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ZONA ROJA NFL

Así los veo: los Eagles tienen asterisco hasta que vuelva Wentz

La plantilla parece incluso mejor que la que ganó la Super Bowl en febrero, pero Foles como titular no ofrece mucha confianza pese a ser elegido MVP de la final.

MadridActualizado a
Feb 4, 2018; Minneapolis, MN, USA; Philadelphia Eagles quarterback Nick Foles (9) celebrates with daughter Lily after defeating the New England Patriots in Super Bowl LII at U.S. Bank Stadium. Mandatory Credit: Mark J. Rebilas-USA TODAY Sports
Mark J. RebilasUSA TODAY Sports

¡Jopetas! Me guardé a los campeones Eagles para el final y he estado a punto de no llegar a tiempo antes de su debut. Antes de empezar tengo que aclarar una cosa que tal vez os sorprenda: los Eagles me parecen un equipo aún mejor que el año pasado, siguen teniendo un staff técnico no solo excepcional, creo que también revolucionario, han hecho un draft impresionante pese a no tener rondas altas y han fichado muy bien… y sin embargo creo que sufrirán para clasificarse para playoffs. Su problema, su gran problema, su único problema, es un ligamento anterior cruzado. En concreto, el de la rodilla izquierda de Carson Wentz.

Muchos también os preguntaréis cuál es el problema si detrás está Nick Foles, flamante MVP de la última Super Bowl. Y la respuesta es muy sencilla: no es lo mismo tener éxito en unos pocos partidos, por mucho que los rivales fueran los mejores equipos de la liga, que sobrevivir en el torneo de la regularidad que son las 17 semanas de la NFL. Ni se juega con la misma intensidad, ni los partidos se preparan igual, ni vives tan protegido. Aunque parezca contradictorio, los quarterbacks demuestran su auténtica calidad entre septiembre y diciembre. Después, todos hemos visto hacer partidos maravillosos a tipos absolutamente mediocres. Y salvo que haya ocurrido un milagro en los últimos meses, Foles lo es.

Me podréis decir que Wentz quizá no sea tan importante, que el año pasado donde los Eagles marcaron la diferencia en ataque fue por tierra, que su intensidad defensiva puede ganar partidos, que no les corre nadie y tienen reflejos para ajustar en tiempo récord, que Doug Pederson ya ha demostrado que sabe conjugar ortodoxia y atrevimiento para solventar cualquier problema, que Jim Schwartz es un coordinador defensivo portentoso y que la abuela fuma. Pero Foles como titular es completamente imprevisible. Y eso es muy malo. Quizá sea capaz de ganar algún partido con alguna acción magistral, como hizo en la Super Bowl, pero puede ser más habitual que él solo pierda un partido o comprometa una victoria, como sucedió ante Dallas en la semana 17.

Para mí, otra de las claves es la marcha de Frank Reich, el coordinador ofensivo en 2017, que se ha ido a los Colts como head coach. Su sustituto, Mike Groh, es un hombre de la casa y tiene un perfil similar, pero solo lleva un año en el equipo y a sus 47 años jamás había tenido un cargo de coordinador en la NFL. Recibir una máquina bien engrasada puede ser sencillo, pero hacer funcionar un ataque con un quarterback de circunstancias no es plato de gusto para un debutante. Sé que estoy cargando mucho las tintas en el ‘caso Wentz’, pero es que la duda ya no es solo cuando volverá, que según van llegando las noticias podría ser incluso bien entrada la temporada, sino el estado en el que lo hará y cómo puede afectar a su juego, y sobre todo a su movilidad, la reparación de unos ligamentos que, por lo que parece, está siendo más problemática de lo que se esperaba.

