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ZONA ROJA NFL

Así los veo: el ultimatum de los Ravens a Flacco puede funcionar

Los Baltimore Ravens han elegido en el draft al quarterback Lamar Jackson y le dan a Flacco la última oportunidad para hacer que el ataque esté al nivel de una defensa brutal.

Madrid
BALTIMORE, MD - AUGUST 09: Quarterback Joe Flacco #5 of the Baltimore Ravens rushes against the Los Angeles Rams in the first half during a preseason game at M&T Bank Stadium on August 9, 2018 in Baltimore, Maryland.   Patrick Smith/Getty Images/AFP
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Patrick SmithAFP

Una de las cosas más difíciles que hay en esta vida es acertar con el momento ideal en que hay que hacer algo. El momento en que hay que comprar una casa o un coche, cambiar de trabajo, tener un hijo, decir si quiero o no quiero verte más, hacer una inversión… o cambiar de quarterback. Lo curioso es que normalmente el protagonista de la decisión, el que más vueltas le ha dado al asunto, el que hay estudiado hasta el último detalle, tiene menos capacidad para acertar y menos perspectiva. El motivo es que le afectan muchos otros factores que no nublan el entendimiento del que lo ve desde fuera sin que ninguna carga le distorsione.

Tal vez por eso quizá los únicos que no se habían dado cuenta hasta ahora de que Joe Flacco lleva algún tiempo restando en vez de sumar en Baltimore eran los propios seguidores de los Ravens. El staff lleva tiempo teniéndolo claro y haciendo cambios en su estructura y plan de juego para intentar que Flacco reviviera. Pero también creo que el vértigo de hacer una locura siempre les ha impedido dar un paso más radical, aunque fuera necesario. Vivir en la NFL sin quarterback es como vivir a la intemperie en Siberia, pero no cambiarlo a tiempo puede traer como consecuencia entrar en una somnolencia de la que es muy complicado salir. Un ejemplo son los años que los Bears han perdido con Cutler, sin atreverse a dar el paso de despedirle para salir de un círculo vicioso de desidia.

Lo de los Ravens con Flacco no llega a ser tan perverso, que con él han ganado una Super Bowl y jugado seis de diez años en postemporada, pero en los cinco últimos años han entrado en una cuesta abajo cada vez más empinada, que incluso está afectando al espíritu de la franquicia. Han perdido la seguridad, la fe en el proyecto. Su ataque no para de dar bandazos de un lado a otro en busca de un camino que vaya a alguna parte. Mientras tanto están desperdiciando una defensa que tiene talento para ser comparada a las de los mejores tiempos de una franquicia y John Harbaugh se ve cada vez más agotado y con menos ideas.

Los Ravens por fin se han atrevido a dar el paso que debe romper esa dinámica que les estaba llevando a ninguna parte, una lenta decadencia tocando los playoffs con la punta de los dedos, pero sin acabar de arrancar, algo muy similar a lo que les pasó a los Broncos, que fueron decayendo lentamente tras la retirada de Elway durante un puñado de años.

Por eso ha sido tan importante la elección de Lamar Jackson en el draft. Un quarterback que podrá ser el futuro de la franquicia o no, pero que ha removido el avispero, vuelve a meterle presión a Joe Flacco, tendrá un sueldo de rookie barato durante los próximos cuatro años y, lo más importante, ha roto una tendencia que estaba haciendo polvo a los Ravens. Parece que harán falta por lo menos un par de años de formación para convertirle en un quarterback NFL, pero tienen incluso más, que a Flacco le quedan cuatro para terminar un contrato que ha lastrado cada año a su equipo en el mercado de fichajes, pero que ahora empieza a parecer asumible con lo que están pagando otras franquicias a sus quarterbacks.

Así que, pase lo que pase, los Ravens ahora empiezan la temporada con otra perspectiva, y a Flacco se le acabó eso de echar siempre la culpa a los demás de que el ataque aéreo del equipo sea, como sucedió en 2017, el cuarto peor de la NFL en yardas conseguidas. La elección de Lamar Jackson es tan acertada que incluso podría hacer que Flacco mejore como quarterback. ¡La repera!

ATAQUE: cambio radical de receptores

Una de las quejas eternas de Flacco ha sido que casi nunca ha tenido buenos receptores. Este año también han aprovechado para poner la posición patas arriba. Se han marchado Wallace (número 1), Maclin (número 2) y Campanaro (número escientosmil). Que Perriman siga parece un acto de caridad inexplicable hacia un jugador elegido en primera ronda que siempre ha jugado con si fuera ‘no drafteado’. Han llegado Michael Crabtree, John Brown y Willie Snead, además de Jaleel Scott y Jordan Lasley en cuarta y quinta ronda ddel draft. Por si fuera poco, su primera elección del draft fue Hayden Hurst, según muchos uno de los mejores tight ends que nunca ha llegado a la elección colegial. Y en tercera insistieron con Mark Andrews, por si Flacco quería más tight ends. Ozzie Newsome, el mítico general manager de la franquicia, se despide del cargo para dar paso a Eric DeCosta después de redondear un draft ofensivo que podría pasar a la historia de la franquicia. Como veis, mucha juventud y tres veteranos capaces de rondar las mil yardas y con muchas ganas de reivindicarse, aunque todos ellos están pasando por un mal momento en su carrera. Un grupo que está pensado para potenciar los puntos fuertes de Flacco.

