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ZONA ROJA NFL

Así los veo: los nuevos Packers se conjuran para ganar con Rodgers

Lo mejor de los Packers en 2018 no es el regreso de Aaron Rodgers, es que han cambiado de filosofía para poder ganar los anillos que la NFL de debe a su quarterback.

MadridActualizado a
CHARLOTTE, NC - DECEMBER 17: Aaron Rodgers #12 of the Green Bay Packers reacts after a touchdown pass against the Carolina Panthers in the first quarter during their game at Bank of America Stadium on December 17, 2017 in Charlotte, North Carolina.   Grant Halverson/Getty Images/AFP
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GRANT HALVERSONAFP

Antes de entrar en materia, me parece algo exagerada la expectación que se ha creado alrededor del regreso de Aaron Rodgers. Como si su sola presencia directamente asegurara la conquista de la Super Bowl. Es innegable que los Packers con él llevaban un récord 4-1 y sin él un 3-8 (con dos de las victorias en el tiempo extra), que con él dirigiendo el ataque habían conseguido ocho presencias consecutivas en playoff, pero también es innegable que Rodgers solo ha ganado un anillo por mucho que por talento se hubiera merecido un puñado de ellos. Y es que en el fondo, el caso de Green Bay con su quarterback es el ejemplo palpable de que en la NFL un quarterback estelar asegura un buen puñado de victorias, pero no el título.

Por eso, lo más importante de cara a la temporada que está a punto de comenzar no es la vuelta de Rodgers. Eso ya lo sabíamos, igual que sabemos el nivel estratosférico de su juego. Lo realmente importante es el cambio radical de filosofía del equipo. Ya no está Ted Thompson, al que quizá no juzgue con total justicia, pero que no deja de parecerme un señor completamente anquilosado, que vivía en un mundo del pasado, y que estaba empeñado en colgarle a la franquicia una serie de tradiciones ficticias, que más bien han sido Sambenitos durante su larga etapa. Frases bonitas que aplicaba a rajatabla y que no tenían ningún sentido. Como esa de que los equipos no se hacen en la agencia libre. Podrá ser verdad, pero sí que pueden reforzarse en ella con fichajes importantes que durante los 12 años de Thompson en el cargo han brillado por su ausencia. Los más papistas que el Papa me sacarán un listado de fichajes importantes del equipo en este periodo, pero el resto me entenderá. Green Bay ha sido durante más de una década un equipo anémico en el mercado comparado con la mayoría de las franquicias, que solía perder más de lo que encontraba, que parecía actuar acomplejado y que, en mi opinión, ha perdido muchas veces la oportunidad de formar un bloque competitivo en todas sus líneas con la adquisición de veteranos. Lo mismo se puede decir de un puñado de drafts con más ruido que nueces.

Con el ascenso de un hombre de la casa como es Brian Gutekunst al puesto de general manager, y tras sentar a Thompson en un despacho en cuya puerta pone “senior Advisor to Football Operations” aunque solo sea un retiro dorado, la franquicia han dado un giro radical en su filosofía y ese es el motivo fundamental por el que los Packers sí que pueden volver a ser grandes favoritos para ganar el anillo enseguida. Porque ahora sí, de verdad, han trabajado para hacer una plantilla competitiva en todas sus líneas. Ya nos habíamos acostumbrado a escuchar a Mike McCarthy, su entrenador principal, quejarse veladamente durante el Combine de la falta de refuerzos donde él quería. Este año tenía una sonrisa de oreja a oreja. Muhammad Wilkerson, Jimmy Graham, Tramon Williams y Marcedes Lewis son cuatro fichajes ilusionantes, ambiciosos, no muy numerosos pero sí quirúrgicos, que deben tener un impacto inmediato en el vestuario. Lo mismo se puede decir de un draft para enmarcar, donde se movieron con una inteligencia superior. En las tres primeras rondas encontraron tres posibles estrellas que le pueden dar la vuelta a la defensa; y más abajo, donde lo que se busca es gente de futuro, pudieron descubrir joyas con un posible impacto casi inmediato en la plantilla. Habrá que esperar dos o tres años para hacer una evaluación real, pero el draft de los Packers ha sido el más ilusionante de la franquicia en mucho tiempo.

