Berchelt barrió a Mickey Román y ganó la guerra de El Paso

En el esquinero del ring Miguel Berchelt celebraba con su afición. Acababa de enviar a Mickey Román a la lona tras seis asaltos de auténtica guerra en El Paso (Texas, Estados Unidos). El campeón WBC del superpluma tenía claro que había ganado la pelea. Estaba en lo cierto, pero se adelantó en el pronóstico. El KO llegó en el noveno asalto después de una clase de valentía de Román. Ganó, fue un rodillo y Berchelt tachó su mentón de su lista de defectos. La Quijada del campeón resiste duros envites. Román le contragolpeó, pero no pudo con él. Al contrario sí. Cada golpe del Alacrán era un cañonazo. La suma de ellos, letal.

El primer asalto fue el único en el que ambos fueron con mesura. La guerra se inició en el segundo. Berchelt entraba desde lejos, Román reculaba, pero demasiado lento e iba encajando castigo. El campeón variaba los planos. Pegaba duro arriba, pero los bombazos abajo dolían hasta por televisión. Quería quitarle piernas, y lo consiguió. Román comenzó a perder movilidad de manera constante. Cada vez salía de la distancia más lento y se llevaba series de dos y tres golpes. Sólo le quedaba una opción: el volado de derecha y armar una guerra de guerrillas. Lo hizo sin titubeos.

Cuando Berchelt metía el jab dejaba una autopista y la aprovechó. El campeón se comió manos, pero las asimiló sin mayor problema y aprendió. Román cada vez era más previsible y ese golpe dejó de entrar. Lo que era fructífero una y otra vez eran las manos de Berchelt. De todos los colores. Primero al hígado y después al mentón con un crochet de izquierda. Así se fue Román al suelo por primera vez. Se rehizo y volvió a visitar la lona por segunda vez ese round. Berchelt decidió meter movilidad en el séptimo asalto. Quería cansar más a Román y ahí finalizarle.

Le funcionó. En el octavo asalto encontró buenos golpes a la contra. Román llevaba tambaleándose con cada combinación dura desde su caída. Pero no perdía la verticalidad. En el octavo estuvo cerca, pero no fue hasta el noveno cuando ocurrió de nuevo. Berchelt le tocó con una mano y acompañó con el resto. Cayó sentado de puro agotamiento, pero para acabar con el guerrero de Ciudad Juárez hace falta más. Berchelt no frenó, lo acorraló contra las cuerdas y lanzó golpes sin parar. No hubo respuesta y el árbitro se cruzó. Mickey Román aguantó, se ganó el aplauso del público... pero no pudo con el rodillo Berchelt. Se mueve, le echa arrojo, pega... y ahora también encaja.