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ZONA ROJA NFL

Así los veo: la única misión de los Cardinals es formar a Rosen

Arizona ha cambiado de entrenador, ha perdido a Tyrann Mathieu y por ahora solo debe preocuparse de evolucionar a un quarterback que les cayó del cielo en el draft.

Madrid
GLENDALE, AZ - AUGUST 11: Quarterback Josh Rosen #3 of the Arizona Cardinals calls a play during the preseason NFL game against the Los Angeles Chargers at University of Phoenix Stadium on August 11, 2018 in Glendale, Arizona.   Christian Petersen/Getty Images/AFP
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Christian PetersenAFP

El primer día del draft fue uno de los más divertidos de los últimos años de elección colegial. Cuatro quarterbacks partían como posible elección número uno y los nombres de los cuatro subían y bajaban en los pronósticos como en una montaña rusa. Unos días el favorito para ser elegido en el pick 1 era Sam Darnold, otras Josh Rosen, a veces Josh Allen y en las horas previas al draft saltó Baker Mayfield, que al final fue el ganador del gran premio si es que ir a Cleveland (a lo que sea) puede serlo.

Lo curioso es que Josh Rosen fue el máximo favorito durante más tiempo que nadie. Desbancó a Darnold tras la ‘Combine’ y ahí se mantuvo hasta pocos días antes del draft, cuando empezó a haber dudas sobre su actitud y compromiso. Más curioso todavía es que detrás de Mayfield cayera Darnold a los Jets y más tarde Allen a los Bills. Rosen, al que pocos días antes comparaban con Aaron Rodgers, seguía en caída libre. Los siguientes candidatos eran los Dolphins con el 11 (yo creo que no hubieran elegido quarterback bajo ningún concepto, pero bueno) y detrás, bastante detrás en el 14, estaban unos Arizona Cardinals que no se podían creer lo que estaban viendo. Como el pueblo judío observaba a Moisés cuando abría las aguas del Mar Rojo, como la caballería australiana atravesaba Beerseba ante la mirada atónita del ejército turco, Josh Rosen se abría paso hacia Arizona como una aparición milagrosa. Para evitar sobresaltos (que los milagros a veces necesitan un empujoncito) subieron al 10 donde los Raiders se lo pusieron fácil pidiendo solo una tercera y una quinta ronda. Era como si Rosen y los Cardinals estuvieran predestinados a vivir juntos. Un quarterback con valor de pick 1 del draft a un precio de saldo. Un regalo del dios del football para compensar tantas décadas de amargura. El equipo más antiguo de la NFL, que en 99 años de historia solo ha jugado 11 veces en playoffs, por fin puede haber encontrado un quarterback duradero que le aúpe entre los grandes con regularidad.

Ahora, la duda es si la comparación que hacían hace meses entre Aaron Rodgers y Josh Rosen se refiere a la forma de jugar o solo a la incontinencia verbal. Lo cierto es que antes del draft Rosen no se cortó dando su opinión sobre todos y sobre todos, pero con ese brillo en los ojos del que sabe lo que dice, por qué lo dice, y se está riendo de todos por dentro. Rosen parece un tipo inteligente. Por eso no me cuadra que en el furor del draft le colgaran esos adjetivos que tanto odia la NFL: falta de compromiso, fiestero… Me pareció más un linchamiento que una reflexión real. Por mucho que he rebuscado en internet no he encontrado esos escándalos que querían endosarle. Me da la impresión de se han cargado las tintas sobre un tipo que parece más listo que un ratón colorao, bastante preparado para debutar en el football profesional y que tiene una buena técnica y mucho talento por lo que demostró en su trayectoria universitaria. Creo que los Cardinals habrían elegido a Rosen su hubieran tenido el uno del draft y que tiene muchas papeletas para triunfar en la NFL. Ahí queda eso.

Pero ese no es el cambio más radical de los Cardinals, aunque lo parezca. Han remodelado por completo el staff después de la jubilación de un Arians cuya etapa debe ser considerada la mejor y más ilusionante del equipo desde tiempos de Don Coryell, allá por los ’70, cuando estaban en St. Louis. Es una pena que Arians no llegara a Arizona diez años más joven y más sano. Un pedazo de entrenador, un vendaval, mente preclara y corazón gigante. Steve Wilks, con un perfil mucho más sosegado, tiene por delante la complicada misión de mejorar el legado de Arians. Para empezar, se ha rodeado muy bien con Mike McCoy, un grandísimo coordinador ofensivo, mago en el control del reloj al que esta plantilla le viene como anillo al dedo, y Al Holcomb, que ya fue mano derecha de Wilks en la defensa de Carolina. No lo tendrán fácil, y aparentemente este proyecto necesita un par de años para coger velocidad, pero un récord 8-8 el año pasado, cuando la franquicia amenazó ruina con todo el mundo en la enfermería incluido su entrenador, es un punto de partida esperanzador de que la reconstrucción no empieza desde muy abajo.

ATAQUE: en manos de David Johnson.

