto de hora del segundo tiempo se fue en el marcador sin oposición, con ventajas que llegaron a los siete goles (26-19).
En los últimos quince minutos el choque fue un monólogo de los locales, con un repertorio muy amplio de ataques, y una muestra de impotencia de los visitantes, que acabaron sin entender cómo recibieron un castigo tan amplio (ocho goles al final) en solo un tiempo.