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Jon Gruden ya es un muñeco diabólico para los Raiders

El entrenador niega estar haciendo 'tanking' a la vez que pone en el mercado a sus jugadores clave y provoca una ola de indignación en los aficionados de Oakland.

Madrid
Jon Gruden ya es un muñeco diabólico para los Raiders

Si todo marcha como iba previsto, los Raiders jugarán un año más en Oakland (2019) y se mudarán a Las Vegas en 2020. Pero vista la tormenta cósmica que se está montando en el ‘Agujero Negro’, no me extrañaría que el año que viene ese esperpento que ahora llamamos Raiders se vea obligado a jugar en cualquier sitio del mundo que no sea Oakland si Gruden sigue como entrenador. Los seguidores del equipo parecen a punto de exigir una orden de alejamiento.

En realidad, la mayor parte de la afición de los Raiders ya está indignada desde que a finales de marzo de 2017 los propietarios de la NFL le dieron el visto bueno a Mark Davis para trasladar la franquicia de ciudad, pero ahora está más enfurecida que nunca después de que Jon Gruden esté desmontando el equipo a una velocidad inusitada.

Gruden llegó a los Raiders como un tornado cortando jugadores problemáticos o que no se adaptaban a su filosofía. Hasta ahí nada raro. Es lo mismo que hace cualquier entrenador que llega nuevo a una franquicia, pero muy pronto se lanzó a hacer cosas extrañas, que parecían más enfocadas a acaparar focos que a mejorar el equipo.

El fichaje de Martavis Bryant

Para empezar, fichó a jugadores muy veteranos, algo sorprendente cuando lo que se quiere es comenzar un nuevo proyecto. En un principio tampoco fue algo tan chirriante, ya que a Gruden siempre le ha gustado rodearse de un grupo de jugadores con mucha experiencia que ayuden a dar consistencia a sus plantillas. La cuestión es que el tiempo está demostrando que esos fichajes fueron completamente improvisados.

El primer gran ataque de locura llegó el 26 de abril cuando los Raiders cambiaron su pick de tercera ronda a los Steelers por Martavis Bryant (26 años). Un mes antes, el 15 de marzo, había cortado a Michael Crabtree (31 años), su segundo receptor, que formaba una pareja más que fiable con Amari Cooper. Aceptemos que todo entrenador tiene derecho a reinventar su grupo de receptores cuando llega a un equipo nuevo, pero resulta menos aceptable cuando Bryant había sido suspendido todo 2016 cuando no pasó varios controles de drogas y no parecía completamente rehabilitado. En 2017 también fue un dolor de cabeza en el vestuario de Pittsburgh y solo le faltó tener conflictos con el aguador. Los Steelers que se morían por quitárselo de encima y muy probablemente habrían aceptado una ronda mucho más baja si los Raiders hubieran negociado con un mínimo de habilidad.

Como la cabra tira al monte, Bryant volvió a no pasar (pero sí, pero no, pero no se sabe muy bien si sí o no) otro control de drogas en junio y se preveía otra suspensión. Y entonces los Raiders le cortaron. Sí, cortado. El 1 de septiembre y dejando muy claro que era por cuestiones deportivas y no por la posible sanción. Le volvieron a fichar diez días después también por cuestiones deportivas (y eso). A esas alturas todos los seguidores de los Raiders empezaban a sentir un terrible vértigo por lo que se les venía encima.

El traspaso de Khalil Mack

En realidad el vértigo no era por Bryant, eso era lo de menos, era porque Khalil Mack (27 años), la gran joya de este equipo, quizá el mejor jugador defensivo de la NFL actual, fue traspasado por Gruden a los Bears el mismo 1 de septiembre que cortaron a Bryant. Lo más alucinante es que una semana después Gruden dijo en rueda de prensa que el mayor problema de su plantilla era la falta de pass rush. Vamos, que necesitaba un defensive en elite como fuera. ¿Alguien como por ejemplo Khalil Mack, majete? ¡Estamos locos o qué!

