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ZONA ROJA NFL

Así los veo: los Bengals siguen secuestrados por Marvin Lewis

El entrenador y mandamás absoluto de Cincinnati sigue pareciendo el gran problema de una plantilla interesante que nunca arranca y parece anclada en el siglo pasado.

MadridActualizado a
CINCINNATI, OH - DECEMBER 04: Head coach Marvin Lewis of the Cincinnati Bengals looks on against the Pittsburgh Steelers during the first half at Paul Brown Stadium on December 4, 2017 in Cincinnati, Ohio.   John Grieshop/Getty Images/AFP
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John GrieshopAFP

Los Bengals forman parte de ese grupo de equipos de la NFL que se han vuelto invisibles. Con un récord equilibrado hacia abajo, un quarterback que no suele acumular highlights, partidos poco atractivos para el espectador en una tarde de domingo en el que el menú suele estar cargado de emociones fuertes… Pero los Bengals no son malos. De verdad. Simplemente han entrado en un bucle de aburrimiento del que no son capaces de salir.

Si miramos el año pasado, perdieron los partidos que tenían que perder, y ganaron los que tenían que ganar… y el de los Ravens, que para la mayoría de los aficionados fue la única experiencia con el equipo atigrado de toda la temporada. Lo previsible es aburrido y no interesa. Y lo que no me cabe en la cabeza es que en esa franquicia no se hayan sentado ya un día en un despacho para valorar qué narices está pasando, y hayan dado las gracias por participar a Marvin Lewis con un abrazo muy grande por tantos años de dedicación y esfuerzo.

El problema ya no es que Marvin Lewis sea bueno o malo. Es que después de quince años (este será el décimo sexto) ya no tiene nada que aportar. Mientras el resto de la NFL está evolucionando hacia nuevas formas de gestionar sus franquicias, parece que él sigue ahí, impasible, con su agenda y su bolígrafo. Para agitar el avispero, cada tanto cambia a los coordinadores que le rodean, pero nunca es suficiente. En septiembre pasado, con la temporada recién comenzada, tuvo que despedir al coordinador ofensivo Kem Zampese para evitar un motín del vestuario, que estaba harto de él. Zampese llevaba en la franquicia desde 2003 y se ha ido con Hue Jackson a los Browns. Este año el cambio ha sido en defensa. Se ha ido Paul Guenther, que llevaba en Cincinnati desde 2005 y ahora está en los Raiders como coordinador defensivo. El año pasado no se notó demasiado la llegada de Bill Lazor, que tuvo que compaginar su cargo de entrenador de quarterbacks con el de coordinador ofensivo. Lo lógico es que ahora, con una offseason para trabajar, su trabajo empiece a dar frutos. Para la defensa ha llegado Teryl Austin desde Detroit, un tipo con un prestigio contrastado y muchísima experiencia en defensas de alto octanaje y que sí debería revolucionar un grupo que el año pasado fue espantoso contra la carrera aunque no estuvo mal en el juego aéreo.

Lazor y Austin son los nombres propios del que debería ser último proyecto de Marvin Lewis. Y no vale hablar de reconstrucciones. Llevan inmersos en ella tres offseasons y no viniendo del foso, sino tras terminar en 2015 con un récord 12-4 en el año en que Andy Dalton pareció un quarterback élite.

Ese es otro de los debates habituales en el mundo de la NFL y que no resulta tan común entre los seguidores de Cincinnati. Desde fuera Dalton muchas veces es considerado un quarterback vulgar. Sin embargo, cuando ha estado bien rodeado ha rendido a un nivel magnífico, y sus errores de juventud pasaron a la historia entre 2014 y 2015, cuando las precipitaciones y los impulsos irreflexivos le llevaban a tomar muchas malas decisiones. Desde entonces ha madurado muchísimo. Estoy deseando volver a ver a Dalton jugando detrás de una buena línea, con más receptores que A.J. Green y un plan de juego más creativo. Estoy seguro de que sorprendería a muchos.

Mientras tanto, Marvin Lewis se perpetúa y solo nos queda esperar con paciencia, convencidos de que un equipo anclado aún en el siglo XX quizá con suerte pueda clasificarse para playoffs, pero no competir de verdad contra los equipos movernos que han evolucionado para jugar a un football muy diferente, el del siglo XXI.

ATAQUE: A.J. Green está muy solo

La mayor preocupación del ataque de los Bengals ha sido reforzar una línea ofensiva incapaz de abrir rutas para la carrera y de darle tiempo a Andy Dalton para pasar. Por eso, hicieron un gran esfuerzo para fichar a Cordy Glenn como su nuevo left tackle y eligieron en primera ronda al center Billy Price. El único titular del año pasado que tiene el puesto asegurado es el left guard Clint Boling, que sí es un buen jugador. En el lado derecho las cosas no están aún claras. Parece que el guard titular podría ser Alex Redmond, un jugador no drafteado de 2016 que pasó gran parte de su año de rookie en la escuadra de prácticas. El año pasado fue suplente de Trey Hopkins, que no jugó nada bien y arrastró una lesión de rodilla. En el tackle derecho también podría perder el puesto Cedric Ogbuehi, primera ronda de 2015. Bobby Hart, su posible sustituto, ha sido titular los dos últimos años en la línea de los Giants, lo cual ya no es una muy buena carta de presentación. El lado izquierdo de la línea debería mejorar significativamente, pero el derecho provoca sudores fríos.