Probablemente, nada de lo que estoy diciendo sería tan grave si los Eagles jugaran en otra división, pero la NFC Este es año tras año imprevisible. Solo hay que remontarse doce meses, cuando ni siquiera los aficionados de los Eagles creían poder ganarla con los Cowboys subidos en la ola buena y con unos Redskins tremendamente sólidos. El este de la Nacional es un mundo aparte y cada partido divisional una final con vida propia y fuera de calendario en el que cualquiera puede ganar a cualquiera. Por todo lo anterior, creo que la temporada de los Eagles no será ni mucho menos un paseo, sino tremendamente complicada. Y que tendrán que pelear con sangre, pese a su tremenda calidad, una clasificación para postemporada que no tienen ni mucho menos garantizada… Aunque todo lo dicho anteriormente sería agua de borrajas si Wentz volviera en septiembre al ciento por ciento de forma. Entonces, los Eagles volverían a ser inmediatamente máximos favoritos de la Nacional y el equipo a batir. ¿Es tan importante un jugador en una plantilla de 53? Tal vez no, pero en este caso, por todas las circunstancias que lo rodean, sí que me lo parece. Él puede marcar la diferencia entre un equipo simplemente bueno y uno excepcional.

ATAQUE: todo es mejor que el año pasado

Otro punto de vista, el más común, dice que Foles está tan bien rodeado que es imposible que lo haga mal por muy irregular e imprevisible que pueda ser. Y es muy posible que tengan razón los que piensan así. La línea ofensiva sigue siendo la misma que el año pasado. Incluso se podría decir que mejor, porque Jason Peters vuelve al tackle izquierdo después de perderse la segunda mitad de la temporada 2017 y todos los playoffs. Y además ahora tienen la tranquilidad de que Halapoulivaati quizá no sea una maravilla, pero puede entrar si hace falta y rendir a un nivel aceptable. Lane Johnson es una estrella en el right tackle y el interior con Stefen Wisniewski (LG), Jason Kelce (C) y Brandon Brooks (RG) es un escándalo. Todos garantizan buena protección y, sobre todo, son magos abriendo rutas para la carrera. Vamos, que si el problema de Foles fuera que necesita tiempo para pasar, no podría quejarse.

El backfield ha mejorado aunque ya no esté LeGarrette Blount. Jay Ajayi hizo que el juego de carrera subiera un escalón tras su llegada mediada la temporada. Su media de 5,8 yardas por intento refleja perfectamente su impacto. Además, volverá Darren Sproles para ponernos de pie en cada acción y hacer que nos llevemos las manos a la cabeza asombrados por su talento de especialista. Corey Clement y Wendell Smallwood completan un grupo tremendamente polifacético y que el año pasado estuvo en la élite de la NFL.

Una de las grandes sorpresas de los Eagles el año pasado fue el impresionante rendimiento de su grupo de receptores. Sobre todo Nelson Agholor, que pasó de tener las manos de mantequilla y exasperar a la afición a convertirse en un jugador desequilibrante y decisivo en cuanto le colocaron en el slot. Alshon Jeffery no hizo números extraordinarios, pero rindió bien dentro del bloque y su baja por lesión en los primeros partidos de la temporada puede ser importante. Se ha marchado Torrey Smith, pero me parece impresionante el fichaje de Mike Wallace, un receptor siempre infravalorado que casi nunca decepciona y que se ofrece muy bien para facilitar el trabajo del quarterback. También tengo curiosidad por ver si resucitan a Markus Wheaton, que lleva dos años desaparecido, pero en 2014 y 2015 jugó muy bien en Pittsburgh. En el tight end, Zach Ertz es una bestia que garantiza más de 800 yardas de recepción y que crea el pánico en la end zone. Se ha marchado Trey Burton, pero con su primera elección del draft eligieron a Dallas Goedert para que su ya tradicionalmente poderosa pareja de tight ends mejore aún más si cabe.

DEFENSA: algunas bajas importantes

Es complicado que una defensa élite mantenga el nivel varios años, aunque Jim Schwartz lleva mucho tiempo demostrando que es capaz de convertir plantillas descompensadas en máquinas engrasadas, y a jugadores teóricamente mediocres en grandes estrellas. Sin embargo, este año no está claro si el intercambio de cromos defensivo de los Eagles es para mejor.