Por último, el staff también ha sufrido un cambio radical. Mike McCarthy sigue, y pese a sus críticos es una buena noticia, porque es un entrenador mucho mejor de lo que se suele decir. Sin embargo ya no están Edgar Bennet (OC) ni Dom Capers (DC), que sacaban de quicio a la afición. Joe Philbin será el coordinador ofensivo. Fracasó como entrenador principal en Miami, pero es un gurú de líneas ofensivas y tight ends y un tipo con un perfil perfecto para trabajar con Aaron Rodgers. Mike Perine, que también se pegó un trompazo mayúsculo como entrenador principal en Cleveland, situó a la defensa de los Jets como la mejor de la NFL en 2009, hizo lo mismo con la de los Ravens en 2006 como entrenador de linebackers y puso en 2013 los cimientos para que un año después la de los Bills fuera infranqueable. El cambio de los Packers no solo ha sido radical en los despachos, también en la banda. Quien quiera ver continuismo puede hacerlo, pero yo veo un cambio de marcha y un acelerón en busca de los anillos que la NFL le debe a Rodgers. Y que si esa ambición se traslada al vestuario pueden convertirse muy rápido en el equipo a batir en la conferencia pese a todos los gallos que la componen.

ATAQUE: con Rodgers todos son mucho mejores

La marcha de Jordy Nelson es el único lunar de la offseason. Un teórico bajón de rendimiento a los 33 años (que yo aún no me creo y podría tener más que ver con la ausencia de Rodgers) y la necesidad de abrir espacio salarial abrieron la puerta de salida. Su marcha da menos susto después del temporadón de Davante Adams recibiendo pases de Hundley. Si consiguió un rendimiento así con un quaterback tan mediocre parece complicado que no supere las mil yardas sin despeinarse con Rodgers a los mandos. Randall Cobb se ha quedado algo estancado, pero sigue siendo un número dos inteligentísimo. Geronimo Allison competirá por el slot con el carro de elecciones de receptores que hicieron en el draft. J’Mon Moore llegó en 4ª ronda, Marquez Valdes-Scantling en 5ª y Equanimeous St. Brown en sexta. Los tres tienen potencial para ser titulares muy pronto, pero sobre todo no perdáis de vista a Equanimeous, que para algunos analistas estaba en el top 5 de receptores de este draft y fue un robo en sexta ronda. Por si todo lo anterior fuera poco, Rodgers, que adora dar protagonismo a su tight end, y que lleva bastante tiempo echando de menos a su lado uno dominante, tendrá ahora la ayuda de Jimmy Graham. El tight end ha pasado de ser una superestrella en los Saints a un fracaso en los Seahawks, pero a los 31 años, y por mucha velocidad que haya perdido, volverá a ser un arma de destrucción masiva en la end zone y un peligro constante. No sé vosotros, pero yo le quiero en todas mis fantasy.

La línea ofensiva ha sido uno de los grandes problemas de esta franquicia a lo largo de los años. Rodgers ha sufrido más lesiones de las debidas por las dudas de protección pese a su movilidad. El año pasado se comieron 51 sacks y 104 golpes al quarterback, la quinta peor cifra de toda la NFL, aunque es un dato inflado por la baja de Rodgers. Pese a todo, David Bakhtiari quizá sea hoy el mejor left tackle de la NFL y Bryan Bulaga es un seguro en el lado derecho, aunque siga renqueante de su lesión de rodilla. Corey Linsley también es un muy buen center. Lane Taylor no es un guard maravilloso, pero está bien rodeado y el problema quizá lo tengan en el guard derecho. Justin McCray debutó en la NFL el año pasado después de probar suerte en Arena Football, tuvo que ocupar el tackle derecho tras la lesión de Bulaga y sorprendentemente se ha ganado el puesto de guard titular. Creo que echarán mucho de menos a Jahri Evans, pero Philbin ha debido ver potencial en él, porque durante la pretemporada ha sufrido una pequeña lesión y fue sustituido de inmediato por Byron Bell mientras a él lo mimaban entre algodones. El que sigue sin levantar cabeza es el tackle Jason Spriggs después de ser elegido en 2ª ronda en 2016.