Jeremy Hill se ha marchado. Es una baja lógica porque había perdido con Joe Mixon por goleada la batalla por la titularidad en el backfield. En su temporada de rookie, Mixon mostró muy buenas cosas, pero también se quedó en unas miserables 3,5 yardas por intento. Se vio lastrado por una línea ofensiva que no abría huecos y en los últimos partidos fue mejorando esas cifras. Tengo curiosidad por verle jugar este año, porque puede ser otro muy buen jugador de backfield que se estrella en esa franquicia. El que se ha quedado completamente estancado es Gio Bernard. Me parece un jugador polifacético y muy efectivo tanto corriendo como recibiendo pases, y en sus tres primeras temporadas rindió a un nivel magnífico. Sin embargo, en los dos últimos años ha disminuido su producción al mismo tiempo que le daban muchas menos oportunidades. No entiendo cuál es el motivo. Me hubiera gustado mucho verle jugar una temporada como número uno de verdad. Además, en 4ª ronda del draft eligieron a Mark Walton, con lo que todo apunta a que el backfield puede volver a convertirse en un batiburrillo en el que en cada jugada aparece un jugador diferente.

En el grupo de receptores el protagonista casi absoluto seguirá siendo A.J. Green, un jugadorazo que, de seguir así, se retirará habiendo sido una estrella gigantesca de la que solo los seguidores de los Bengals se acordarán. John Ross recuperado de su lesión, Tyler Boyd y Josh Malone completan un grupo que ha perdido a Brandon LaFell y en el que solo la gran estrella es fiable. Quizá tengan más fuerza en el puesto de tight end donde Tyler Kroft no lo hizo nada mal el año pasado y en el que vuelve Tyler Eifert. Sano es una estrella, pero llevamos sin verle al ciento por ciento desde 2015 y nadie se fía de que se no se vaya a romper a las primeras de cambio.

DEFENSA: muchos jugadores muy buenos

Lo mejor de la defensa de los Bengals seguirá siendo su línea, pese a que el equipo fue en 2017 el tercero pero de la NFL defendiendo la carrera. Carlos Dunlap es un end tremendo, Geno Atkins un tackle brutal y Carl Lawson tuvo un debut más que prometedor aunque no fuera titular. Entre los tres sumaron 25 sacks. Este año Lawson seguirá saliendo desde el banquillo porque Michael Johnson, el otro end titular, sigue siendo inamovible pese a que no es para tanto. Por si fuera poco, en el end tienen un cuarto hombre, Jordan Willis, que también mostró buenos detalles en su año de novato y en 3ª ronda del draft eligieron a Sam Hubbard. Con todos ellos, los Bengals tienen uno de los grupos de ends más profundos y con más calidad de la liga. El único lunar quizá esté en el otro tackle. Ryan Glasgow no convence y Chris Baker fue fichado y cortado de inmediato. Por ahora parece que comenzará Andrew Billings, que en su año de rookie prácticamente quedó inédito. Hará falta que rinda muy bien desde el primer día para que el equipo conjuro sus problemas contra ataques terrestres.

El grupo de linebackers también debería ser muy potente con Vontaze Burfict, pero éste se perderá cuatro partidos por sanción. Han fichado a Preston Brown para que parchee el agujero en septiembre, pero será complicado que lo consiga. En 3ª ronda del draft eligieron a Malik Jefferson, que completará con Nick Vigil, Jordan Evans y Vincent Rey un grupo simplemente aseadito que necesita a Burfict para que no se le vean las costuras.

En la secundaria ya no estará Pacman Jones, uno de los abanderados de este equipo durante la última década. En realidad, su marcha parece lógica tras el rendimiento en 2017 de Williams Jackson, un jugadorazo que se perdió el año de rookie, pero que regresó para demostrar que puede ser una estrella. Dre Kirkpatrick y Darqueze Dennard también fueron primeras rondas en su momento, y completan un grupo de cornerbacks muy serio y efectivo. Para que la pareja de safeties no desentone, eligieron en segunda ronda del draft a Jessie Bates, que debería ser titular desde el primer día como free, con Shawn Williams como strong. George Iloka fue cortado en agosto y ahora está en los Vikings y el único problema es que sí da la sensación de que a esa secundaria le falta la profundidad que hay en el resto de la defensa.

CONCLUSIÓN:

El año pasado estaba convencido de que los Bengals estaban a una offseason de volver a ser muy competitivos, pero han pasado doce meses y estamos en el mismo punto: parecen un bloque muy prometedor al que le falta algo para arrancar. Creo que ese algo es un staff técnico completamente renovado y una gerencia moderna en las que ya no esté Marvin Lewis. Por lo que sea, dentro de la franquicia siguen confiando en él para tener un equipo que parece que siempre aspirará a tener un récord positivo, pero nunca a competir contra los grandes de la NFL. Su calendario es complicado con tres visitas en los cuatro primeros partidos. Y además reciben a los Ravens, que en teoría son sus rivales directos por un puesto de wild card. El bye llega en la semana 9 y creo que, si nos atenemos a la costumbre, ganan los que tienen que ganar y pierden los que tienen que perder. Se moverán entre el 7-9 y el 9-7 para completar otra temporada insípida y no suficientemente mala como para que Lewis sea cuestionado.