Todd Bowles prefiere que juegue Sam Darnold para evitar debates
Un esguince en su pie derecho puede impedir a Sam Darnold jugar contra los Bills, pero Todd Bowles, su entrenador, no quiere descartarle salvo que sea inevitable.
El miércoles a medio día Sam Darnold estaba descartado para jugar contra los Bills según varios medios de Nueva York. Cuatro horas después, Todd Bowles, su entrenador, negaba la noticia y decía que aún no estaba descartado pese a que durante el entrenamiento de ese miércoles el quarterback había aparecido con ropa de calle y bota ortopédica.
Bowles quiere darse tiempo hasta el viernes para dar a su quarterback la opción de jugar. Si no entrena en toda la semana no saltará al campo. Eso lo ha dejado claro. Puede sorprender que el entrenador tenga tanto interés en que Darnold juegue. Y más sabiendo que la semana que viene los Jets tienen el bye y su jugador viene de una racha de tres partidos en los que ha sumado dos pases de touchdown y siete intercepciones.
Sacar a jugar a McCown parece una solución sencilla y razonable. Y dejar a su futuro quarterback franquicia dos semanas de descanso para que se recupere física y mentalmente también parece incluso bueno para un chico de 21 años que se ha convertido en el quarterback más joven en ser titular en la NFL moderna. Ahora está según muchos en el camino de superar el récord de Peyton Manning de 28 intercepciones en su temporada de rookie. Darnold lleva 14 y difícilmente alcanzará al mito, pero estoy seguro de que superaría encantado la cifra si le garantizaran que de hacerlo tendría una carrera tan portentosa como la del mito de los Colts y los Broncos.
Josh McCown como problema
Vuelvo al tema, que empiezo a desbarrar como casi siempre. Estoy casi seguro de que pese a sus 39 años, y a que probablemente esté bastante oxidado, el rendimiento de McCown contra los Bills sería (y casi seguro será, porque creo que al final tendrá que jugar) mucho mejor que el de Darnold. McCown no solo tiene experiencia y más tablas que casi nadie, también es un profesional como la copa de un pino, un jugador que se deja el alma en cada snap, un obrero del football al que casi nadie le va a poder echar en cara su compromiso. Por eso, y pese al poco tiempo que lleva en el equipo, entre la afición de los Jets es un jugador muy querido.
Por eso creo que McCown en el campo contra los Bills es una decisión peligrosa, y más antes de la semana del bye. Si los Jets ganan y convencen, algo que con los Bills enfrente no parece descabellado, se puede abrir el debate sobre si el veterano debe seguir al frente del ataque mientras Darnold da un paso atrás para mejorar su formación antes de volver en 2019 en un ataque más reforzado. En el debate surgirá el nombre de Mahomes, el de Goff y, si me apuráis, hasta el de Aaron Rodgers. Y a Bowles se le abrirá un frente que ni quiere ni le interesa en unos Jets sin aspiraciones a entrar en playoffs y centrados simple y llanamente en darme minutos de juego a su quarterback y valorar quién debe estar y quien no en la plantilla en 2019. Entonces será cuando aspirarán a ganar batallas ambiciosas.
Siento un enorme respeto por Todd Bowles como entrenador. Recogió un proyecto deportivo caótico de Rex Ryan, que además arrastraba unos problemas gravísimos en el límite salarial, con una plantilla muy cara que no se podía reiniciar de un día para otro. Sin embargo, desde su llegada los Jets han sido un equipo perdedor con alma ganadora. Creo que hay un proyecto, un plan bien diseñado y, que además hay quarterback.
