Las Vegas gana a Washington en un gran primer partido
Los Golden Knights, con un público enardecido, dan la vuelta por dos veces al marcador ante los Capitals y se ponen por delante en la Stanley Cup.
¿Acaso la final de la Stanley Cup de un equipo tan singular como es Vegas Golden Knights podría comenzar de manera diferente a con varios récords y un ambiente de locura general, surrealista, como de película y y efectos especiales a tutiplen? No, claro que no.
Los Golden Knights se han puesto 1-0 en la final de la NHL sobre los Washington Capitals al ganar por 6-4 en el primer encuentro de la pelea por la Stanley Cup. Durante tres horas de tensión, espectáculo deportivo de primer nivel, golpes y goles, los aficionados de Las Vegas convirtieron el T-Mobile Arena en una caldera en la que resulta sorprendente ver que el hielo no se deshace de forma instantánea.
No fue en esta ocasión su gran estrella, el portero Marc-Andre Fleury, el máximo valedor de la victoria. Por dos veces los Golden Knights remontaron a unos Capitals que tienen un montón de cuentas pendientes con la historia y no están dispuestos a jugar el papel de comparsas en la intentona sin precedentes de un equipo en su primer año de existencia ganando una de las grandes ligas estadounidenses.
Marcó Collin Miller el primero para Vegas, con el partido recién comenzado, pero los de Washington remontaron en tan sólo 43 segundos, que fue lo que tardaron Brett Connolly y Nicklas Backstrom, recuperado para la causa capitalina, en marcar sendos goles. Fue el primero de los cuatro cambios de liderato en el marcador de la noche, algo que no había pasado jamás en un primer partido de una Stanley Cup.
No había acabado el primer periodo y los amagos de ataques al corazón en la grada se sucedían: William Karlsson, con su séptimo gol de los playoffs, empataba a dos el duelo. Toma y daca en el segundo tiempo, con Reilly Smith marcando para los Golden Knights y John Carlsson para los Capitals y, nada más comenzar los 20 minutos definitivos, Tom Wilson que adelanta a los visitantes.
Drama. Muchos golpes. Uno de ellos a la estrella de Washington, Alex Ovechkin, que hizo temer por su salud. Y, con la grada a punto de tirarse al hielo para marcar ellos mismos, la explosión final de Vegas que, con Ryan Reaves y Tomas Nosek, pusieron el 5-4 que, a la postre, sería definitivo. Porque el sexto, y último, gol del encuentro llegó con los Capitals lanzados ya sin portero a la gran remontada. Lo marcó, también, Nosek, e hizo de este encuentro el más goleador de la final desde el año 2010.
No, no podíamos esperar otra cosa. Estamos ante una Stanley Cup en la que ganará el título de la NHL un equipo recién estrenado, en una ciudad alocada sin tradición de hockey, o los eternos perdedores de la liga, de una ciudad acostumbrada al fracaso deportivo como casi ninguna en Estados Unidos. Que sea algo parecido a un manicomio de principio a fin es lo lógico.