Desde entonces hay rumores de que Gruden tiene problemas con la plantilla. Tampoco es ninguna sorpresa. Su primera retirada llegó después de que saltara por los aires el vestuario de los Tampa Bay Buccaneers en el que prácticamente ya no podía ni entrar al final. Pero Gruden, como siempre, huyó hacia adelante y se lanzó a buscar nuevas víctimas. Tras la derrota contra los Rams en la semana 2 dijo que esperaba más de Amari Cooper. En un principio asumió la crítica sobre él mismo, diciendo que tenían que buscar jugadas que le dieran más protagonismo, pero según fueron pasando más partidos fue más evidente que o Cooper pasaba de todo o Gruden no tenía ni idea de qué hacer con él. Y claro, tanto fue el cántaro a la fuente que el 14 de octubre Jay Glazer publicó en Fox que los Raiders querían traspasar no solo a Amari Cooper, también a Karl Joseph (aunque lo del safety tampoco creo que disgustara demasiado a la afición).

Como suele pasar en estos casos, Gruden saltó como un muelle para negar la noticia ese mismo día, pero ya es un secreto a voces que los Raiders quieren quitarse de encima a su receptor estrella de primera ronda antes de que se cierre el mercado de traspasos el 30 de octubre.

Derek Carr entra en el carrusel

Por si fuera poco, Marshawn Lynch sufrió en Londres una lesión en la ingle que podría hacerle perder muchas semanas. Doug Martin, que ha estado de adorno hasta ahora, tiene por delante un papelón fino.

Ahora, la locura ha alcanzado una velocidad supersónica. El miércoles Gruden cortó al linebacker Derrick Johnson, al que fichó en mayo, y hasta hay rumores de que Gareon Conley, su cornerback elegido en primera ronda en 2017 y que no jugó ni un snap defensivo en Londres, también podría estar en el mercado si hubiera una oferta jugosa.

Como última posible bomba, Jason La Canfora aseguró en el último programa ‘Pick Six Podcast’ que los Raiders podrían traspasar a Derek Carr a los Giants antes de que se cierre el mercado si reciben una buena oferta. No parece una idea descabellada. Por ahora no es mucho más que un rumor lanzado por una firma de prestigio, pero la realidad es que Gruden ha mostrado ya en varias ocasiones descontento con su quarterback, criticándole en público y alabándole alternativamente sin que quede muy claro cuál es su propósito. Lo único seguro ya es que Carr no le gusta y que quiere elegir ‘su quarterback’ en el próximo draft. Y para ello lo mejor es tener el número 1 y sacar cuanto antes la mayor tajada posible por su pasador actual.

De postre, tanking

Como no podía ser de otra manera, Gruden dijo a mitad de semana que no está haciendo ‘tanking’ (dejarse ganar para conseguir un pick alto en el draft). Otra cosa es que todos los síntomas sean que está dedicado a hacerlo con mucho más entusiasmo que el que dedicó a formar una plantilla competitiva este año. Los aficionados de Oakland sienten que en las oficinas de la franquicia no importa un pimiento lo que pase mientras el equipo siga en su antigua sede y están trabajando ya pensando solo en Las Vegas. Y si en Oakland tienen que tragarse un pinchito de boñiga, que les aproveche.

La consecuencia es que un grupo de seguidores de los Raiders han abierto una web http://isgrudengoneyet.com/ que informa de una forma muy divertida del dinero que está ganando Gruden en cada segundo, lo que le queda por cobrar de los ¡100 millones de dólares en 10 años que firmó con la franquicia! y lo que ha cobrado por ahora (con ese contrato no se libran de él ni con aguarrás). Os recomiendo visitarla.

Lo único seguro es que si esto sigue así Jon Gruden no va a poder pasear por Oakland ni rodeado por un ejército de guardaespaldas.