Así los veo: los Panthers siguen encomendándose a Cam Newton
Si el quarterback juega a su máximo nivel y una defensa magnífica pero plagada de veteranos no baja el pistón, los Panthers seguirán siendo un equipo peligrosísimo.
Por supuesto que la mayor sorpresa de la temporada pasada fue la resurrección de unos Rams asombrosos, pero para mí, y a no mucha distancia, estuvo el récord 11-5 con el que terminaron los Panthers la temporada regular, con la guinda de un partidazo de wild card frente a los casi todopoderosos New Orleans Saints en el que tuvieron la victoria en sus manos con la última posesión y casi dos minutos en el reloj.
El motivo de esa sorpresa lo voy a terminar desgastando de tanto decirlo. Aunque cuanto más tiempo pasa más me pregunto si estaré equivocado. El caso es que no me gusta nada Ron Rivera. Pero nada de nada, nada. Solo hay que ver su trayectoria en Carolina para descubrir que es una montaña rusa. Sus proyectos suben y bajan más en función del rendimiento de sus estrellas que de un sistema reconocible e ilusionante. CamNewton y él llegaron a la vez a los Panthers y el récord cada año casi se puede adivinar mirando los números del quarterback, que se salió en 2013 y 2015, las mejores temporadas de este proyecto.
Lo curioso es que 2017 rompió esa dinámica y Newton no hizo una temporada especialmente brillante como pasador pese al récord final del equipo. Además, casi todo el año dio la sensación de que el staff técnico no sabía muy bien lo que hacer con Christian McCaffrey, su flamante elección de primera ronda, convertido en un especialista, receptor desde el backfield y arma de jugadas de engaño. Un papel quizá menos protagonista del que todos esperábamos. Nos quedamos con ganas de más. Tampoco el grupo de receptores acompañó demasiado. Y si apuramos, su defensa contra el pase no pasaba del aprobado. Así que, al final, acabamos en los de siempre. Un front seven tremebundo con Luke Kuechly, Thomas Davis, Mario Addison, Julius Peppers, Kawann Short y compañía y, claro, un Newton que quizá no tuviera su año más inspirado, pero que si había que conseguir un primer down lo conseguía por sus bemoles. Vaya que si lo conseguía.
En esta pretemporada no puedo ponerle ni un pero a un draft ambicioso con cinco elecciones altas que reforzaron el grupo de receptores y la secundaria. No me gustó tanto la agencia libre. Perdieron a Andrew Norwell y se han olvidado de la línea ofensiva salvo por Jeremiah Sirles que no será suficiente. Su línea ha tenido tremendos problemas para abrir huecos a la carrera. Stewart sumó una cifra patética de 3,4 yardas por intento. McCaffrey se quedó en 3,7 y la media de 4,3 del equipo está falseada porque Newton se buscaba la vida para tirar para adelante como fuera.
Rivera también ha remodelado completamente el staff. Despidieron a Mike Shula para fichar a Norv Turner, que vuelve a la NFL después de dejar tirado a ‘su amigo’ Mike Zimmer tres días después de que le operaran de un desprendimiento de retina a mitad de temporada. Esperemos que no repita la espantada otra vez. No es que me guste más Shula que Turner. Me parece que era buena idea renovar el aire en un ataque que no parece tener muchas ideas, pero me pregunto si un Turner con 66 años era la elección ideal. El cambio de coordinador defensivo fue obligado por la marcha de Steven Wilks como head coach de Arizona. Eric Washington es un hombre de la casa y era el brazo derecho de Wilks. Aunque no debería haber grandes revoluciones a este lado del balón, cualquier cambio, por mínimo que sea, puede provocar cataclismos. Y más en un grupo en el que varios jugadores importantes superan los 35 años y Luke Kuechly empieza a dar demasiados sustos en el peligroso asunto de las conmociones.
A todo lo anterior hay que sumarle que Saints y Facons parecen llegar como motos y que es complicado que Tampa sigua haciendo el ridículo mucho tiempo más, así que la división huele a batalla memorable. Lo bueno es que sin importar si Ron Rivera es bueno o malo, y con todos los peros que queramos poner a la plantilla, si Cam Newton juega a un nivel aceptable y la defensa responde, Carolina es muy difícil de parar. Y ya no os digo nada si Newton le da por irse al callejón más próximo para ponerse el traje de Superman. Entonces, todos a las barricadas.
ATAQUE: Muchas mejoras y una línea ofensiva horrible
Definitivamente, en Carolina no se creen a McCaffrey como número uno del backfield y parece que su papel va a seguir siendo el de válvula de escape de Newton tanto en pase de seguridad como en carrera de engaño. Para sustituir a un Jonathan Stewart completamente exprimido han elegido a CJ Anderson, que si se mantiene sano tiene un perfil muy similar a su antecesor porque es un corredor potente, capaz de cargar con el peso del ataque terrestre y que no suele tener mucho peso como receptor. Sin duda, mejorarán muchísimo con el cambio, aunque solo sea porque Stewart estaba acabado. Por mucho que Carolina apareciera el año pasado como cuarto mejor equipo corriendo con el balón, es una estadística falseada por las 754 yardas que hizo Cam Newton. Este equipo necesitaba reforzar el backfield y también necesita replantear su papel… veremos si Turner encuentra el camino.
