Los grandes apuestan por insistir en la línea defensiva
Los cuatro finalistas de conferencia de la pasada temporada han decidido que nunca se tiene suficiente poder en las barricadas para parar a los rivales.
La tendencia de la NFL a dar importancia a la línea defensiva, en concreto al interior de la misma, da la sensación de que va a más año a año. Y si nos fijamos en lo que han hecho en los trabajos de construcción de plantilla 2018 los cuatro equipos que la temporada pasada jugaron las finales de conferencia nos daremos cuenta de que no tiene pinta de que la tendencia vaya a cambiar al corto plazo.
Los motivos son que desde el centro de la línea defensiva se puede acometer mejor la presión a los quarterbacks, que parecen más acostumbrados a tratar de esquivar a los pass rushers exteriores clásicos, amén de que se cumple la doble función de enlentecer la carrera rival, punto clave del dominio de los partidos en la NFL.
Además, siempre se ha dicho que dominar en la línea de scrimmage es esencial en este juego y dado que estamos en una época de cierto bajón de nivel en las líneas ofensivas, los equipos que son capaces de dominar con su DL tienen una ventaja enorme.
Lo vimos en 2017. Las líneas defensivas de los cuatro finalistas de conferencia, esto es, los Philadelphia Eagles, Minnesota Vikings, Jacksonville Jaguars y New England Patriots no eran ninguna broma. Estas cuatro defensas estuvieron entre las cinco mejores del campeonato, que se dice pronto, con estadísticas tan llamativas como que los Eagles tuvieron la mejor línea parando la carrera según FootballOutsiders, los Jaguars la segunda mejor DL en protección de pase según la misma métrica, los Vikings los segundos que menos yardas terrestres concedieron y los Patriots en el top ten de menos ratio de sacks permitidos.
Pues lejos de dormirse en esos laureles o, como podría indicar la lógica más básica, tratar de arreglar problemas más urgentes, rellenar huecos más obvios, los cuatro equipos se han afanado por hacer más fuerte aún una fortaleza ya demostrada.
Repasemos.
Los Philadelphia Eagles, actuales campeones de la NFL, tenían una línea defensiva superpoblada que les permitía hacer rotaciones continuas para que sus jugadores de la unidad llegaran frescos al final del partido. Pues para esa misma labor llegan nada menos que Michael Bennett y Haloti Ngata. El primero con capacidad aún de ser estelar en esta liga. Da pánico.
Los New England Patriots, campeones de la AFC, han sumado a Danny Shelton como especialista en detener la carrera y a un Adrian Clayborn que, siendo considerado un pass rusher, por tamaño y capacidades encaja más en sus presupuestos de defensive end de una 3-4, grande y potente. Seis sacks sumó el año pasado en un sólo partido, contra los Dallas Cowboys.
Los Minnesota Vikings se han llevado a una de las joyas disponibles en el mercado, Sheldon Richardson, para ponerlo al lado de Linval Joseph y otros dos pass rushers también grandes y de trinchera pura como son Danielle Hunter y Everson Griffen.
Los Jacksonville Jaguars ya hicieron movimientos el año pasado para sumar a Marcell Dareus a una unidad que era su gran fortaleza a priori, y que que se demostró como tal en el campo, y, para más INRI, han gastado una primera ronda del draft en Taven Bryan.
Si sumamos a este cuarteto élite de 2017 a los Green Bay Packers, serios contendientes al anillo en 2018, que han decidido apostar por Muhammad Wilkerson para una unidad que ya contaba con Mike Daniels o Kenny Clark, pues la tendencia es evidente.
Y esa tendencia indica que los mejores equipos, los que aspiran a todo y los que han conseguido llegar más lejos que nadie con unas líneas defensivas espectaculares tienen claro, todos a una, que lo mejor que pueden hacer es insistir en la unidad, mejorar aún más lo que ya parecía inmejorable, y ganar la batalla de las trincheras por el lado defensivo. Está por ver si aciertan o no, aunque las apuestas están a su favor.