En el backfield van a seguir apostando por el comité Aaron Jones, Jamaal Williams, Ty Montgomery que aún necesita tiempo para asentarse. Jamaal Williams, que por ahora se perfila como número 1 de circunstancias, fue incapaz de avanzar yardas en el segundo empujón y se quedó en unas decepcionantes 3,63 yardas por intento el año pasado. Es un tanque que tras Rodgers, y con la ayuda de Aaron Ripkowski (FB), debería funcionar en terceros downs y jugadas de fuerza, pero no creo que sea el heredero de Eddie Lacy y sí más bien un especialista. Fue mucho más impresionante Aaron Jones, que perdió la titularidad el año pasado por lesión y no podrá jugar los dos primeros partidos por sanción, pero que es rápido, escurridizo e imparable a campo abierto. El único problema es que, al menos por ahora, tiene las manos de mantequilla como receptor. Ty Montgomery sigue en tierra de nadie. Es un bloqueador tremendo y un peligro constante como receptor desde el backfield y pase de seguridad para Rodgers, pero también se lesiona con facilidad. Creo que Montgomery también acabará siendo básicamente un especialista en jugadas de engaño. Ahora mismo no sé cómo definir el grupo. Tiene potencial, pero hay que ver por dónde sale.

DEFENSA:

La defensa de Green Bay no estuvo muy inspirada en 2017, pero la lesión de Rodgers también tuvo un impacto importante en un grupo que tuvo que pasar dentro del campo más tiempo de lo debido.

La secundaria siguió siendo un dolor de cabeza en 2017 pese a tener jugadores elegidos muy alto en el draft. Damarious Randall se ha marchado a los Browns, pero Davon House, Quinten Rollins y Kevin King seguirán, aunque con un papel diferente, y probablemente menor. Jaire Alexander (potencialmente una gran estrella) y Josh Jackson fueron elegidos en primera y segunda rondas de este draft y deberían ser titulares casi de inmediato mientras ficharon a Tramon Williams, que a sus 35 años vuelve a su casa y aportará la veteranía que le falta a un grupo demasiado joven y un nivel de juego sorprendente para su edad. Ha Ha Clinton-Dix es un buen free safety. En el strong han perdido a un sólido Morgan Burnett, ahora en Pittsburgh, y tendrán que cruzar los dedos para que Josh Jones mejore las sensaciones que transmitió como novato.

La 3-4 de Green Bay ha recibido un impresionante refuerzo delante con la incorporación de Muhammad Wilkerson, un end que es una gran estrella en esta NFL y si juega a su nivel puede aspirar a 10 sacks por temporada en una línea de tres y es un muro contra la carrera. A su lado estarán otra vez Kenny Clark, NT de 1ª ronda en 2016 que también es agresivo y muy bueno frenando la carrera, y Mike Daniels, otro jugadorazo. La línea de tres de Green Bay es difícilmente mejorable y debe estar en la élite de la NFL.

En el grupo de linebackers, sin embargo, las cosas no están tan claras. Clay Matthews hace tiempo que dejó de ser una estrella. Sigue sumando números, pero también perdiendo la posición demasiadas veces y cayendo en los engaños del ataque para descolocar a todos sus compañeros. Ahora mismo me parece mucho más eficaz Nick Perry, que será el titular en el otro extremo. Por dentro no podrán contar con Jake Ryan, en IR por una lesión de ligamentos. En principio podría parecer una baja tremenda, pero en tercera ronda del draft eligieron a Oren Burks, quien probablemente sea titular desde el primer día. A su lado por dentro estará Blake Martinez, que después de dos temporadas en el equipo se ha convertido en un muro contra la carrera (94 tackles en 2017).

CONCLUSIÓN:

Si exceptuamos la línea defensiva, nada impresiona en Green Bay salvo Aaron Rodgers. Su secundaria está verde, verdísima, su grupo de linebackers tiene grandes virtudes, pero también problemas, sus corredores también están por probar, lo mismo sucede con un grupo de receptores tremendamente joven y la línea por dentro provoca dudas. Sin embargo, en global es un bloque muy joven, con mucho fondo de armario en casi todas las posiciones y que en dos o tres años podría ser imparable a poco que sus novatos empiecen a responder. Lo bueno es que ahora mismo ya pueden ganar porque el talento es innegable, el aire fresco ha entrado a borbotones en el staff y los despachos y Rodgers sigue siendo una máquina imparable. Por si fuera poco, el calendario aparentemente es un regalo. Cuatro de los seis primeros partidos en casa aunque uno de ellos sea contra Vikings podría permitirles llegar al bye en la siete con un récord casi perfecto. Después llega el tramo más duro con cuatro de cinco como visitantes y a algunos destinos peliagudos. El sprint final teóricamente vuelve a ser sencillo. Creo que tienen asegurado conseguir más de 10 victorias e incluso pueden tener 12 o 13 muy al alcance de la mano. Ganar la división no será fácil porque los Vikings son libra por libra mejor equipo que ellos, pero es complicado que no alcancen los playoffs y ahí, con Rodgers, todo es posible.