Imágenes y frases de los duelos de la semana 1 de la NFL

Estoy seguro de que a muchísimos aficionados de la NFL les ha sucedido algo muy similar este fin de semana: tenían tanta ansia por ver football, tantas ganas acumuladas en meses de ensoñaciones, que se metieron un tremendo empacho de partidos, vieron varios a la vez y unas horas después son incapaces de digerir tanto football. Por eso, la mayoría hemos necesitado un digestivo e incluso hemos visto algunos partidos de nuevo para intentar asimilar toda la información recibida de forma abrupta.
Que nadie se agobie. Es algo que se repite cada año. Lo único importante es evitar llegar a conclusiones drásticas. En la que ya se conoce como semana de sobrerreacción, lo mejor que se puede hacer es no llegar a demasiadas conclusiones. Si nos remontamos doce meses, en la semana 1 de 2017 perdieron Patriots y Saints, los Ravens dejaron a cero a los Bengals y los Steelers sí que fueron capaces de ganar a los Borwns. Eso sí, sufriendo.
Además, la NFL es una competición extraña en la que solo se disputan 17 jornadas, pero la pretemporada está más dirigida a confeccionar las plantillas definitivas que a conjuntar a los jugadores. Por eso, el auténtico rendimiento real de los equipos no suele empezar a verse hasta octubre. Septiembre se convierte en un mes de rodaje en el que unos parecen mejores de lo que son y a la inversa en función de cuál haya sido la planificación de cada franquicia.
Un detalle en el que sí me quería fijar es la epidemia de pañuelos amarillos. Es verdad que en las primeras jornadas los desajustes y la falta de rodaje provocan este tipo de situaciones, pero hubo partidos literalmente imposibles de seguir. El football con muchas penalizaciones es infumable y la NFL tendrá que plantearse si el bajón de audiencia tiene también que ver con la frustración que provocan al espectador tantos castigos, muchos de ellos exageradísimamente rigurosos. Cada día hay más partes del cuerpo que no se pueden ni tocar, algo cada vez más incompatible con el hecho de placar en un deporte que se considera de contacto.
A pesar de todo, hay cosas que no cambian. Y aunque os esté diciendo que no sobrerreaccionéis, yo voy a hacerlo, y a lo bestia. ¡Qué narices, que para eso estamos!

● El front seven de los Philadelphia Eagles volvió a jugar al nivelazo del año pasado, con una intensidad dominante que casi convierte en nimio el hecho de que Foles da para lo que da, que no es mucho casi nunca. Pero cuidado, o el ataque gana protagonismo o vivirán, como el jueves pasado, en el filo de la navaja.
● Cada vez parece más claro que los Atlanta Falcons debían haber buscado nuevo coordinador ofensivo durante la offseason. Sarkisian sigue sin saber lo que hacer con un ataque que dio auténtica pena en la zona roja mientras la línea ofensiva no paraba de derrumbarse. Y para colmo de males, Keanu Neal fuera toda la temporada.

● Cuando todo es tan fácil, es difícil hasta sacar conclusiones. Los Baltimore Ravens simplemente descansaron en la semana 1 por mucho que Flacco nos recordara al de las grandes ocasiones.
● Estoy convencido de que los Buffalo Bills van a ser igual de incompetentes durante toda la temporada. El desarrollo del partido no fue una cuestión de matices, apestaron en todas sus líneas.

● Confirmado. Estos Jacksonville Jaguars serían el mejor equipo de la conferencia Americana si su quarterback no fuera Blake Bortles.
● Confirmado. Estos New York Giants podrán pelear por entrar en los playoffs si su quarterback no fuera Eli Manning.

● Los New Orleans Saints volvieron a la élite en 2017 porque tuvieron defensa y corrieron tanto como pasaron. Ante los Bucs volvieron a ser el equipo sin carrera ni defensa que se estrella una y otra vez mientras Brees firma estadísticas estratosféricas en constantes duelos de pistoleros.
● Ni Fitzpatrick ni Jameis Winston son quarterbacks de más de 400 yardas por mucho que el primero montara una barbacoa con la secundaria de los Saints. La victoria de los Tampa Bay Buccaneers me impresionó, pero aún no sabemos cómo son sin careta.

