Yankees y Red Sox se odian y, ahora también, se pegan
La vieja rivalidad del mundo del béisbol se calentó de nuevo anoche con una gran pelea que acabó con cuatro expulsados.
La rivalidad más antigua del deporte estadounidense es la que mantienen los Boston Red Sox y los New York Yankees. Dos ciudades que no se tienen ningún cariño deportivos y dos franquicias que llevan toda la vida colisionando. Las aficiones se detestan y los jugadores no se guardan ningún respeto. Desde ayer, ni siquiera guardan las formas.
La MLB vivió una jornada intensa de malos modos en el campo, con amagos de peleas en varios ballparks, pero nada comparable a lo que ocurrió Boston, donde los Red Sox y los Yankees montaron una tangana que acabó con cuatro expulsados.
Todo comenzó en la tercera entrada, cuando Tyler Austin, de los Yankees, llegó a segunda base con un movimiento agresivo que pilló por sorpresa a Brock Holt, de los Red Sox. El infielder de Boston le recriminó que lo había hecho a posta y se enzarzaron en una discusión que llevó a que los banquillos salieran en defensa de sus respectivos compañeros:
Era evidente, por el ambiente que reinaba en Boston, tanto en las gradas como entre los compañeros de Holt, que la afrenta no iba a quedar así. Sin embargo, cuando Austin volvió a batear no ocurrió nada.
Fue en su segunda visita al plate cuando el pitcher Joe Kelly decidió ejecutar la sentencia que los Red Sox habían acordado: Tyler Austin era culpable de haber agredido a uno de los suyos. Así que le lanzó una bola al cuerpo a propósito. Y, de ahí, a la apertura de las puertas de la violencia. Austin golpeó su bate con furia y se lanzó a por Kelly. Todos sus compañeros les siguieron y numerosos puñetazos fueron lanzados:
Tanto Austin como Kelly fueron expulsados, así como el entrenador de tercera base de los Yankees, Phil Nevin, y el pitcher relevista, también de los Yankees, Tommy Kahnle.
El partido concluyó con un 10-7 a favor de los de Nueva York. Las series continúan hoy, esperemos que con los ánimos más calmados.