En la línea defensiva se ha marchado el defensive end Vinny Curry. De entrada pareció una decisión lógica porque Derek Barnett debía dar un paso adelante después de ser elegido en primera ronda del draft 2017. Pero parece que Barnett tendrá que esperar un año más en el banquillo tras la llegada de Michael Bennett, una mala bestia que echarán mucho de menos los Seahawks y que como siempre se acercará a los 10 sacks para mejorar significativamente la presión sobre los quarterbacks rivales. El titular en el otro lado es Brandon Graham, otra mala bestia, y el suplente es Chris Long. Un póker de defensive ends difícilmente mejorable con el que Schwartz puede hacer diabluras. Por dentro están pendientes del regreso de Timmy Jernigan, que sigue en ‘injury reserve’ después de operarse de la espalda durante la offseason y cuyo regreso parece retrasarse. Ahora ya se habla de que podría no estar de vuelta hasta finales de octubre. Para cubrir la baja han fichado a Haloti Ngata, que también viene de una lesión y ya no está ni de lejos a la altura de Jernigan. Pese a todo, el cuarteto es potentísimo y se completa por dentro con Fletcher Cox, que es una gran estrella de la liga.

En el grupo de linebackers la cosa no está tan clara. Han perdido a Mychael Kendricks, uno de los referentes de esta defensa el año pasado. Para cubrir su baja ficharon a Paul Worrilow, que no solo no daba la talla, además se ha lesionado para toda la temporada. Al final, tendrán que tirar de Nathan Gerry, un 5ª ronda de 2017 que en su año de rookie hizo muy poca cosa y esperar a que las piezas casen. Por suerte, Jordan Hicks vuelve al middle linebacker después de perderse gran parte de 2017 por una rotura de tendón de Aquiles. El trio lo completa Nigel Bradham, que es un jugador buenísimo, pero que se perderá el primer partido por sanción.

En secundaria los Eagles tienen perfectamente cubiertos los safeties con Rodney McLeod y Malcolm Jenkins, dos jugadorazos de nivel Pro Bowl. Como cornerbacks uno y dos seguirán Ronald Darby y Jalen Mills, pero tienen una baja importante en el slot con la marcha de Patrick Robinson. Puede parecer un problema menor, pero Robinson jugó en 2017 muy bien y su baja puede notarse, sobre todo por las dudas que provocan los linebackers, que quizá este año no ajusten tan bien en cobertura. De todos modos, Sidney Jones, elegido en segunda ronda en 2017, debería ser una buena solución en el slot mientras Rasul Douglas y el rookie de 4ª ronda Avonte Maddox dan profundidad al grupo.

CONCLUSIÓN:

Los Eagles tienen una plantilla impresionante que debería volver a aspirar a todo. Solo tienen un aparente lunar en el grupo de linebackers, que con los relevos constantes de Schwartz no debería notarse tanto. Repito lo que dije al principio, con Wentz en plena forma quizá podrían aspirar a conseguir el bye en wild card y a repetir Super Bowl. Pero pueden sufrir para ganar partidos mientras no se aclare la situación el quarterback y un irregular Foles siga a los mandos del ataque. Y a eso hay que sumarle una división tan compleja como es la NFC Este. La buena noticia es que el arranque no parece complicado salvo por el partido inaugural frente a los Falcons y eso le debe dar tiempo a Wentz a volver sin poner en peligro el récord. Además, tienen el bye en la semana 9, justo en el ecuador de la temporada. Creo que se moverán en un récord entre 10-6 y 9-7 y no me extrañaría que se jugarán el todo por el todo en la semana 17 en Washington contra los Redskins. Si entran en playoffs tal vez no sean favoritos… pero el año pasado tampoco lo fueron y mira.