● Los New England Patriots siguen resolviendo los problemas complicados de forma sencilla. Belichick puso doble cobertura sobre DeAndre Hopkins y Tom Brady conectó una y otra vez con Gronkowski para ganar sin grandes sobresaltos… hasta que un error de retorno de McCarron casi les pone en un brete precisamente donde ellos han sido siempre magistrales: conseguir que los fallos en los momentos clave siempre los cometan los rivales.
● Pese a las expectativas creadas, Deshaun Watson no pareció tan bueno como en 2017. Y pese a las expectativas creadas, el estratosférico front seven de los Houston Texans fue incapaz de derrumbar a una OL de New England que sí que fue estratosférica.

● A la defensa de los Minnesota Vikings no la vamos a descubrir ahora, pero lo que sí han descubierto los aficionados del equipo es que Cousins es un tipo tremendamente irregular que puede jugar una primera mitad magnífica y una segunda absolutamente errática.
● Una sucesión de errores infantiles y decisiones inoportunas en el peor momento posible sepultaron a unos San Francisco 49ers que parecieron mejores de lo esperado pese a que Garoppolo nos dejara un poco fríos.

● Juzgar un partido con una duración de siete horas con dos interrupciones larguísimas es una misión de chinos. En el primer tercio creo que los Miami Dolphins demostraron que pueden ser competitivos y que quizá solo les falte encontrar dos linebackers que no fallen placajes y tengan un mínimo de anticipación para ser tenidos en cuenta. En los dos tercios finales hay poco que decir porque aquello era un desmadre sin pies ni cabeza.
● Los Tennessee Titans empiezan la temporada de la peor manera posible. Mariota volvió a lesionarse cuando ni siquiera estaba jugando a un nivel digno. Derrick Henry tampoco apareció y volvimos a tener la sensación de que podrían ser un equipo potente, pero que nunca llegan a serlo. A ver cuánto tarda en arreglarse el codo de Mariota, porque con Gabbert no van a ninguna parte.

● Antes de entrar en materia, me parece de libro la expulsión de Shawn Williams por el cascazo que le dio a Andrew Luck, pero el ‘roughing the passer’ que le pitaron a Carlos Dunlap al final del tercer cuarto es rigurosísimo y vuelve a demostrar que esa nueva vuelta de tuerca del reglamento para proteger a los quarterbacks es terriblemente injusta. El ser humano tiene la cabeza sobre los hombros y no se la puede arrancar para jugar al football de defensa. No fue la única penalización así de la jornada. Myles Garrett le hizo un placaje de libro a Big Ben y todavía me estoy preguntando qué pitaron los árbitros.
● Si eres de los que creen que el juego de los quarterbacks está sobrevalorado, hazme un favor, revisa el partido de los Indianapolis Colts del domingo y vuelve a ver uno de la temporada pasada; el que prefieras. Y luego hablamos.
● Los Cincinnati Bengals fueron capaces de tener continuidad y soltura en el ataque pese a los drops y los fumbles de un AJ Green irreconocible por momentos. Con Dalton jugando a ese nivel, Mixon en el backfield y Eifert sano, quizá haya que tenerlos en cuenta si Green se entona… aunque ahora llega el momento de meter la reductora: enfrente estaba la defensa de los Colts.

● La broma más repetida tras el final del partido fue que los Cleveland Browns han tenido el mejor arranque de temporada desde 2004. Pero aunque todo pueda resultar muy esperanzador, ver jugar a Tyrod Taylor es más de broma todavía.
● Parece que este año Big Ben también ha decidido seguir algunas semanas más de vacaciones como ya hizo en 2017. Quizá él se lo pueda permitir, pero el que se está quedando sin margen en los Pittsburgh Steelers es LeVeon Bell. No solo es que James Conner jugara bien, es que todos sus compañeros le abrazaban como hermanos. Ah, y ¡Fire Tomlin!

● Definitivamente, el ataque de los Kansas City Chiefs va a ser uno de los grandes espectáculos de la temporada NFL 2018. Lo forman una panda de tarados dirigidos por un genio como Andy Reid. ¿Qué Mahomes va a tener partidos malos? Seguro, pero apunta a buenísimo y, sobre todo, apunta a divertido. Y en la NFL esa es la mejor receta para ganarse el corazón de los aficionados. La ‘Chief Nation’ va a crecer como la espuma.
● Si en el lado de los Chiefs había un grupo de locos pasándolo bomba con Tyreek Hill desbocado, Los Angeles Chargers volvieron a ser tan cenizos como siempre. Todo les salía mal y regresaron las caras de frustración. Como consuelo, Keenan Allen y Melvin Gordon están que se salen, pero lo de los equipos especiales fue de traca.