En el backfield Alex Collins nos dejó estupefactos el año pasado, cuando tuvo que dar un paso adelante para arreglar el desastre Terrance West e irrumpió como un titular legítimo. No superó las 1000 yardas porque solo fue titular en 12 partidos y sumó 4,6 yardas por intento. Todos ellos números casi de jugador bueno, aunque le falta mejorar su eficacia en la zona de anotación. Detrás estarán Kenneth Dixon, que vuelve de una lesión, y Javorius Allen, muy eficaz en su labor de especialista de terceros downs, para formar un backfield que tal vez no acapare focos, pero que sí parece solucionar el problema que Baltimore había tenido con el ataque terrestre desde la marcha de Ray Rice.

En la línea ofensiva sí parecen tener algunos problemas. Han perdido a Ryan Jensen (C) y a Austin Howard (RT) y tendrán que remplazarles con novatos y con lo que había en la plantilla del año pasado, que era muy poco. El tackle derecho tal vez no sea un problema con la elección de Orlando Brown en tercera ronda, pero no parece haber ningún center decente y tendrán que conformarse o con Matt Skura, que el año pasado ya sufrió en el guard derecho cuando faltó Yanda, o con Alex Lewis. James Hurst seguirá como left guard mientras Ronnie Stanley (LT) y Marshal Yanda (RG) serán las estrellas que sustentarán el bloque. El año pasado ya parecían tener puntos muy débiles pero terminaron entre los mejores en el ranking de sacks y tampoco estuvieron mal abriendo puertas a la carrera, por lo que es de suponer que podrán seguir sobreviviendo pese a todos los inconvenientes.

DEFENSA: joven, profunda y dominante

La defensa de Baltimore volvió a ser el año pasado la sexta que menos puntos permitió a sus rivales. Terrell Suggs sigue aterrorizando a los quarterbacks rivales como siempre pese a que cumplirá 36 años en octubre. El año pasado sumó 11 sacks y su rendimiento no parece decaer pese a la edad. Pero lo importante es que, al contrario de lo que ha pasado con el ataque, la defensa se ha renovado durante las últimas temporadas para estar llena de jugadores muy jóvenes extraordinarios. C.J. Mosley, el middle linebacker (1ª de 2014), quizá sea ya el mejor de su posición en la NFL y parece haberse sacado abono para la Pro Bowl. Después han ido llegando Za’Darius Smith (4ª de 2015), Judon (5ª de 2016), Correa (2ª de 2016), Onwuasor (no drafteado de 2016), Bowser (2ª de 2017), Tim Williams (3ª de 2017)… para formar junto a Suggs y Mosley el mejor grupo de linebackers de 3-4 de la NFL. Por delante, Brandon Williams, Michael Pierce y Brent Urban forman una línea potente que se ha ido reforzando con bastante éxito con elecciones de tercera o cuarta ronda casi año tras año (Kaufusi, Carl Davis, Willie Henry, Chris Wormley…).

Pero lo mejor de todo es la secundaria. La llegada de Eric Weddle hace dos años le dio al bloque el ingrediente que le faltaba para ser dominante. Weddle forma junto a Tony Jefferson una pareja de safeties con el don de la ubicuidad. Marlon Humphrey seguramente sea el cornerback 1 después de impresionar en su año de rookie, Jimmy Smith sigue siendo muy bueno cuando consigue mantenerse sano, Tavon Young vuelve al slot después de perderse todo 2017 por lesión, han elegido a Anthony Everett en cuarta ronda del draft, y Brandon Carr renovó su contrato después de haber ido de menos a más en su primera temporada con los Ravens. Todos forman un grupo numeroso y con mucho talento, que debería ser incluso mejor esta temporada si Weddle no baja el rendimiento a sus 33 años.

EQUIPOS ESPECIALES: el francotirador Justin Tucker

En estas previas no suelo hacer referencia a los equipos especiales. Sin embargo aquí haré una excepción porque Justin Tucker, su kicker, se convierte en un factor desequilibrante. En las últimas dos temporadas ha metido 15 de 17 field goals de más de 50 yardas. Eso provoca que la zona roja real de los Ravens sea mucho más larga que la de la mayoría de los equipos, lo que les ha dado algunas victorias importantes. Sam Koch, su punter, también es uno de los mejores de la NFL y consigue tremendas posiciones de campo para la defensa. Los equipos especiales de Baltimore siempre suelen estar en la élite de la NFL.

CONCLUSIÓN:

Quedarse fuera de los playoffs de 2017 perdiendo in extremis en Pittsburgh y el último partido en casa contra los Bengals fue una auténtica catástrofe, pero también sirvió para confirmar que Baltimore es competitivo hasta en sus peores años. Cuando la mayoría vaticinábamos que iban a darse un trompazo de campeonato, ellos compitieron todo el año lidiando con un ataque que iba a tirones y, una vez más, agarrándose al terreno con una defensa agresiva y eficaz. Este año sigue estando la defensa, han remodelado el ataque y le han metido a Flacco un petardo en el culo para que espabile. Y ya puede hacerlo; tiene un par de años para demostrar que merece un último gran contrato en la NFL. Su calendario es complicado porque juegan al principio muchos partidos como visitantes y se cruzan con la NFC Sur, pero también abundan los rivales teóricamente asequibles. Bajar del récord 9-7 sería un fracaso tremendo para un bloque que debería aspirar como mínimo a jugar la ronda divisional.