BALONMANO
España sobrevive ante Austria en una encuentro muy igualado
Merche Castellanos se convirtió en la heroína de las Guerreras tras parar un penalti decisivo a veinte segundos del final. Pleno de triunfos en los amistosos.
Una parada de penalti de la portera Merche Castellanos a falta de veinte segundos para el final permitió a la selección española femenina de balonmano cerrar con pleno de victorias la serie de tres amistosos que ha disputado esta semana con Argentina y Austria, tras imponerse este sábado por 28-26 al conjunto centroeuropeo.
Agónico resultado que nadie hubiera podido imaginar tras la incontestable superioridad en la primera parte de un equipo español, que parecía destinar a aumentar los diez goles de diferencia (32-22) por la que las de Carlos Viver se impusieron a Austria en el choque que ambos equipos disputaron el viernes en Guadalajara.
Pero todo lo bueno que demostraron las "guerreras" en la primera mitad desapareció por completo en la segunda, en particular la solidez defensiva, que había posibilitado el despegue en el marcador del conjunto español en los primeros treinta minutos de juego.
Con la portería blindada por una de nuevo inconmensurable Silvia Navarro, que cerró el primer período con un total de once paradas, la selección española pudo sacar a relucir su mejor arma en estos tres amistosos: la velocidad.
Y es que España parece haber añadido a la intensidad y competitividad que le han caracterizado en los últimos tiempos una nueva arma, un trepidante ritmo de juego.
Un argumento que no sólo se ve reflejado en la fulgurante primera oleada del contraataque, en la que España cuenta con dos auténticas balas en las figuras de las extremos Jennifer Gutiérrez y Paula Valdivia, sino también en su veloz juego de transición.
Faceta en la que juega un papel fundamental la lateral Lara González, que parece haber asumido, por fin, el papel protagonista que se le auguraba en la selección cuando con apenas 21 años debutó en 2013 con las "guerreras".
Con la llegada de Carlos Viver al banquillo de la selección, la jugadora de Santa Pola no sólo se limita a las labores defensivas a las que parecía haber quedado abocada, sino que ha recuperado el protagonismo ofensivo que la convirtió en una de las grandes esperanzas del balonmano español.
Un hecho que permite a España redoblar su velocidad ofensiva, ya que sin la necesidad de hacer un cambio ataque-defensa, las de Carlos Viver tienen la libertad absoluta de poder correr y correr en la segunda oleada del contraataque.
Aunque, sin duda, el cambio fundamental es la inclusión de la central Alicia Fernández como directora del juego ofensivo de las "guerreras".
La eléctrica jugadora del Ramnicu Valcea rumano dota al ataque estático del conjunto español de un dinamismo que no sólo permite ocultar sus habituales carencias con el lanzamiento exterior, sino que posibilita la llegada constante de balones a las extremos y pivotes.
Así a base de velocidad y defensa, la selección española no tardó en desarbolar a un conjunto austríaco, que parecía resignado a una nueva goleada, como reflejó el 16-11 con el que se llegó al final del primer tiempo.
Pero el descanso no pudo sentar al conjunto español, que excesivamente relajado, perdió todas las señas de identidad que le habían permitido dominar con claridad el juego y el tanteador en la primera mitad.
Especialmente en defensa, donde las de Carlos Viver carecieron de la solidez necesaria para contener a unas jugadoras austríacas cada vez más y más crecidas.
Todo lo contrario que España que pareció empeñada en estrellarse una y otra vez con la guardameta Petra Blazek, hasta verse irremediablemente por detrás (18-19) en el marcador.
Un inesperado golpe que puso a prueba la fortaleza mental de un equipo español, que pareció dar por concluido el encuentro mucho antes de lo aconsejable.
Pero si algo no han perdido las "guerreras" es su carácter irreductible, una capacidad para aferrarse a la pista, que le permitió, sin llegar a recuperar la brillantez del primer tiempo, llegar al último minuto con opciones de victoria.
Un tiempo en el que la selección española se mostró mucho más sólida que su rival, primero con una jugada ensayada que permitió a las de Carlos Viver retomar de nuevo (27-26) la delantera en el marcador y después con la parada de penalti de Merche Castellanos que sentenció definitivamente el triunfo (28-26) español.