La maldición de USC
El problema de Darnold no solo son sus 21 años y su falta de experiencia como profesional. También tiene una carrera muy corta en el football universitario. Solo jugó dos temporadas en la Universidad del Sur de California, una universidad maldita en la NFL. Solo Carson Palmer ha ‘medio triunfado’ en el football profesional pese a que USC es una de las universidades con más solera de la historia. Los Trojans son el auténtico equipo favorito de los aficionados de Los Ángeles, pero sus quarterbacks siempre han arrastrado el sambenito de ‘beach boys’. Leinart, Mark Sanchez, Matt Cassel, Cody Kessler… llegaron a la NFL para triunfar y terminaron estampados. ¿Por qué no iba a pasar lo mismo con un Darnold que ya en su último año universitario lanzó 22 intercepciones?
Una de las taras que se le han echado en cara siempre a los quarterbacks de USC es su falta de carácter. Como si las playas y el calor de California les impidiera ser tipos duros y con presencia y les convirtiera en jugadores dispersos a los que les gusta más la noche que el día. Viendo los antecedentes de Leinart o Sanchez, por citar solo dos, parece obvia la tendencia. Sin embargo, Darnold quizá no esté jugando demasiado bien, pero sí tiene una presencia y un empaque mayor del que quizá ha tenido nunca un quarterback de USC. Sus conferencias de prensa no son las de un novato. Sobre el atril es un tipo razonable, que se explica bien, asume sus faltas y demuestra inteligencia y agudeza. Algunos diréis que un buen quarterback debe demostrarlo sobre el campo y no ante la prensa, pero yo creo que esa madurez deja entrever la fortaleza mental de un tipo con redaños para levantarse siempre, y ese es el primer paso para ser un ganador en esta NFL.
Los problemas de Darnold
Darnold está teniendo dos problemas graves. El primero en el pocket y el segundo en sus lecturas. Cuando recibe el balón está demasiado pendiente de los blitzs de la defensa y muy preocupado de evitarlos. Por eso, muchas veces se mueve para evitar ser placado mucho antes de que haya auténtico peligro. Es como si no se fiara de su línea ofensiva cuando, curiosamente, la línea de los Jets que en pretemporada parecía inexistente está funcionando mejor de los esperado. Esos movimientos precipitados destruyen la jugada prevista y le obligan a improvisar más de lo debido. El segundo problema de Darnold también tiene que ver con la precipitación. No progresa en la lectura del campo. Se queda en un receptor, lo mira y ahí lanza el balón. Las defensas se lo han aprendido y en cuanto le ven fijar la vista saben que por ahí irá la jugada. Si veis partidos de los Jets descubriréis cómo las coberturas, sobre todo de linebackers y safeties, van automáticamente hacia el primer lugar en que se fija Darnold. Su mirada se ha convertido en un arma de sus rivales y por eso recibe tantas intercepciones: todo el mundo está esperando que lance precisamente donde está anticipando que lo hará.
Ambos problemas parecen gravísimos. Sin embargo, creo que no son complicados de solucionar en su caso. Por poner un ejemplo, Kaepernick tenía también un problema de progresión en las lecturas, pero mientras en el de los 49ers era un problema crónico que el jugador resolvió durante toda su trayectoria corriendo en cuanto el primer pase no era viable, en el caso de Darnold parece más una cuestión de ansia, agresividad y falta de formación. Lo mismo sucede con sus saltos precipitados en el pocket. En cuanto aprenda a confiar en su línea y le enseñen a moverse tras el center, algo que nunca aprendió en la universidad, puede dar un salto espectacular en su juego.
Estoy seguro de que la mayor preocupación de Bowles este año es acumular horas y horas de vídeo para diseccionar no solo esos dos problemas de los que os he hablado, sino todos los demás. Y que el auténtico gran trabajo con Darnold se hará durante la próxima offseason y pretemporada, cuando estudiarán con él todos esos vídeos y le pulirán de verdad para que se convierta en quarterback de la NFL.
Pero para que todo eso suceda no puede haber interferencias innecesarias y McCown contra los Bills puede convertirse en una. Y más grave de lo que parece. Tanto como para complicar la formación de un talento en bruto con alma de gran estrella de la NFL.