Antes de elegir a Josh Rosen los Cardinals ficharon a Sam Bradford. Y aunque lo normal es que el novato sea titular desde ya, el staff puede medir los tiempos porque no tienen la obligación de darle la batuta antes de tiempo. Si fuera necesario, y se mantiene sano, Bradford es un quarterback buenísimo. Otra de las claves es el regreso de David Johnson que se rompió la muñeca en la semana 1 de la temporada 2017 y dejó al equipo sin juego de carrera. La lesión de Carson Palmer fue terrible para el juego aéreo, pero para cuando esta llegó en la semana 8 los Cardinals ya estaban muertos. Sin Johnson en el ataque habían perdido un referente que un año antes consiguió 1239 yardas de carrera y 879 de pase con 20 touchdowns combinados. Un arma de destrucción masiva que volverá esta temporada con ganas de reivindicarse. Para acompañarle han fichado al fullback Derrick Coleman, toda una declaración de intenciones, y eligieron en 4º ronda a Chase Edmonds, un tanque especialista en terceros downs. El backfield de Arizona puede ser buenísimo si Johnson se mantiene sano.

El draft de Arizona este año ha sido casi exclusivamente ofensivo. En segunda ronda eligieron al receptor Christian Kirk, que también empezará como retornador de punts por su impresionante velocidad. En la agencia libre ficharon a Brice Butler, que no dice demasiado, y seguirán Larry Fitzgerald, incombustible a sus 35 años, JJ Nelson, Chad Williams y muy poquito más. Tengo curiosidad para ver por dónde sale Williams, que fracasó en su año de rookie tras ser elegido en 3ª ronda, pero que parece estar despertando en esta offseason con el sistema de McCoy, en el que se siente más cómodo. Jermaine Gresham tampoco es un tight end que emocione demasiado y aún no saben si estará a tiempo tras una lesión en el Aquiles, así que es de esperar que tengan que fichar a alguno a última hora porque el resto de jugadores del roster está muy verde.

La línea ofensiva el año pasado fue horripilante. Se comió 52 sacks como 52 soles mientras los quarterbacks caían como escaramujos. Han fichado a Justin Pugh, que es un guard élite y han elegido en tercera ronda al center Mason Cole para que sea titular ya, porque Shipley está en ‘injury reserve’. También ficharon a Andre Smith que sustituirá en el tackle derecho a Jared Veldheer, aunque la mejora no es muy significativa. Mike Iupati sigue pese a su mala temporada pasada. D.J.Humphries también vuelve al tackle izquierdo después de perderse gran parte de 2017 por lesión, pero tras de ser elegido en primera ronda en 2015 nunca ha rendido como se esperaba. Como veis, una línea aún por hacer y con más incógnitas y dudas de las debidas.

DEFENSA: sin Mathieu y sin muchas otras cosas

La defensa de Arizona ha recibido un golpe letal con la marcha de Tyrann Mathieu. Él era su mejor jugador a ese lado del balón y, vista la elección de Rosen, ahora seguramente se habrían ahorrado el fichaje de Bradford si hubiera servido para conseguir retenerlo. La secundaria también han perdido otros dos titulares de 2017: Tyvon Branch, el otro safety, y Tramon Williams, que ya estaba en clara decadencia. Para reconstruir la pareja de safeties tenían a Budda Baker, 2º ronda de 2017 que ya acabó siendo el titular la temporada pasada después de que Branch se lesionara y lo hizo fenomenal (lo de las lesiones de Arizona el año pasado es para no creérselo). Antonie Bethea como free solo parece una solución provisional; además de no ser muy bueno tiene ya 33 años. Si hablamos de cornerbacks, Patrick Peterson seguirá siendo una estrella en el número 1, pero no queda mucho más de 2017 porque Brandon Williams sigue sin salir del cascarón. En la agencia libre ficharon a Jamar Taylor y Bene Benwikere y en sexta ronda del draft eligieron a Christian Campbell, pero con esos mimbres es complicadísimo montar una secundaria dominante.

Chadler Jones debe estar esperando como agua de mayo el regreso de Markus Golden, que también se lesionó la rodilla en el cuarto partido de 2017. Jones sumó en 2017 la friolera de 17 sacks y Golden había conseguido 12,5 un año antes. No está claro que esté recuperado a tiempo para el inicio de la temporada, pero con los dos en forma la defensa de Arizona puede volver a sembrar el pánico en las OL rivales. Mientras llega Golden, Benson Mayowa no debería aportar casi nada. Por dentro han perdido a Frostee Rucker, pero vuelve Corey Peters y ha llegado el momento de que Robert Nkemdiche, primera ronda de 2016, demuestre que su elección no fue un error.

Los linebackers también cambian bastante. No repetirá Karlos Dansby, retirado a los 36 años. Deone Bucannon seguirá siendo el ‘will’ titular pese a su temporada pasada, Haason Reddick ocupará el ‘sam’ después de un año difícil de rookie de primera ronda y Josh Bynes parece muy poquita cosa como ‘mike’. Además, falta profundidad. Muchas cosas tendrán que pasar para que el trío de linebackers de Arizona tenga un mínimo de solidez.

CONCLUSIÓN:

A veces suena la flauta y un equipo con demasiados retales encaja y gana partidos. Yo creo que será complicadísimo que la defensa de Arizona se siga manteniendo arriba en el ranking con la cantidad de agujeros que tiene que tapar y jugadores nuevos no muy buenos que encajar. El ataque también tiene que solucionar problemas enquistados y seguirá dependiendo de Fitzgerald y David Johnson. El calendario ayuda con cinco partidos teóricamente asequibles como locales antes del bye en la semana 9, y si ahí suena la flauta podrán soñar con un récord equilibrado. Sin embargo, creo que difícilmente ganarán más de cuatro o cinco partidos, y si sufren otra plaga de lesiones podrían ser aspirantes al 1 del draft. Pero todo eso dará lo mismo. Lo único importante es que confirmen a Josh Rosen como el quarterback franquicia para muchos años con el que llevan soñando tanto tiempo.