Carolina Marín gana su tercer Mundial y entra en la leyenda
La andaluza arrasó a la india Pusarla Sindhu, número 3 del mundo, en la final del Mundial de Nanjing (21-19 y 21-10). Se convierte en la única mujer en colgarse tres oros mundiales.
Una leyenda. Una de las mejores deportistas de la historia. Cualquier elogio se queda corto para ensalzar la gesta que ha logrado Carolina Marín. La chica de Huelva que irrumpió en el bádminton ya puede alardear de ser la mejor de la historia de su deporte. Este domingo la jugadora andaluza se convirtió en la primera en haber ganado tres oros mundiales tras tumbar en la final a la india Sindhu (21-19 y 21-10), que se tuvo que conformar con la plata como en los Juegos de Río. Esta vez ocurrió en Nanjing, en China, en un país con 100 millones de practicantes de un deporte como el bádminton que nunca hubiera imaginado que su reina sería una joven con acento andaluz. Carolina, a sus 25 años, es ya la mejor de siempre.
Un hito de mucho más valor si se tiene en cuenta todo lo que ha trabajado esta jugadora legendaria, a la que muchos pusieron su techo en el oro olímpico, pero que ha seguido luchando para volver a la élite peleando contra la presión y las lesiones. No arrancaba como favorita este Mundial (de hecho, como la 8ª raqueta mundial) y ella lo sabía, pero una a una las mejores jugadoras del panorama mundial se han ido rindiendo a la de Huelva, de nuevo impecable en todos los aspectos del juego en el momento idóneo: la gran cita del año.
La última en sucumbir fue Pusarla Sindhu, jugadora india magnífica con el problema de haber coincidido en el tiempo con la mejor de la historia. Aún así, hizo un partido de gran exigencia física... y mental. Con ambas contrincantes aún estudiándose, la india intentaba frenar el juego con continuas paradas, alargando el tiempo entre punto y punto... estrategia que más tarde le llevaría una amonestación. Una guerra psicológica que acompañaba de un juego incómodo para Carolina, que veía cómo se colocaba a remolque en el inicio (9-14). La española pareció nerviosa, pero esa actitud contrastó con la voz tranquila de su entrenador, Fernando Rivas, que intentaba aportarle soluciones ante los puntos al cuerpo con los que Sindhu le estaba haciendo tanto daño.
Y lo cierto es que la calmó y la onubense fue capaz de empezar a desplegar su juego para, con varios puntos espectaculares, darle la vuelta al choque (16-15). Un encuentro que ya no volvió a irse de su lado. Cerró el set con sufrimiento la española (21-19), pero eso dio paso a sus mejores minutos.
Arrancó el segundo set a un nivel altísimo a la vez que las dudas ahora eran de una Sindhu a la que se le escapaba la final (10-2). Sobre todo, porque veía cómo Carolina no sólo era capaz de poner solución en aquellos aspectos en los que había sufrido en el arranque, sino porque cada vez desplegaba más recursos para desmontar la defensa de su rival. Con esa inercia, la final ya no tendría más color que el de la bandera española que Carolina volvería a izar en lo más alto y cerró el partido con un claro 21-10.
Tras el último punto, Carolina lloró sobre la pista, ante 10.000 aficionados chinos que reconocían la gesta de la española. Todo mientras sus técnicos y sus compañeros de fatigas, Fernando Rivas y Anders Thomsen, se miraban con gesto incrédulo ante lo que acababan de presenciar de su pupila: un logro que tendrá más valor con el paso del tiempo. Carolina es tres veces campeona del mundo. Carolina es leyenda.