● Después de darle tantas vueltas, los Denver Broncos siguen teniendo un quarterback por debajo de la media y un Von Miller de otra galaxia.
● Si los Seattle Seahawks ya parecían un equipo de circunstancias, con la lesión de Doug Baldwin para toda la temporada tendrán que incoar el ‘más difícil todavía’. Y que tuvieran opciones hasta el final no significa demasiado vistos los regalos de Keenum.

● Uno puede odiar o amar el football el ofensivo que juegan los Carolina Panthers, pero es innegable que les sigue funcionando a las mil maravillas. Y más si puede apoyarse en esa defensa maravillosa que se dio un susto de muerte con una lesión de Kuechly que al final no es para tanto. Ahora está por ver cómo sobreviven los próximos partidos sin Olsen recibiendo y sin Daryl Williams en la línea.
● Solo puedo decir una cosa de estos Dallas Cowboys. No tengo ni idea de a lo que juegan.

● Todo el mundo está diciendo hoy que estos Arizona Cardinals apestan, pero muchos parecen olvidar que, simplemente, los Redskins no dejaron que su ataque saltara al campo hasta que ya daba lo mismo.
● Ha vuelto Adrian Peterson, ha vuelto Jordan Reed, ha vuelto Chris Thompson y ha vuelto toda la defensa. Y encima ha llegado Alex Smith para cuidar el balón como si fuera su hijo y alargar los drives para volverlos interminables. Espero que ya estéis empezando a creerme, estos Washington Redskins son muy buenos.

● Cuando Aaron Rodgers pisa un emparrillado con el uniforme de los Green Bay Packers da lo mismo si está cojo o ciego, manco o desmayado. El mundo se para y se dispone a contemplar hazañas sobrenaturales. Y lo increíble es que no deja de sorprendernos aunque ya no deba ser una sorpresa que haga cosas increíbles.
● Podemos hablar de cómo se derrumbó Trubisky en la segunda mitad cuando la defensa de los Packers secó a Allen Robinson, de cómo el front seven dejó de atropellar a la línea ofensiva, de cómo los Chicago Bears con fe de la primera mitad volvieron a acomplejarse como siempre que tienen enfrente a Aaron Rodgers, pero no estaríamos hablando de nada de esto si Kyle Fuller hubiera hecho su trabajo.

● En el primer partido de su carrera, Brett Favre completó cero pases de cuatro intentos con dos intercepciones, un sack y un rating de 0,0. Cuando Sam Darnold lanzó su primer pase como profesional, cruzado, telegrafiado, espantoso, interceptado y devuelto para touchdown me temí que iba a ver algo parecido a aquello de Favre. Ni mucho menos, no solo me deslumbró el quarterback, los New York Jets me desboinaron a las primeras de cambio por segundo año consecutivo.
● Durante todo el partido tuve la sensación de que el ataque de los Jets conseguía cinco yardas por lo menos en cada snap y cada jugada de los Detroit Lions moría antes de empezar porque la anticipación de los Jets era prodigiosa. Ahora se ha sabido que los de Nueva York tuvieron tanto éxito porque conocían las jugadas de sus rivales en cuanto veían las formaciones del ataque. ¿Espionaje? No, estudio y trabajo bien hecho que deja en entredicho a Jim Bob Cooter (OC) a las primeras de cambio.

● Los Oakland Raiders intentaron suplir su falta de talento con una intensidad impresionante, pero las pilas les duraron solo hasta el descanso. Y visto lo visto, a mitad de temporada pueden estar con lengua fuera y sin nada de lo que tirar. Eso sí, debemos agradecerles el regalo del touchdown de Marshawn Lynch. Será, sin duda, una de las jugadas del año.
● Como todos nos temíamos, Los Angeles Rams se pueden desangrar con su problema con los linebackers. Jared Cook no solo les hizo 180 yardas, también abrió el camino a todos los futuros rivales de los angelinos, que saben que ahí hay un chollo.