Otro de los grandes problemas recurrentes en este equipo ha sido la falta de receptores fiables. Kelvin Benjamin se fue a los Bills mediada la temporada pasada envuelto en papel de regalo después de hacer mucho ruido y dar muy pocas nueces. Devin Funches mejoró muchísimo el año pasado, pero sigue sin ser un número 1. Han fichado a Torrey Smith, que sigue haciendo la misma ruta profunda de siempre y cada vez con menos velocidad, y a Jarius Wright que parece poco más que fondo de armario. En realidad, su gran inversión llegó en primera ronda del draft con la elección de D.J. Moore, que será su número uno desde el primer día. Sin olvidar a Curtis Samuel, elección de 2ª ronda de 2017, que este año debería dar un gran salto de rendimiento una vez superada la lesión que le martirizó en su temporada de rookie. Uno de los mayores hándicaps de Carolina el año pasado fue la lesión de Greg Olsen, que a sus 33 años volverá en plena forma para ser uno de los mejores tight ends de la NFL. Por si acaso, eligieron en 4ª ronda del draft a Ian Thomas como su heredero. Con todos estos cambios, el anémico ataque aéreo de Carolina en 2017 (28º del ranking) tal vez no salte a la élite, pero sí debería mejorar significativamente.
Donde los problemas parecen multiplicarse es en la línea ofensiva. A la marcha de Norwell se le suma que Amini Silatolu, su teórico sustituto en el gard izquierdo, vuelve de una operación de rodilla y podría no estar a tiempo para la semana 1. Ryan Kalil, el center, es muy bueno pero tiene ya 33 años, ha anunciado que se retira a final de temporada y viene de perderse diez partidos en 2017 por una lesión de cuello. Trai Turner sigue como guard derecho y está sano, quizá la única buena noticia del quinteto. Que Matt Kalil siga siendo el tackle izquierdo pone los pelos de punta, y encima también viene de una operación de rodilla. Para colmo de males, Daryl Williams, el tackle derecho, ha sufrido una lesión de rodilla que podría mantenerle de baja ocho o nueve semanas. No sería raro que Carolina reforzara la línea ofensiva con fichajes de última hora. Mientras tanto, Taylor Moton empezará en el RT después de un año de rookie con muy poca actividad tras ser elegido en segunda ronda. Entre tiritas y parches parece que todo el ataque se puede desangrar por culpa de esta línea. Y más sabiendo cómo recibe estopa habitualmente Cam Newton.
DEFENSA: la edad empieza a ser un problema
Thomas Davis anunció que se retiraría a final de temporada y ha sido sancionado por cuatro partidos. Es hándicap no impide que el tridente que forma con Kuechly y Shaq Thompson sea uno de los mejores grupos de linebackers de la liga. El alma del equipo y, quizá, el motivo fundamental por el que casi siempre es competitivo. Por delante, Julius Peppers, otro incombustible a sus 38 años, forma con Mario Addison una pareja de ends tremenda que el año pasado se combinó para 22 sacks de los 50 que consiguió el equipo. Para hacernos una idea, el año pasado toda la defensa de los Bucs consiguió los mismos sacks que estos dos jugadores solos. Por dentro seguirá Kawan Short, que es otra mala bestia (7,5 sacks en 2017) y se ha marchado Star Lotuleiei, el eslabón más débil del grupo. Será sustituido por un Dontari Poe que el año pasado recuperó en Atlanta las sensaciones perdidas en su última etapa en Kansas City. Habrá que vigilar también a Vernon Butler, 1ª ronda de 2016, que nunca ha hecho casi nada y es urgente que despierte. Todo el front seven es majestuoso, pero esclavo de su edad. Este año lo reforzaron eligiendo en 4ª ronda a Marquis Haynes, que entrará en los relevos en el end, pero es muy probable que en el draft de 2019 tengan que remangarse a fondo para que no se les desmonte el castillo de naipes.
La gran preocupación defensiva está en la secundaria, y más en una división con Saints y Falcons, que te pueden destrozar por el aire. Desde la marcha de Josh Norman no han tenido un cornerback dominante, ni un grupo sólido, y pese a los movimientos de la offseason parece que seguirán sin tenerlo. Siguen los Seymour, Bradberry, Munnerlyn, Gunter y compañía. En realidad, del grupo del año pasado solo se ha marchado Worley a los Raiders. Su primer intento para encontrar un refuerzo se fue al garete porque Ross Cockrell, que fue fichado en la agencia libre, está ahora en injury reserve con la tibia rota. Por eso tendrán que encomendarse al draft, donde eligieron en segunda ronda a Donte Jackson, que seguramente ocupe el slot desde ya, a Rashaan Gaulden, que también podría ser titular en el safety muy pronto, y a Jermaine Carter en quinta ronda. En el safety hay un jugador bueno. Mike Adams, que tiene ya 37 años y otro no tan bueno, Da’Norris Searcy, que encima ha empezado el año con una conmoción, así que Gaulden debe ponerse las pilas porque le pueden dar la alternativa antes de lo previsto.
CONCLUSIÓN:
Creo que a estos Panthers empieza a pasárseles el arroz. La edad puede hacer que la defensa implosione en cualquier momento y el ataque puede estar muy lastrado por una línea ofensiva en cuadro. Luego llegarán Newton y Kuechly con la capa de super héroes y quizá puedan auparles a la élite, pero creo que a todo el proyecto se le acaba el tiempo y depende de que nada se rompa para intentar la quimera de ganar un anillo que no consiguieron hace dos años, en el mejor momento de este grupo. El calendario no ayuda con el bye en la semana 3. Que un grupo tan veterano tenga después trece partidos seguidos puede afectar al rendimiento en el sprint final de diciembre, justo cuando se lo pueden estar jugando todo en dos partidos contra Saints y otro contra Falcons. Por suerte, no parece un calendario complicado salvo por ese final. Un récord 9-7 podría estar a su alcance y a partir de ahí todo consiste en sumar un par de victorias extra que les de plaza de wild card. No creo que ganen la división y también me sorprendería que se clasificaran para enero en la carísima NFL Sur, pero con Newton todo es posible.