Lopez Lomong pasó de niño de la guerra sudanés a abanderado olímpico de Estados Unidos
Con seis años fue hecho prisionero en Sudán, escapó, pasó diez años en un campo de refugiados y finalmente llegó a Norteamérica.
Lopepe Lomong (el nombre de pila no es una errata) nació en Kimotong, en Sudán del Sur, hace 33 años. Un país en guerra permanente. Fue uno de los llamados Niños Perdidos, en una zona conflictiva y sangrienta, pero logró ser aceptado en Estados Unidos. Y allí llegó a ganar la nacionalidad, a competir en los Juegos Olímpicos y a ser abanderado de la selección norteamericana, elegido por votación.
En uno de esos episodios bélicos y tremendos de Sudán (actualmente separado en dos países) murió su familia más inmediata, supuestamente asesinada por el Frente de Liberación Popular de Sudán, y él fue hecho prisionero. Tenía seis años. Algunos miembros de su población le ayudaron a escapar, viajó durante varios días y consiguió atravesar la frontera con Kenia.
Permaneció diez años en un campo de refugiados en la zona de la tribu turkana, que ha proporcionado al mundo del atletismo no pocos campeones kenianos. Allí recibió el apodo de Lopez, que posteriormente aceptó como su nombre definitivo. Era y es católico, y recibió ayuda de organizaciones de esta religión para ser recibido en Estados Unidos. Le acogió el matrimonio formado por Robert y Barbara Rogers en el Estado de Nueva York (no confundir con la Ciudad de los Rascacielos), que también habían recibido a otros sudaneses jóvenes que huían de la terrible contienda civil.
En 2003 descubrió que sus padres no habían muerto y que vivían en las cercanías de Nairobi (Kenia), a los que llegó a visitar, pero regresó a Estados Unidos.
Destacó como corredor en la High School de Tuly y en las universidades de Norfolk y Arizona del Norte. Obtuvo la nacionalidad estadounidense en 2007. En 2008 regresó a Sudán, ya con pasaporte norteamericano, y consiguió que dos hermanos más jóvenes, Peter y Alex, pudieran viajar a Estados Unidos y permanecer allí.